En vez de financiar plantas de carbón, refinerías de petróleo o carreteras que atraviesan bosques prístinos – como temían algunos analistas -, el nuevo prestamista para infraestructura liderado por el sur, el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD o banco de los BRICS), ha destinado su primer conjunto de créditos por 811 millones de USD a proyectos de energía renovable. El NBD firmó esta semana dos desembolsos principales de 300 millones para el banco nacional de desarrollo brasileño, el BNDES y 250 millones para el Canara bank de la India para ampliar su capacidad en energías renovables. Shakitikanta Das, el ministro de Asuntos Económicos de la India, describió los créditos como un “buen comienzo” para demostrar la trayectoria verde del banco. La empresa sudafricana de servicios públicos Eskom Holdings SOC Ltd y Shanghai Lingang Hongbo New Energy Development Co., de China, recibirán 180 millones y 81 millones de USD, respectivamente. La primera construirá una nueva línea de transmisión y la segunda agregará 100 megavatios de capacidad solar sobre techos. En el caso de Sudáfrica y China, los fondos serán administrados por sus ministerios de finanzas públicas. Las ubicaciones de los proyectos no han sido reveladas. El financiamiento de proyectos del NBD ha generado intriga y preocupación entre organizaciones de la sociedad civil (OSC) desde el lanzamiento formal del banco en Fortaleza, Brasil, en 2014. Sin embargo, las noticias de estos primeros créditos “verdes” no han aliviado sus temores. El problema, según las OSC, es que como aún carece de un marco de políticas sociales y ambientales adecuado, no puede proteger contra los impactos adversos de sus proyectos (sin importar cuán verde diga ser). “La forma en que el banco define “verde” es algo que debe aclarar antes de otorgar financiamiento”, dice Katherine Lu, coordinadora de finanzas sostenibles en Friends of the Earth EE. UU., y agrega que las salvaguardas permiten a los bancos evaluar la sostenibilidad de los proyectos y sus impactos potenciales sobre la sociedad de manera sistemática. “Sin ellas los bancos carecen de brújula moral”, comentó Lu a Diálogo Chino, y señaló que el banco carece del personal y los procesos necesarios para ocuparse de las respuestas del público. “Es una luz de alerta que indica que el banco todavía no ha madurado como institución financiera y tal vez aún no esté listo para la etapa internacional”, dijo Lu. Comenzar de a poco Aunque los primeros proyectos parecen tener un bajo impacto ambiental, no queda claro si el NBD continuará financiando obras similares de pequeña escala. No hay nada estipulado en su convenio constitutivo que impida la inversión en proyectos más grandes y posiblemente más perjudiciales. Lu duda que estos primeros créditos señalen los futuros planes de financiamiento del NBD, ya que el cometido del banco es apoyar las grandes infraestructuras. Caio Borges, abogado de la asociación de la sociedad civil brasileña Conectas, dice que independientemente del tamaño de un proyecto, las salvaguardas revelan el compromiso de los bancos para escuchar e incorporar la perspectiva de las comunidades en el diseño y la implementación de los proyectos. “El modelo de salvaguardas es un subproducto de décadas de lucha de la sociedad civil para garantizar que las instituciones financieras para el desarrollo respeten, protejan y satisfagan los derechos humanos”, dijo Borges a Diálogo Chino. Kevin Gallagher, de la Global Economic Governance Initiative (Iniciativa para la Gobernanza Económica Mundial) de la Universidad de Boston, dice que al comenzar con cuatro proyectos verdes financiados parcialmente con bonos verdes, el NBD ha demostrado verdadera capacidad de innovación. “Si el NBD puede desarrollar también salvaguardas de última generación que aumenten la sostenibilidad ambiental y la inclusión social sin afectar el ciclo del proyecto, podría convertirse en un modelo verdaderamente nuevo para la banca multilateral de desarrollo”, afirma. Représtamos Al prestar a través de los bancos nacionales de desarrollo de los países miembros (un proceso conocido como représtamos), los proyectos del NBD quedan sujetos a las reglas de esos bancos para la gestión de los riesgos sociales y ambientales. Para Borges, esto no elimina la necesidad de supervisión del NBD, ya que las normas en algunos de los países miembros no están alineadas con los estándares internacionales más elevados de derechos humanos, transparencia y responsabilidad. Incluso con salvaguardas, muchas de las grandes obras de infraestructura financiadas por los bancos nacionales de desarrollo no han logrado mitigar adecuadamente sus impactos, agrega Lu, señalando la controvertida represa de Belo Monte en Brasil, financiada por el BNDES. ¿Washington manda? Mientras que el NBD parece estar haciendo las cosas de manera distinta a los bancos de desarrollo multilateral existentes, el otro nuevo banco liderado por China, el Banco Asiático de Inversión para Infraestructura (BAII), avanza por un camino más familiar. El BAII, que invertirá en infraestructura para apoyar su iniciativa Un cinturón y un camino, también aprobó sus primeros créditos esta semana. El banco financiará una carretera en Pakistán, una autopista que conecta Dushanbe, la capital tayika, con la frontera uzbeka, y una carretera de circunvalación en Almatý, la capital de Kazajastán. Pero a diferencia del NBD, el BAII ha incorporado salvaguardas en su marco de políticas. El BAII llevó a cabo un proceso de consulta pública sobre sus salvaguardas, que terminó replicando aproximadamente las desarrolladas por las instituciones financieras con sede en Washington, como el Banco Mundial. China mantiene un 30 % de los votos del BAII y poder de veto sobre sus decisiones. Por lo tanto, es el NBD, en el cual los países miembros del grupo BRICS tienen igual cantidad de votos, el que actualmente ofrece el enfoque más interesante para las finanzas multilaterales de desarrollo. China también es miembro del banco de los BRICS. Borges señala que, para bien o mal, el Banco Mundial es considerado como el punto de referencia para las salvaguardas. Sin embargo, afirma que la imposición de duras políticas de ajuste estructural a los países en desarrollo durante las décadas de 1980 y 1990 por las instituciones financieras con sede en Washington como condición para otorgar créditos generó la percepción de que el modelo de salvaguardas también socava la autonomía democrática. En igual medida, dice Borges, tanto los países desarrollados como los países en desarrollo deben cumplir los principios con los que se comprometieron en la esfera internacional. “La salvaguardas desempeñan un papel fundamental para garantizar que el desarrollo beneficie a la gente de acuerdo con los derechos humanos internacionales”, dijo.