2021 parecía que iba a ser la mejor temporada de exportación para los productores de cerezas de Chile, pero en enero esa proyección cambió diametralmente. Un mensaje en redes sociales en China advirtió que se había encontrado el virus que produce el Covid-19 en el embalaje del fruto que había sido enviado a China. Inmediatamente, la demanda bajó y los precios se fueron en picada.
Aunque la información nunca fue confirmada por las autoridades de China, el daño estaba hecho. Urgentes reuniones y una contra campaña de publicidad en redes sociales y otros medios han logrado aplacar la alarma y devolver lentamente la confianza al consumidor, pero no así los precios. Si bien aún es temprano predecir el resultado final de la temporada, los números no son auspiciosos.
Y, quizás más grave aún, la temporada del Año Nuevo chino -cuando los chinos consumen miles de toneladas de jugosas cerezas rojas, que valoran precisamente por un color que consideran auspicioso para el nuevo año- ya habrá pasado.
La tradición de las cerezas de Chile
Luis Schmidt, embajador de Chile en China, dijo en una entrevista con el periódico chino Global Times que existe un “riesgo mínimo” de que haya rastros de covid-19 en las cerezas importadas. A diferencia de los envíos realizados en temperaturas bajo cero, la fruta fresca se enfría entre 4ºC y 6ºC y tienen un riesgo de Covid-19 significativamente menor, argumentó Schmidt. Estudios han demostrado que el virus sobrevive durante períodos más largos en superficies a temperaturas bajo cero.
90%
de las exportaciones de cereza de Chile van a China
La intervención del diplomático, antecedida por la reunión que tuvo con los ministros de Relaciones Exteriores y de Agricultura de Chile, no se hizo esperar dada la vital importancia que tiene para la cereza chilena el mercado chino. Más del 90% de la producción nacional tiene a China como destino final.
La razón de dicha concentración en los envíos se debe a que esta fruta es regalada en China para el año nuevo como expresión de prosperidad y buenos augurios. Con un mercado potencial de 1.400 millones de consumidores, no es de extrañar que todos los esfuerzos se hayan concentrado ahí.
Es así como en menos de diez años, las toneladas del pequeño fruto exportadas por Chile a China pasaron de 50 mil, en 2012, a 232 mil, en 2020. Para lograr este aumento, entre 2014 y 2020 las hectáreas plantadas pasaron de poco menos de 17 mil a cerca de 40 mil, de acuerdo a cifras del gobierno chileno. Además, el valor de las exportaciones aumentaron de US $852 millones a más de US $1.450 millones entre 2016 y 2020.
Por ello, a pesar de la pandemia, este año se proyectaban ventas por unos US $1.300 millones. Aunque aún es temprano para evaluar el desempeño de la temporada, los proyecciones no son buenas, dijo Cristián Tagle, presidente del Comité de Cerezas de la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile (Asoex).
“El efecto de los distintos mensajes en redes sociales y actividades de promoción de venta, tanto en retail físico como en línea, han logrado controlar el ruido y mejorado el sentimiento frente a las cerezas en redes sociales, pero sin duda que el panorama es incierto para lo queda de la temporada”, explicó.
Rumores en redes sociales
Todo comenzó el 21 de enero pasado con un mensaje en la red social Weibo que aseguraba que en Wuxi, provincia de Jiangsu, en el este de China, se habían encontrado trazas de covid-19 en un empaque interno de las cerezas. Una vez viralizado, el mensaje originó más de 2.500 millones de reacciones, de las cuales casi la mitad fueron negativas.
Ello generó que un kilo de la fruta pasara de costar 60 yuanes (US$9.32) a 16 yuanes (US$2.49). De ahí las movidas frenéticas de los productores antes del año nuevo chino el 12 de febrero.
“Esto fue un balde de agua fría. Es algo que como industria no manejábamos”, aseguró desde China Gonzalo Matamala, ejecutivo de la industria frutícola chilena que también había sido el principal funcionario comercial de su país en China. “Si bien los fruteros estamos acostumbrados a lidiar con el clima, el agua o el sobre stock, ente otros, ahora tuvimos que hacerlo con redes sociales y rumores, donde no hay un interlocutor válido”, agregó Matamala, cuyo perfil profesional en Linkedin lo muestra justamente comiendo un racimo de jugosas cerezas.
