Los términos y condiciones en los que se negoció el desarrollo petrolero del Yasuní no son claros. Casi tres años después de que el presidente Rafael Correa anunciara el fin de la iniciativa Yasuní ITT que pretendía no extraer el petróleo de la reserva natural del parque Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana, la compañía estatal Petroamazonas hizo la tercera perforación en el campo petrolero Tiputini en marzo de 2016.
Fue el inicio de las pruebas en el área para perforar 40 pozos —de los cuales tres ya están operativos— para producir cerca de 20 mil barriles de crudo diarios desde julio hasta diciembre de 2016. Pero Petroamazonas no trabaja sola: contrató —bajo la modalidad de servicios específicos— a la empresa estatal petrolera china Sinopec para el desarrollo del Tiputini, el primero de los tres campos que están dentro de los límites del parque Yasuní: Ishpingo, Tiputini y Tambococha (ITT).
Este tipo de contratos constan en la Ley de Hidrocarburos, pero los acuerdos específicos acordados por las partes son desconocidos —o, al menos, nadie quiere hablar sobre ellos.
Petroamazonas recibe servicios específicos, tecnológicos y de financiamiento de Sinopec. Este tipo de contrataciones constan en el artículo 17 de la Ley de Hidrocarburos del Ecuador. Según la norma, Petroamazonas puede contratar a empresas nacionales y extranjeras para cualquier servicio —como la construcción y operación de oleoductos, poliductos, gasoductos, terminales y plantas de procesamiento de hidrocarburos— dentro del área de su operación. El pago —cantidad y plazos— es negociado entre las dos partes.
El expresidente y actual director de la Sociedad Internacional de Ingenieros de Petróleos Capítulo Ecuador, Italo Cedeño, explicó que este tipo de contratos se realizan porque Ecuador “no tiene todos los recursos para financiar la perforación de los pozos en el ITT y la construcción de las facilidades en superficie para poder tratar este crudo”. Es la forma en que se busca aplicar la tecnología de punta que se prometió cuando se anunció la explotación del Yasuní. La que, se supone, minimizaría el daño de la reserva natural.
Pero esta no es la primera vez que se utiliza este tipo de contratación. Petroamazonas ya ha suscrito contratos con algunas compañías multinacionales como Schulumberger, Halliburton y Sertecpet en otros campos petroleros que no son el ITT.
En un artículo de Focus Ecuador, el periodista y opositor Fernando Villavicencio escribe que estas empresas han invertido 3.290 millones entre 2013 y 2015 para producir más de 57 millones de barriles. Una fuente que prefirió el anonimato dijo que en el caso de los servicios específicos prestados por Sinopec en el ITT, la empresa estatal china tiene un contrato con financiamiento de la contratista para la perforación y compleción de tres plataformas del campo Tiputini del Bloque 43. El contrato rige desde su firma hasta la fecha del último pago a Sinopec. Pero se desconoce a qué monto asciende ese financiamiento.
La fuente petrolera anónima dijo, además, que los anexos no pueden ser divulgados porque Petroamazonas y Sinopec han acordado mantenerlos confidenciales. Según Cedeño, estos contratos se realizan con una rentabilidad de al menos 15% de tasa interna de retorno para la contratista. “Sabemos cuánto cuesta la perforación de un pozo, registros eléctricos, separador de producción” —explicó— “lo que le da una rentabilidad a la inversión que están haciendo en tiempo real”. Existen dos tipos de contratos: unos para trabajos puntuales —que duran de tres a cuatro años— y otros para apoyar en la explotación de los campos petroleros —que pueden durar hasta 20 años.
El contrato con Sinopec fue firmado exclusivamente para la fase de desarrollo del campo Tiputini. Durante la primera etapa —en la que está trabajando Sinopec— se construyen las plataformas para la perforación y se proporciona el equipo para las primeras pruebas de los pozos petroleros que determinarán el volumen que se puede producir al día. En el caso de los pozos ya perforados en el Tiputini, el Ministro de Hidrocarburos, José Icaza Romero, dijo que la producción de crudo en los tres primeros campos ha sido exitosa: se podrá obtener una producción real de por lo menos 500 barriles de cada uno con una inversión de 2,6 millones de dólares hasta diciembre de 2016.
Pero los detalles más puntuales sobre el acuerdo —como cuánta inversión hay que hacer, cómo y cuándo se pagará— se desconocen. Cuando pedí el documento a una fuente oficial dijo que desconocía dónde está este anexo en particular y que quienes saben no querrían hablar conmigo. Eso es todo lo que se puede saber cuando se pregunta sobre los términos en que las dos empresas operan en el ITT.
La producción para la comercialización del campo Tiputini comenzará en julio de 2016. Y de lo único que se puede estar seguro es de que esperan extraer 920 millones de barriles en 20 años de trabajo en el ITT. Mientras tanto, las condiciones bajo las que estos contratos se suscriben o renuevan no están disponibles para los ciudadanos. Y se nos hace imposible saber bajo qué términos exactos se está negociando sobre el lugar más biodiverso del mundo.
Este artículo se publicó por primera vez en GkillCity