Aunque atrae menos atención que su vecino amazónico, el Gran Chaco tiene una de las tasas de deforestación más altas del mundo, habiendo perdido más de una cuarta parte de su superficie forestal desde el año 2000.
La destrucción del bioma, que se extiende por el norte de Argentina, Paraguay, el sur de Bolivia y el extremo sur de Brasil, se ha visto impulsada en las últimas décadas, en particular, por la expansión de la producción de soja modificada genéticamente y la ganadería.
Sin embargo, en la provincia de Chaco, en el norte de Argentina, el bosque ha vivido recientemente un período de paz incómoda. A finales de 2020, se introdujeron protecciones legales para suspender la tala de bosques en la provincia, después de que sus autoridades no actualizaran su plan de uso del suelo para los bosques nativos, conocido como “ordenamiento territorial” (OTBN). La ley argentina exige a las provincias que actualicen estos ordenamientos cada cinco años, clasificando sus áreas forestales según su valor de conservación. Sin embargo, el ordenamiento más reciente de Chaco había expirado en 2014.
Más de 376 mil hectáreas
La superficie de bosque nativo perdida entre 2008 y 2020 en la provincia de Chaco, según la Red Agroforestal Chaco Argentina.
A pesar de la intervención judicial, Greenpeace informa que el año pasado se talaron más de 18.000 hectáreas de superficie forestal en la provincia, mientras que en lo que va de 2022 se han perdido otras 10.000 hectáreas.
El sistema de ordenación territorial se estableció con la Ley de Bosques Autóctonos de 2007, que entró en vigor en 2009. Establece tres categorías de clasificación para las zonas forestales: Categoría I, (Roja) para áreas de alto valor de conservación que no deben ser transformadas; Categoría II (Amarilla), para áreas de mediano valor de conservación, que pueden ser degradadas pero siempre y cuando se realicen actividades adecuadas de restauración; y Categoría III (Verde), áreas de bajo valor de conservación que pueden ser transformadas parcial o totalmente.
Según la plataforma de monitoreo de la deforestación a cargo de la Red Agroforestal Chaco Argentina (Redaf), entre 2008 y 2020, la provincia perdió más de 376 mil hectáreas de bosque nativo, en su mayoría en las áreas Verdes, pero también en las Amarillas y Rojas, donde la deforestación no está permitida.
A pesar de estas pérdidas, a finales de septiembre, el gobierno provincial presentó una propuesta de actualización del plan de ordenamiento territorial de los bosques nativos, según la cual se ampliarían las áreas categorizadas como verdes, abriendo la puerta a una mayor deforestación. La propuesta aún debe ser aprobada por la legislatura provincial, pero ha suscitado duras críticas, pues se teme que acelere la destrucción del segundo bosque más grande de Sudamérica.
Indígenas y activistas luchan contra la deforestación
Epifanio Leiva vive en una pequeña casa en el pueblo de Miraflores, el último asentamiento que se pasa antes de tomar el camino de tierra hacia el bosque conocido como El Impenetrable.
Los antepasados de Leiva vivían, y estaban enterrados, en un territorio de más de 10.000 hectáreas que luego fue ocupado por el gobierno provincial para desarrollar este rincón del Chaco, dedicándolo principalmente a la producción maderera y a la agroindustria. Fueron desplazados y trasladados a una parcela más pequeña, donde ahora se ganan la vida produciendo artesanía indígena.
“En 1915, a mi abuelo le dijeron que una parte de la tierra entre Castelli y Miraflores se iba a repartir entre los 24 jefes de la tribu y que cada uno de ellos recibiría 10.000 hectáreas”, cuenta Leiva. “Ha pasado más de un siglo y todavía estamos esperando que las autoridades locales cumplan su promesa. Ahora este paisaje ha perdido sus recursos naturales a manos de los criollos, por lo que no podemos seguir con nuestros medios de vida tradicionales con los animales salvajes como antes.”
Mempo Giardinelli es un célebre novelista argentino, oriundo del Chaco, que también dirige una fundación que promueve la alfabetización y la educación en la provincia. Explica que el Chaco pasó de ser una provincia “selvática” a una provincia forestal, que se desarrolló sin planificación ni conciencia ambiental.