El desafortunado mensaje no solo ha afectado a los productores chilenos, sino también a importadores y distribuidores chinos. “Ha tenido una gran repercusión en ellos también”, dijo.
Para recuperar la confianza perdida, el Comité de Cerezas de Asoex generó una campaña en redes sociales, televisión y puntos de e-commerce. Focalizada en resaltar que no existe riesgo alguno en el consumo de cerezas, se ha valido de la participación de líderes de opinión y referentes del área de salud pública y del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades.
“La autoridad central (de China) no ha salido a confirmar ni a desmentir la información porque para ella es un problema que no existe, ya que no responde a acusaciones hechas en redes sociales”, explicó Yun Tso Lee, director del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales de la Universidad del Desarrollo en Chile.
Por ello el investigador hace la diferencia con lo que ocurrió recientemente con las exportaciones de camarones de Ecuador o de carne de Brasil y Argentina. En esos casos fue la autoridad china la que encontró trazas de Covid-19 en ellos y, como consecuencia, cerró la puerta a dichas exportaciones hasta que pasara el peligro.
No así con las cerezas chilenas.
Aún así, y a pesar de la falta de confirmación oficial de la eventual contaminación, la reacción de los consumidores es esperable, aseguró Yun Tso Lee. Esto porque para los chinos la salud es fundamental, incluso más que la oportunidad de comprar un producto mucho más barato que lo habitual.
Hay una lección que deberían aprender sobre el poder de las redes sociales en China
Dos días después que explotó la noticia, Asoex junto con la Federación de Productores de Frutas de Chile emitieron un comunicado para explicar las medidas de seguridad adoptadas por la industria por la pandemia.
Pero además, el documento citaba a Wu Zunyou, epidemiólogo jefe del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades: “Una prueba de ácido nucleico positiva (la misma supuestamente realizada en las cerezas) no significa necesariamente que sea infeccioso. La infección causada por la contaminación debe ser en una cantidad relativamente grande y requiere un contacto repetido a largo plazo. El riesgo de infección por consumir alimentos importados de la cadena de frío es muy bajo”.
Mientras se trataba de hacer un control de daños en China, en el país sudamericano la noticia no dejaba de generar reacciones. A una semana de ocurrida, María Teresa Valenzuela, integrante del Consejo Asesor Covid-19 del gobierno chileno, explicó en un seminario sobre la pandemia y la recuperación económica que según diversos estudios la máxima duración del virus en las superficie es de 14 días y no de 25 (lo que demoran los cargamentos en llegar a China).
Proyecciones post Covid-19
A falta de declaraciones oficiales por parte del gobierno chino son varias las teorías que rondan en Chile sobre lo sucedido, dijo Yun Tso Lee. “Se ha dicho que esto es una especie de vendetta de parte de China porque el cable de fibra óptica que unirá Chile con Asia irá por Australia en vez de por su territorio, pero no creo que sea así”, aseguró. De lo contrario, continuó, China hubiera cerrado su mercado por completo a los productos chilenos.
No es la primera vez que el Covid-19 genera controversia con los alimentos exportados desde Chile. Autoridades identificaron en 2020 el origen de un brote del corona?virus en una tabla para picar utilizada por un vendedor de salmón importado. Eso llevó a un freno casi total de los envíos de salmón por desconfianza de los consumidores chinos.
Yun Tso Lee cree que este es un tema puntual relativo al coronavirus y que pasará. “Si bien los productores de cerezas chilenos pueden ir la justicia china para buscar el culpable de la difusión de esta información falsa, también hay una lección que deberían aprender sobre el poder de las redes sociales en China”, aseguró.
Si bien a comienzos de febrero la rotación del producto había aumentado y llegó al 90% de los niveles anteriores a la denuncia, los precios seguían estando bajo el 50%, dijo Cristián Tagle. Cuando se viralizó la desinformación, el 98% del embarque ya estaba finalizado, agregó, por lo que no hubo más margen de acción que solo tratar de restituir la confianza del consumidor.