La reelección de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela para el período 2019-2025 con dos tercios del voto, aunque la abstención fue por el orden de 46% y los candidatos de la oposición desconocieron los resultados, aumenta el contexto de inestabilidad para el país.
La comunidad internacional – principalmente Estados Unidos (EEUU), la Unión Europea y los países latinoamericanos agrupados en el Grupo de Lima, que consiste en países opositores como Brasil y Argentina, entre otros – emprendan una nueva fase de presión, que en esta oportunidad implicaría sanciones al sector de hidrocarburos.
En Petróleos de Venezuela (PDVSA) existe preocupación que el gobierno de Donald Trump prohíba a la estatal importar combustibles desde EEUU. La empresa registra un volumen de compras desde ese país del orden de 136.000 barriles diarios, que se reparte entre diluyentes para crudos pesados y extrapesados de la Faja del Orinoco, gasolina para vehículos y diesel para las plantas térmicas generadoras de electricidad. Este sería una segunda fase de restricciones que impone la administración Trump debido a que el año pasado restringió cualquier nuevo financiamiento a proyectos vinculados con PDVSA.
Las posibles sanciones de EEUU, junto con una notable caída en los niveles de producción, también pone en agenda el riesgo de que el gobierno de Maduro no pueda mantener el compromiso de pago de la deuda que tiene con China, cuyo saldo está por el orden de US$23.6 mil millones. Para el año 2018 implica un pago por US$5.5 mil millones de dólares entre capital e intereses, de acuerdo a cálculos de la firma consultora Ecoanalítica.
Lu Kang, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, que es el mayor acreedor de Venezuela, negó felicitarle a Maduro y destacó la política china de no interferir en los asuntos domésticos de otros paises. El tabloide Global Times, el brazo internacional bajo los auspicios del periódico del Partido Comunista el People’s Daily, escribió en una nota que las reservas venezolanas del crudo – las más grandes del mundo – garantizarán el repago, y que la cooperación entre China y Venezuela va más allá del petróleo y el dinero.
Preocupación internacional
Los despachos de PDVSA hacia EEUU – su principal mercado – han disminuido de manera continua desde abril de 2017. En un año, el promedio de exportación hacia Estados Unidos disminuyó 33%, bajando a 502.000 barriles diarios, la cuarta parte de los despachos que se hacían hace 20 años cuando ese inició el proceso político liderado por el presidente Hugo Chávez.
El temor europeo está en que ahora las sanciones no sean personales sino que también se dirijan a frenar financiamiento, inversión o comercio en el ámbito petrolero y de gas natural con las compañías de ese continente, principalmente ENI, Repsol, Total, Statoil (ahora Equinor) y Shell.
Cabe destacar que la principal inversión en materia de hidrocarburos concretada durante el sexenio de Maduro, por el orden de US$1.5 mil millones de dólares, es el proyecto de gas natural Cardón IV a cargo de ENI y Repsol, cuya producción está por el orden de 540 millones de pies cúbicos al día. Está pendiente ir a una nueva fase de 1.2 mil millones de pies cúbicos.
La búsqueda de capital se convierte en un desafío para el Gobierno venezolano, que intenta convertirse en un exportador de gas natural hacia los países del Caribe y revertir la caída de la producción petrolera, que vienen descendiendo de manera sostenida desde mediados de 2016. En un año, que comprende de abril de 2017 al mismo mes de 2018, la cifra oficial indica un descenso de 31% para ubicarse en el mínimo de 1.505.000 barriles diarios.
Problemas de producción
El nivel de producción del petróleo está 20% por debajo de la cuota asignada a Venezuela dentro de los acuerdos de cuotas fijados entre los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) junto a Rusia y Omán.
El Centro de Energía y Ambiente del Instituto de Estudios Superiores de la Administración (IESA), la principal escuela de negocios de Venezuela, ha hecho la advertencia que la caída de producción en promedio está por el orden de 30%, lo que implica que no está logrando generar los barriles de petróleo que compensen del declive natural de los yacimientos, cuya tasa histórica ha sido de 24%.
La obligación a repagar la deuda china se honra mediante los envíos de crudo y combustibles, en un volumen que está en 400.000 barriles por día. Esta cantidad no reporta ingresos netos a PDVSA, los cuales se prevé que este año sean inferiores pese a que el precio del petróleo registra un alza que el caso venezolano está por encima de US$60 por barril, algo más de 15 dólares a la cotización de 2017.
Los cálculos de Ecoanalítica señalan que los ingresos provenientes de la exportación petrolera estarán en US$24.7 mil millones de dólares en 2018, una disminución de US$3.3 mil millones de dólares con respecto a los percibidos en 2017 y esa caída obedece exclusivamente a la caída en la producción y a menores suministros hacia el exterior.
Los estudios hechos por técnicos de las transnacionales socias de PDVSA en las empresas mixtas, así como el IESA, coinciden en señalar que existen varias razones que explican la caída de la producción petrolera:
- Falta de financiamiento. Se necesitan anualmente US$20 mil millones de dólares en mantenimiento y otro monto similar para nueva producción, según cálculos del IESA
- Retrasos en la compra o importación de insumos y maquinarias
- El éxodo de personal calificado en el ámbito petrolero
- Las detenciones llevadas adelante por la Fiscalía venezolana contra la gerencia de PDVSA por presuntos casos de corrupción, sin que esos cargos hayan podido ser ocupados
- La centralización de las contrataciones en PDVSA sin delegar flexibilidad operacional a los socios extranjeros
- Los problemas de inseguridad (hurtos y robos) tanto contra el personal como en las instalaciones petroleras
Estos factores han llevado a que el volumen de barriles que aportan efectivo o caja a PDVSA se haya reducido. De un nivel por encima de 1.8 millones barriles por día que se registró hace dos años, para 2018 esa referencia disminuye a 900.000 barriles por día sin que existan medidas que reviertan esa tendencia.
Investigaciones adicionales realizadas por Feng Hao