Tras la gran cumbre del año pasado que inauguró la ambiciosa iniciativa Un Cinturón y Una Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), no se registró un aumento gradual en las finanzas de desarrollo de China en 2017. Sin embargo, los bancos de desarrollo chinos parecen estar pivotando hacia los países BRI por sobre otros países, y también parecen haber focalizado en mayor medida en la generación eléctrica en lugar de actividades vinculadas con la generación energética alrededor del mundo.
A pesar de las críticas occidentales, la financiación para el desarrollo es muy necesaria en todo el mundo, especialmente en infraestructura y energía. Sin embargo, la combinación de países y sectores en los que parecen centrarse los bancos de desarrollo chinos trae aparejados algunos riesgos, junto con la recompensa.
En 2016, el 46% de los préstamos de las políticas totales de energía de China se destinó a la extracción y sólo el 10% a la generación de energía. En 2017, el 58% se destinó a la generación de energía y el 28% a la extracción.
Los dos bancos de política global de China, el Banco de Desarrollo de China y el Banco de Exportación e Importación de China, proporcionaron aproximadamente USD $ 25.6 mil millones en financiamiento a gobiernos extranjeros en el sector de energía durante el 2017, alcanzando los USD $ 225.8 mil millones desde el año 2000. La cifra del 2017 se aproxima a la mitad del total de los USD $ 47.3 mil millones del 2016, pero cercano al monto promedio de los préstamos extranjeros en energía desde que China anunció el BRI en el 2013.
Estos cálculos provienen de la “Base Global de Datos Energéticos de China”, lanzada recientemente y publicada de manera anual por el Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston, donde cualquier usuario que visite nuestro sitio pueda acceder e interactuar con la información.
De acuerdo con nuestras estimaciones, si bien el monto total en dólares de los préstamos disminuyó desde el 2016, la cantidad de países y de proyectos en realidad aumentó durante ese mismo año. Es más, los bancos de desarrollo de China parecen estar “encendiéndose” al llevar adelante, durante el año pasado, un cambio tendiente hacia la generación de energía en lugar de privilegiar la extracción de recursos. En 2016, el 46 por ciento de los préstamos de las políticas totales de energía de China se destinó a la extracción y sólo el 10 por ciento a la generación de energía. En 2017, el 58 por ciento se destinó a la generación de energía y el 28 por ciento a la extracción.
La mayoría de las inversiones de la planta de energía se basaron en centrales hidroeléctricas y de carbón. De hecho, con USD $ 7,7 mil millones, el 2017 se posicionó como el segundo mayor año registrado en el área de las finanzas hidroeléctricas chinas en el exterior. China financió siete centrales hidroeléctricas en Nigeria, Pakistán, Perú, Papúa Nueva Guinea, Uzbekistán, Camerún y Laos. En términos de centrales eléctricas de carbón, el total de este año incluye dos centrales eléctricas de carbón en Pakistán, así como la planta de Medupi en Sudáfrica.
También detectamos que las finanzas chinas destinadas al desarrollo en energía se concentraron mayormente en los países pertenecientes al BRI durante el 2017. Entre el 2013, cuando se anunció el BRI y el 2016, aproximadamente el 46.5 por ciento de todos los préstamos energéticos en el extranjero se destinaron a países BRI y en el 2017 observamos un aumento del 55.9 por ciento.
Si bien las instituciones de financiamiento para el desarrollo respaldadas por Occidente también reconocen la necesidad de inversiones significativas en infraestructura y energía para abordar las brechas evidentes y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, existen señales de que no habrá aumentos en el financiamiento. Incluso aunque los líderes hayan priorizado un incremento en las finanzas para el desarrollo, en el caso de los Estados Unidos, su Congreso probablemente bloqueará cualquier tipo de avance en ese sentido.
Por lo tanto, China debería ser aplaudida por su intervención en la tarea de proporcionar financiamiento adicional para el desarrollo en infraestructura y energía. Dicho esto, si no se identifican y mitigan adecuadamente, los riesgos significativos inherentes a la geografía y a la composición del financiamiento para el desarrollo brindado por China pueden socavarse de manera equitativa los intereses de China y de los países anfitriones.
China está emergiendo como un líder en el financiamiento del desarrollo global.
Muchos de los países que China está financiando desde el 2017 ya tienen una relación bastante alta entre deuda / PIB, como son los casos de Pakistán, Laos y Jordania. Si bien la deuda externa a largo plazo perteneciente a la infraestructura de instituciones de desarrollo es mucho menos preocupante que la deuda a corto plazo de entidades privadas, tanto China como los países receptores necesitarán optimizar la evaluación de la sostenibilidad de la deuda de los países receptores en lo que respecta al endeudamiento público.
Los grandes proyectos en las centrales hidroeléctricas y de carbón tienden a desencadenar conflictos sociales que pueden causar costosas demoras y empañar la reputación de los bancos de China.
Myanmar suspendió el avance del proyecto de la represa Myitsone luego de que las comunidades afectadas encabezaran grandes protestas argumentando que el proyecto destruiría las poblaciones de peces río abajo y desplazaría a miles de aldeanos. El proyecto continúa siendo una fuente de controversia en Myanmar. Al no haber tenido fuertes estrategias de identificación y mitigación de riesgos se han generado altos costos para China. El desarrollador de la represa, State Power Investment Corporation de China, ha gastado USD $ 800 millones en el proyecto, una suma que ya puede no recuperarse.
En el 2016, el trabajo en dos plantas de carbón en Bangladesh, cotizadas en USD$ 2.400 millones, respaldadas por las finanzas de desarrollo de China, también suspendieron sus operaciones después de que los manifestantes murieran en enfrentamientos con la policía.
En el terreno, se puede percibir que este tipo de proyectos acentúan las desigualdades sociales y aumentan la contaminación de una manera que daña la riqueza humana y el clima global. En los balances de los bancos de desarrollo chinos, este tipo de proyectos podría crear responsabilidades crecientes e incluso convertirse en “activos varados” que plantean problemas reales para los propios bancos.
China está emergiendo como un líder en el financiamiento del desarrollo global. Con el objetivo de que este financiamiento sea totalmente beneficioso para todas las partes involucradas, China debería desarrollar herramientas tradicionales de identificación y mitigación de riesgos, así como marcos de gestión de riesgos ambientales y sociales. Este enfoque no sólo ayudaría a los países receptores a cumplir sus Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus compromisos con el Acuerdo Climático de París, sino que también contribuirá a que los bancos chinos mejoren la rentabilidad de modo que puedan tener cada vez más fondos disponibles para lograr estos objetivos.