A poco más de 2.300 metros sobre el nivel del mar, tres mil kilómetros cuadrados de un paisaje fantasmagórico se despliegan en el desierto más árido del mundo. Un mar blanquecino de sal esconde uno de los metales más preciados del momento: el litio.
En el Salar de Atacama, en el norte de Chile, está una de las reservas más importantes del mundo de este tesoro y sus faenas se han vuelto foco de atención.
Desde hacía meses que Tianqi, la compañía china que maneja las reservas de litio más grandes del mundo, estaba intentando materializar el acuerdo que tiene con la compañía chilena SQM, la minera no metálica que posee los mayores yacimientos del país. Finalmente lo logró esta semana.
Si bien la disputa fue más bien de corte económico, lo que está en juego hoy es la explotación de un metal que implica grandes presiones para el medio ambiente, las que aún no se han logrado dimensionar.
La disputa
Tras la transacción acordada en mayo de este año y materializada esta semana, Tianqi adquirió el 24% de SQM por US$ 4.066 millones. Con esto, la compañía asiática manejará el 70% de la producción mundial de litio.
La traba principal en esta disputa vino de parte de los controladores de SQM, encabezados por Julio Ponce que querían, al menos, limitar la participación de los ejecutivos de Tianqi en el directorio de la empresa chilena para así resguardar su información comercial estratégica.
Los tira y afloja de esta negociación incluso fueron tema en la Chile Week China, rueda de negocios que se desarrolló en Beijing, a principios de noviembre pasado, y que terminó con la firma de un acuerdo para profundizar la cooperación comercial entre ambos países.
En esa oportunidad Xia Nong, director general del Departamento de Industria chino, les manifestó a las autoridades chilenas presentes, entre ellas el canciller Roberto Ampuero, su preocupación por la tardanza del proceso.
La disputa se llevó a la justicia local, la que tuvo varios rounds, que incluyeron la Fiscalía Nacional Económica, el Tribunal de Libre Competencia y el Tribunal Constitucional.
Para los actores chinos fue difícil entender por qué demoró tanto el proceso, dice Fernando Reyes, director del Centro de Estudios de China de la Universidad Andrés Bello.
“Específicamente, lo que ellos se preguntaban es por qué el caso no fue directamente a la instancia judicial chilena más alta en vez de seguir varios pasos previos”, sostuvo.
Esta pelea judicial es solo el reflejo de la complejidad que implican las inversiones extranjeras en la extracción de minerales y que hoy tiene la dimensión extra del impacto en el medio ambiente que ello pueda implicar.
El contexto chileno
Desde 1979 el litio está declarado como un recurso estratégico por el gobierno de Chile, por ello su explotación no es simple.
Dos empresas privadas operan actualmente en el Salar de Atacama, SQM y Albemarle, por medio de contratos suscritos en 1993 y 1980, respectivamente, con la Corfo, la agencia del Gobierno de Chile a cargo de apoyar el desarrollo del litio.
De acuerdo a Reyes, quien también fue embajador de Chile en China, Chile tiene una larga historia de empresas extranjeras controlando la producción de los recursos naturales.
“Lo mismo vivimos con el salitre y los ingleses, y luego con el cobre y los estadounidenses”, sostuvo Reyes. Ambas son actividades de las que la economía chilena dependió y depende fuertemente, y que se enfocan solo en la exportación de materia prima y no en la generación de valor de la misma.
Ahora se busca no cometer el mismo error. La comisión de minería de la Cámara de Diputados de Chile acaba de aprobar un proyecto de ley que rotula como de interés nacional la explotación, industrialización y comercialización del litio.
Al mismo tiempo, el Senado está tramitando otro proyecto para declarar, constitucionalmente, que el Estado sea quien explote esta materia prima.
Pero la presión en grande. Según diversos estudios, la demanda mundial de litio aumentaría de 37 mil ton/año en 2017 a cerca de 91 mil en 2025. Las baterías para autos eléctricos son las principales culpables de esto; las 18 mil toneladas de litio que se necesitaron para fabricarlas en 2017 aumentarán hasta las 64 mil en 2025.
