La escasez de productos básicos, una inflación desbocada y la degradación de la moneda sofocan a la presidencia de Nicolás Maduro, que lleva dos años en el poder. A medida que la caída en los precios del petróleo pone un freno a las perforaciones y reduce sus ingresos por exportaciones vitales para el país, los combustibles fósiles lo son todo para el país miembro de la OPEP con las mayores reservas comprobadas del planeta. “El cinturón del Orinoco es la gallina de los huevos de oro”, dice Russ Dallen, jefe de operaciones con bonos en la empresa Caracas Capital Markets, con sede en Miami, sobre la cuenca con depósitos de 513 millones de barriles de crudo pesado. “Más allá del petróleo, el gobierno no dispone actualmente de otros medios para generar ingresos”. La lucha contra el cambio climático decididamente está lejos de las prioridades venezolanas, cuyo sector energético es el segundo más contaminante en Latinoamérica. Un defensor de la justicia climática Pero ha sido una voz prominente durante años en las negociaciones respaldadas por la ONU para gestionar un acuerdo global. Venezuela pide a gritos a los países ricos que asuman su “responsabilidad histórica” como causantes del cambio climático y acumula su desdén sobre los Estados Unidos y Occidente en sus reclamos de justicia climática. Los observadores occidentales, por su parte, perciben a Venezuela como un agresivo saboteador de las negociaciones climáticas. Su reverenciado líder anterior, Hugo Chávez, dijo que si el clima fuera un banco, Occidente ya lo hubiese rescatado. Maduro acusó a los países ricos de especular fijando precio a la contaminación y durante la cumbre de la ONU de 2014 embistió duramente contra la fracturación hidráulica (fracking) estadounidense por destruir el medioambiente. “El planteo venezolano de capitalismo contra el socialismo es una simplificación extrema del problema del cambio climático”, dijo Amanda Maxwell, que conduce el programa para Latinoamérica del National Resources Defense Council (Consejo para la Defensa de los Recursos Nacionales) en Washington. “Su apoyo a la justicia climática es admirable, pero si se considera que esa justicia y la justicia ambiental están relacionadas, los problemas ambientales locales realmente contradicen su retórica”. Calidez frente a los socios de la ONU Las relaciones con los socios occidentales mejoraron desde la cáustica Cumbre de 2009, según la negociadora en jefe, Claudia Salerno, quien dramáticamente se cortó la palma de la mano para tratar de llamar la atención. Venezuela protestó fuertemente junto con otros países en vías de desarrollo, sosteniendo que un grupo exclusivo de países había tramado un acuerdo, agriando durante años las negociaciones subsiguientes, a las que se espera poner fin en diciembre de este año en París. “Lo mejor de París es que pondrá punto final a un proceso agotador de negociaciones que viene desde Copenhague”, dijo Salerno a RTCC. “Ahora todo el mundo lo desea”. Pero las antiguas tensiones continúan. Mientras unos 200 países preparan sus compromisos de reducción de las emisiones de efecto invernadero, Venezuela no aceptará un acuerdo que acose a los países más pobres por no implementar recortes suficientes, dijo Salerno. Los mecanismos de mercado, que permiten la negociación de permisos de contaminación, son otra línea roja para el país socialista. Tampoco bajará la cabeza frente a los llamados de la ONU para que presente compromisos para el cambio climático en octubre. Desea evaluar los planes climáticos de todos los países antes de la cumbre de París para ver cuán cerca se está de mantener el aumento de la temperatura en 2 °C, una meta internacionalmente acordada. “No hay fecha límite para Venezuela. Si ocurre en diciembre, genial, pero enero también es buena bienvenida para cualquiera de los países. No se puede eliminar a nadie ex ante solo porque el secretariado [de la ONU] quiere completar una página web”, agregó Salerno. Petróleo vital La obstinación del país gira sobre el dominio del petróleo en su economía, que genera el 95 % de los ingresos por exportaciones y un cuarto del ingreso nacional. Debido al consumo de 800 000 barriles diarios de gasolina y diésel, los subsidios a los combustibles fósiles alcanzan los US$ 12 mil millones al año. Con un costo del combustible de aproximadamente diez centavos de dólar por galón (unos dos centavos por litro), la gente lo derrocha en vehículos utilitarios deportivos que devoran gasolina. El ministro del petróleo Rafael Ramírez ha dicho que el costo de proveer