El nuevo presidente de Uruguay Luis Lacalle Pou asumió hace pocas semanas, resaltando en su discurso inaugural la importancia de “no mirar más hacia un costado”, refiriéndose al medio ambiente.
Lacalle Pou tendrá que abordar una intensa agenda pendiente del gobierno anterior, tal como mencionó Milko Schvartzman en su artículo en Diálogo Chino. Ello incluye temas sociales, económicos y sobre todo ambientales. A ello se sumó el brote del coronavirus, que desafía a todo el mundo.
A pesar de esa situación, el nuevo presidente mostró una visión y compromiso respecto a la temática ambiental y sobretodo oceánica, lo que quedó demostrado con la propuesta de crear un Ministerio de Ambiente y Aguas, que deberá ser aprobado por el parlamento.
El puerto de Montevideo es uno de los más importantes en descargas provenientes del Atlántico Sur de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada a nivel mundial
Schvartzman correctamente identificó una serie de problemas ambientales que se encuentran presentes en Uruguay, incluyendo el excesivo de uso de químicos en el sector agropecuario, efluentes sin tratar en las principales ciudades del país y la expansión de la forestación.
Son todos viejos problemas acrecentados por la privatización y mercantilización de la naturaleza. Lleva más de dos décadas el cultivo comercial transgénico en nuestro país y más de 30 años la grave contaminación agroquímica en la cuenca del agua potable a Montevideo, por ejemplo.
El problema de raíz estará mientras persista la entrada del capital transnacional a la agricultura con la expansión del régimen de libre comercio, para consolidar la llamada “financierización” de la naturaleza, un bien valorado por su valor de cambio y no por su valor de uso.
El modelo productivo agropecuario intensivo, que propulsó la economía de este pequeño país, ha causado graves consecuencias ambientales históricamente, que se han agravado en los últimos años, eliminando bosques nativos y contaminando cuencas y arroyos con fertilizantes.
Además, la reducción de oxígeno en el agua, causada por la saturación de algas por exceso de nutrientes, es una realidad agravada de la que poco se habla y que afecta la biodiversidad del estuario, sus costas y el océano en parte, sumada a la explosión de cianobacterias desde 2018 cada verano.
Uruguay es netamente un país acuático desde que extendió su suelo marino a las 350 millas náuticas. Sin embargo, la cultura oceánica no está del todo presente en la sociedad. A ello se le suma una flota de barcos pesqueros industriales en crisis, con sólo 30 operativos (1/5 de la flota que poseía).
Una agenda azul
Si bien el artículo de Schvartzman resaltó la necesidad de avanzar en una serie de problemáticas ambientales, el mismo no mencionó la urgente necesidad de crear áreas marinas protegidas (AMP´s) en la Zona Económica Exclusiva de Uruguay (ZEE), algo que el nuevo gobierno ya está considerando. Las AMP´s creadas son costeras (mar territorial), poco representativas y no son efectivas.
Oceanosanos, organización uruguaya que promueve la conservación de los océanos, le presentó a Lacalle Pou en una reunión en enero su propuesta de una “agenda azul océanica”, con la cual se propone avanzan en la creación de reservas marinas offshore, que ocuparían un 30% de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Uruguay.
Uruguay se ha comprometido con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, suscribiendo a alcanzar para 2020 el 10% de la ZEE cubiertas por Áreas Marinas Protegidas. Sin embargo, hasta ahora no se alcanzó ese compromiso.
“Éstas son las reuniones que me gustan”, sostuvo Lacalle Pou al comenzar el encuentro. Durante una hora, el nuevo presidente demostró interés en la propuesta y afirmó que le habían “alegrado el día” cuando se enteró que existen bancos de coral en la reserva marina propuesta. Existen pocos antecedentes de presidentes con semejante afinidad y compromiso por los océanos.
Siendo candidato a presidente, Lacalle Pou participó en 2019 en la 1er Conferencia de los Océanos en Uruguay, donde se comprometió con la causa. Ahora, como nuevo presidente, Lacalle Pou nombró a nuevos directores de ambiente y recursos acuáticos alineados con su compromiso.
El puerto de Montevideo es uno de los más importantes en descargas provenientes del Atlántico Sur de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada a nivel mundial. Sin embargo, existen chances de revertir esta situación con el nuevo gobierno. Se desarrollarán nuevas medidas de control y fiscalización efectivas, buscando aumentar la transparencia de la pesca.
Hay optimismo de aspirar a un océano sano y un ambiente saludable para los uruguayos, miles de los cuales dependen de ellos en sus actividades diarios. Puede ser entonces una oportunidad histórica para tener un gobierno ambiental y una cultura océanica en Uruguay.