El factor ambiental
Junto con ello, ahora hay otro elemento que también entra en la ecuación y que cada vez tiene más preponderancia: el medio ambiente y su resiliencia frente a la explotación de sus recursos naturales.
Aunque tanto SQM como Albemarle cuentan con los permisos ambientales para operar en el Salar de Atacama, el aumento de la producción podría ser un problema. Cada nueva inversión debe ser aprobada por una agencia ambiental nacional, pero para los expertos consultados se requiere una mirada más a largo plazo.
“El Gobierno debería definir un esquema de extracción para explotar el mineral. Además, la explotación del litio tiene que ser hecha bajo leyes medioambientales porque quebrarlas tendrá un costo”, afirmó Reyes.
Para obtener el litio del salar, se extrae salmuera, que contiene, entre otras sales de litio, sulfato doble de litio y potasio. Esto implica grandes cantidades de agua con metales disueltos en ella.
Son millones de metros cúbicos los que se someten a un proceso de enriquecimiento en enormes piscinas abiertas, donde el líquido es dejado para que se evapore con el calor del desierto. Así la concentración de litio sube de 1 a 6%.
Como no hay lluvia y el ambiente es seco, ellas no constituyen un riesgo para el medio ambiente
El proceso termina en una planta cerrada y utilizando químicos. El resultado es litio procesado, pero también toneladas sólidas de sales menos solubles, como magnesio y calcio, que son dispuestas en el mismo salar.
“Como no hay lluvia y el ambiente es seco, ellas no constituyen un riesgo para el medio ambiente”, aseguró Álvaro Videla, académico de ingeniería de minas de la Universidad Católica de Chile.
Pero el mayor impacto está en la extracción misma de la salmuera, agregó el especialista. “Ello implica bombear una gran cantidad de agua fuera del salar. Por ello es crítico un buen control del modelo hídrico de la zona”, detalló.
A pesar de ser el desierto más árido del mudo, humedales y capas freáticas son parte del sistema del salar, y son vitales para la existencia de las comunidades y la biodiversidad de la zona.
“Se debe limitar la extracción y, por ende, actualizar los contratos mientras se avanza en el conocimiento para lograr un balance hídrico”, afirmó Videla
Uno de los grandes problemas para ello es la falta de información. “Las opiniones científicas hablan de un problema complejo, donde los glaciares que alimentan el sistema del salar son distintos y se comportan diferente”, sostuvo César Padilla, coordinador del Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina(OCMAL).
En principio, se podría pensar que si se dobla la extracción del metal se van a duplicar también sus impactos, pero esto no es necesariamente así, agrega el experto. Las labores de SQM y Albemarle implican a una extracción diaria por sobre los 200 millones de litros de agua (dulce y salada).
Ambas empresas fueron consultadas por Diálogo Chino sobre las medidas que toman para disminuir el impacto de sus labores en el medio ambiente y ninguna estuvo disponible para responder.
La sustentabilidad de la extracción del litio tiene de momento una gran traba: el costo de las tecnologías que tienen menos impacto en el medio ambiente. Pero, tal vez, el mismo medio ambiente obligue a un cambio.
“El método de extracción actual depende de la disponibilidad de agua del salar, y con el cambio climático ella será cada vez más escasa”, sostuvo Videla. Actualmente, solo la estacionalidad puede hacer variar la producción entre 30 y 40%. Esa diferencia debería crecer ostensiblemente.
“Se está explotando el recurso para aprovechar hoy la alta demanda a nivel mundial, pero se está dejando de lado lo que pasará con los ecosistemas”, agregó Padilla.
Fernando Reyes coincide. “Con el litio no se deben tomar decisiones puntuales, sino que debemos tener una estrategia de desarrollo que identifique el máximo interés de Chile tanto en el presente como en el futuro”, aseguró.