combustibles refinados para consumo masivo es de aproximadamente US$ 70 por barril. Los precios del petróleo se desplomaron un 60 % durante el año pasado y llegaron a un mínimo de US$ 40 por barril. Actualmente se mantienen en torno a los US$ 60. El FMI prevé que la economía venezolana se contraerá el 7 % en 2015 y la inflación llegará al 96,8 %. “Venezuela percibe al régimen del clima global como una amenaza para sus intereses nacionales”, dijo a RTCC Guy Edwards, del Laboratorio para el Clima y el Desarrollo en la University of Brown. Más allá de las grandes represas hidroeléctricas, tiene pocas intenciones de pasar a formas más limpias de energía o poner freno a las exportaciones de petróleo que alimentan su economía, agregó. Expulsada de los mercados de capitales, Venezuela captó, según lo informado, inversiones chinas por unos US$ 56 mil millones desde 2005. Para China, lo atractivo no son los bolívares –que cayeron a 170 bolívares por dólar (cuando en 2012 la relación era de 10 a 1)– sino la seguridad energética, gracias a los pagos en petróleo. Descarbonización Se acumulan los llamados en pos de descarbonizar la economía mundial durante este siglo, en línea con la meta del calentamiento de 2 °C. Esto implica poner fin al uso de los combustibles fósiles. Pero Salerno, descartó la cuestión y mencionó los vastos bosques tropicales venezolanos, que captan dióxido de carbono. Estos sumideros de carbono, junto con un “bajo” consumo de petróleo, “descarbonizaron” a Venezuela; según Salerno, su participación del 0,5 % en las emisiones mundiales es “prácticamente insignificante”. Los envíos de su petróleo a los mercados principales de EE. UU. y China la absolvieron de su responsabilidad por la combustión de los combustibles sucios, dijo. Casi tres cuartos de la electricidad que se genera en el país es hidroeléctrica, aunque debido a la negligencia frente a sus elevados costos de operación se han visto importaciones de plantas alimentadas a diésel para evitar los frecuentes apagones, dijo Dallen a RTCC. No se ha planificado la construcción de plantas hidroeléctricas grandes para los próximos 10 años, según el Atlas Mundial de Energía Hidroeléctrica y Represas. Y sequías más frecuentes por el calentamiento del planeta socavan la confiabilidad de los flujos de agua como fuente energética. Energía limpia Edwards dijo que Venezuela podría trabajar junto con otros países latinoamericanos para lograr avances en la agenda climática. Uruguay busca que el 95 % de su electricidad provenga de fuentes renovables este año, mientras que Perú y Chile se están centrando en la energía solar y la eólica. Hay pocas señales de que Venezuela se esté sumando a ese movimiento. De hecho, ha recibido quejas por bajar de categoría a su Ministerio de Medio Ambiente –el primero de su tipo en América Latina– para convertirlo en parte del Ministerio de “Ecosocialismo”, Hábitat y Vivienda. Saldaña insistió en que el cambio fortaleció la agenda ecológica y que la transformación de la matriz energética del país va de la mano del «proyecto chavista» para desarrollar las economías rurales. “Está interconectividad entre la economía y la ecología no se ve ningún otro país», dijo. «Estamos llevando adelante una revolución en nuestra gestión de la naturaleza”. Petróleo… o más petróleo En ausencia de planes claros para un crecimiento ecológico, los políticos de todo el abanico partidario continúan buscando la salvación económica en el petróleo. Chávez nacionalizó los activos de Exxon Mobil, ConocoPhillips y otras petroleras extranjeras. Chevron, Repsol y Eni se han comprometido a explotar la cuenca del Orinoco, aunque esas empresas no tienen ningún apuro por hacerlo, dado el débil entorno para las inversiones imperante. La popularidad de Maduro está declinando y eso podría generar un espacio para el líder de la oposición centrista, Henrique Capriles. Pero es poco probable que un cambio en la dirigencia reduzca el entusiasmo por el petróleo, dijo Dallen. “Lo irónico es que el regreso de un gobierno que respete los derechos a la propiedad y atraiga la inversión dará como resultado una mayor producción petrolera”. Salerno no se retracta. “El petróleos una de las energías más maravillosas del mundo. En 200 años se lo usará para la medicina, la ciencia y para viajar a la Luna”, dijo. “Es precioso y debe ser conservado para fines gloriosos, no para fabricar bolsos con los cuales transportar los productos desde el mercado”. Este artículo fue publicado originalmente por RTCC. Para ver el artículo original, haga clic aquí.