Impulsada por la extracción de la madera dura Schinopsis balansae, o árboles de quebracho rojo -nombre que significa “rompehachas”-, la deforestación comenzó a ritmo acelerado con las operaciones de la empresa maderera británica La Forestal a finales del siglo XIX.
Aunque La Forestal desapareció en la década de 1960, en la época de la dictadura militar argentina (1976-1983), el gobierno comenzó a penetrar en el bosque profundo de la ecorregión del Chaco.
Hoy, en las áreas de conservación del Rojo ubicadas en el noroeste de la provincia, sólo queda entre el 20 y el 25% del bosque original. “Temo que una economía que se ve obligada a hacer ajustes para cumplir con un préstamo del FMI tenga que vender los recursos naturales de El Impenetrable para pagar su deuda externa”, dice Giardinelli, refiriéndose a las presiones económicas relacionadas con la reestructuración de la deuda argentina con el Fondo Monetario Internacional.
Rubén Luca es el líder indígena wichí de MOWITOB, una organización que representa a los grupos indígenas moqoit, wichí y toba y que controla la llamada Reserva Grande, un territorio de 300.000 hectáreas en el norte del Chaco. Luca afirma que la organización apoya el uso sostenible de los bosques del Chaco y entiende la necesidad de utilizar los recursos.
El problema es que los árboles, especialmente el quebracho colorado y el algarrobo, son regalados, dijo Luca. “Cada vez quedan menos algarrobos, las empresas madereras deciden el precio, y lo que pagan es miserable”.
Ricardo Tiddi, de la ONG Somos Monte Chaco, dijo que, según los datos oficiales, se extrae un millón de toneladas de madera al año en el Chaco, una cifra que probablemente no da la imagen completa, dada la gran cantidad de madera que se extrae ilegalmente; la escala real puede alcanzar niveles de hasta dos o tres millones de toneladas al año.
“Para el sector agroforestal es más barato comprar tierras en zonas boscosas que por ley no pueden ser desmontadas, y luego presionar para obtener permisos especiales de desmonte, o simplemente pagar las ridículas [pequeñas] multas”, dice Tiddi. “Lo que estamos presenciando en el Chaco ya no es un daño a los bosques nativos, sino simplemente su extinción”.
Fábricas de tanino en el Chaco
A finales de 2020, Chaco celebró la entrada en funcionamiento de dos plantas de biomasa que utilizan los residuos de la industria del tanino y que se presentan como una fuente de energía “sostenible”.
Según las estadísticas oficiales revisadas por Diálogo Chino, en 2021 se produjo un total de 423.000 toneladas de troncos en el Chaco, gran parte de ellos extraídos del bosque nativo por la industria forestal provincial. De esta producción, el 38%, es decir, 163.000 toneladas, se destinó a la industria del tanino, y el resto de la madera y subproductos fueron utilizados por aserraderos, carpinterías y fabricantes de muebles.
La planta de tanino de Indunor, en la localidad de La Escondida, requiere una media de 30 toneladas de troncos al día, o más de 160.000 toneladas al año. Junto con la otra instalación de Indunor en La Verde, también en la provincia del Chaco, la planta contribuye a la producción anual de la empresa de 25.000 toneladas de tanino, que se utilizarán en la producción de cuero, el procesamiento de petróleo y minerales, cemento y asfalto, cerámica y productos sanitarios.
Michelle Battaglia, presidenta de Indunor, afirmó que en los últimos 10 años la empresa ha utilizado madera procedente de tierras deforestadas, ya que “no tiene sentido dejar que se queme”. En los últimos años se han producido repetidas oleadas de incendios forestales en el Gran Chaco, y en los cuatro países se han producido algunos de los peores incendios en décadas.
Para el ingeniero zootécnico Mauricio Tinari, de la Fundación Gran Chaco, las especies de interés forestal -algarrobos y quebrachos, principalmente- deben ser aprovechadas de manera ordenada y aplicando los criterios técnicos adecuados. “Si se sigue cosechando indiscriminadamente, estos árboles desaparecerían todos en unos 15-20 años”, dice.
Los activistas de Somos Monte Chaco llevan mucho tiempo denunciando el uso por parte de las empresas de tanino de madera procedente de desmontes o de cambios de uso del suelo, muchos de ellos sin permisos oficiales. Tiddi también se queja de algunos de los entresijos, y de la indulgencia de los castigos.
“Cuando se descubren plantas de tanino [que han utilizado madera procedente de talas ilegales] y son sancionadas por las autoridades, las empresas o los propietarios de los campos de los que proceden las talas ilegales son sancionados con multas que pueden pagarse en cuotas, y que pueden descontarse si se realizan como pagos al contado”, dijo Tiddi.
El desarrollo del Chaco en el contexto mundial
El nuevo plan de ordenamiento territorial de los bosques nativos propuesto ha sido presentado por el gobierno provincial como “sostenible“, a pesar de su apertura a la tala en zonas donde actualmente está prohibida. El gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, dijo que el plan permite que el sector agrícola se expanda de forma sostenible, y prometió mejorar los sistemas de vigilancia y hacer frente a la deforestación ilegal con multas más fuertes.
Capitanich también dijo que recaudará fondos para la protección y vigilancia de los bosques mediante la emisión de bonos verdes a través de “Eco-Tokens” que cubran 100.000 hectáreas de bosques de la provincia.
El gobernador señaló recientemente que “como país, debemos fortalecer nuestra estrategia de acreedores ambientales”, refiriéndose al hecho de que Argentina está proporcionando servicios ecosistémicos al resto del mundo debido al dióxido de carbono capturado por sus bosques nativos, un argumento que también utiliza el gobierno nacional de Argentina. Los créditos de carbono, comercializados en los mercados internacionales, son objeto de un creciente entusiasmo en el país.
A principios de noviembre, el presidente argentino Alberto Fernández presentó el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático de cara a la próxima cumbre del clima COP27 en Egipto. Tras la victoria electoral de Lula da Silva en el país vecino, declaró a la prensa durante la presentación del plan que “junto con Brasil y los países latinoamericanos, somos el pulmón del mundo”.
Pero los nuevos planes en el Chaco ponen en duda la administración del país sobre estos pulmones. Matías Mastrangelo, investigador del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICET), escribió recientemente en El Diario que el nuevo ordenamiento territorial de los bosques nativos en el Chaco viola de hecho la Ley de Bosques Nativos de Argentina, ya que degrada el valor de conservación de Verde a Amarillo de más de 376.350 hectáreas de bosques nativos.
En Chaco, el ministerio provincial de Medio Ambiente tiene poder de policía en casi todo lo relacionado con el control de los recursos naturales, excepto en la protección de los bosques, que es manejada por el ministerio de Producción. “Aquí, las empresas tanineras preceden a la provincia y al Estado, por lo que siguen creyendo que pueden gobernar por encima de la ley”, dijo Paula Soneira, bióloga y ex subsecretaria de Medio Ambiente y Biodiversidad de Chaco.
Para Soneira, ya no se trata sólo de conservar lo que estipula la ley de bosques, sino de preparar a la provincia para los efectos del cambio climático: “Este año en El Impenetrable y en la capital chaqueña hemos sufrido picos de calor que no se habían producido antes. No es posible producir productos básicos de la misma manera que hace 100 años. En esta década hay que adaptarse y reducir los graves impactos del cambio climático”.
En una reciente entrevista, el diputado chaqueño Nicolás Slimel dijo que quiere votar una nueva propuesta que pueda representar los intereses sociales y ecológicos de la provincia, de acuerdo con las leyes forestales nacionales. El grupo de trabajo del que forma parte quiere ampliar las áreas productivas de la provincia sin reducir las áreas de conservación.
Fernando Miñarro, director de conservación de la Fundación Vida Silvestre, una ONG argentina, dijo que todavía tienen la esperanza de que el nuevo plan de uso de la tierra del Chaco para los bosques nativos no avance. “Aunque la legislatura del Chaco apruebe este plan, es poco probable que el Ministerio de Medio Ambiente del gobierno nacional apoye un plan que ignora la protección de los bosques”, dijo a Diálogo Chino.
Para Tiddi, de Somos Monte Chaco, el actual proceso en torno al plan de uso de la tierra es una exposición más de la violencia colonial que ha marcado la historia de la región. Este patrón de intrusión, dice, perdura hasta hoy, ya que el gobierno sigue imponiéndose a los pueblos indígenas, pueblos que han estado presentes en el Chaco mucho antes de que se fundaran los estados nacional y provincial. En su petición más reciente, la ONG dejó claras sus exigencias: “No más desmontes con topadoras, no se pueden perder más bosques”.