Desde 1949, las cosechas de granos chinos se han multiplicado por cinco, con una duplicación de la cosecha per cápita, y con un nivel de demanda más o menos equivalente. Sin embargo, la comida sigue siendo una de las principales preocupaciones de los formuladores de políticas en China, tal como se detalla en el ‘libro blanco’ emitido por la Oficina de Información del Consejo de Estado en el mes de octubre.
En lugar de centrarse simplemente en tener lo suficiente para sus ciudadanos, hoy los principales objetivos de China se sustentan en producir cultivos de mejor calidad para el consumo humano y contar con el forraje animal suficiente para satisfacer la creciente demanda de comida, especificamente de carne y lácteos.
A partir de estos fines, los investigadores están desarrollando cultivos más productivos y resistentes. Mientras tanto, el Ministerio de Agricultura tiene como objetivo garantizar que 80 millones de mu (53,000 km2) de tierra cultivable de alta calidad estén disponibles solamente para este año. Lograr que la tierra sea de “alta calidad” incluye la mejora de los sistemas de riego, el acceso a maquinaria como cosechadoras y la calidad del suelo.
¿Cosechas más grandes o mejores?
En 1994, el analista ambiental estadounidense Lester Brown publicó ¿Quién alimentará a China? El libro despertó la preocupación sustentada en si la inseguridad alimentaria de China podría desencadenar una crisis alimentaria mundial. Con el 7% de la tierra cultivable del mundo, Brown preguntó, ¿cómo China podría alimentar al 20% de la proporción de su población?
Nuestras responsabilidades con el mundo significan que no podemos permitir una gran brecha alimentaria
En un informe de 1996 sobre seguridad alimentaria, el gobierno trató de abordar esta preocupación. Impulsó la investigación sobre cuestiones alimentarias y proporcionó un mayor apoyo político a los agricultores. Para el 2019, los avances en la tecnología agrícola habían generado rendimientos mucho más altos.
Ha habido dos décadas de buenas cosechas, con rendimientos de más de 650 mil millones de kilogramos en los últimos cuatro años, según Zhang Zhaoxin, investigador del Ministerio de Agricultura. Sin embargo, la seguridad alimentaria de China sigue siendo internacionalmente importante. “Nuestras responsabilidades con el mundo significan que no podemos permitir una gran brecha alimentaria”, advirtió Zhang.
Agregó que la prioridad alimentaria de China se ha modificado de producir la suficiente cantidad de granos a la mejora de su calidad. Solamente, centrarse en el aumento de la producción ha causado un dolor de cabeza para las empresas de alimentos, dijo. China produce un excedente de trigo, por ejemplo, pero continúa importando el grano de Canadá y Estados Unidos.
“Debido a que en China se mezclan varios tipos de trigo, es difícil obtener una calidad constante. Si una empresa desea hacer una harina particular de alta calidad, tiene que importar el tipo de trigo correcto”, explicó Zhang.
Luo Shiming, ex decano de la Universidad Agrícola del Sur de China, dijo a China Dialogue que el gobierno ha estado prestando cada vez mayor atención a las semillas, impulsando la inversión en investigación y la mejora genética. La Ley de Semillas de China, que ha entrado en vigencia en diciembre del 2000, fue revisada en el 2015, con protecciones para nuevas cepas y controles de imitaciones.
Mayores cosechas de alimentos, preocupaciones ocultas
Según el libro blanco, China podrá ver que la oferta y la demanda de alimentos se mantendrán “estrechamente equilibradas” a mediano y largo plazo. Aunque la población de China se está estabilizando, y de hecho disminuyendo ligeramente, la mayor demanda de carne, huevos y leche requerirá una mayor producción de forraje animal. El libro blanco proyecta que esta tendencia continúe por algún tiempo, con aumentos anuales en la producción de granos que no resultan en un superávit.
Zhang Zhaoxin apunta una carencia fundamental: “Primero, debemos asegurarnos de tener tierra y buena tierra”.
La producción de alimentos en China fluctuó en los años posteriores a 1996, e incluso comenzó a reducirse en 1999, y no volvió a crecer hasta el 2004. Las cosechas no volvieron a los niveles de 1998 hasta el 2008. Esto se debió en parte a las inundaciones y al efecto de El Niño, pero principalmente a la disminución y a la pérdida de tierras cultivables.
La urbanización y la industrialización penetraron la tierra cultivable de China durante 11 años consecutivos desde 1997, lo que obligó al gobierno a establecer una “línea roja” de 1.800 millones de mu (1.2 millones de km2) en el 2006. Según un informe reciente, políticas protección más fuertes han significado un ligero aumento en un área de tierra cultivable, y la línea roja está, por ahora, a salvo de ser violada.
¿Pero qué es lo que pasa con la calidad? La agricultura intensiva, los pesticidas químicos y el monocultivo han causado rápidas caídas en la productividad y en la resistencia de la tierra, haciéndola más vulnerable a los desastres naturales.
52 millones
kilómetros cuadrados de tierra arable serán creados por el gobierno chino a fin de este año
Por lo tanto, los departamentos gubernamentales, incluidos el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Tierras y Recursos, han implementado una serie de iniciativas para garantizar la disponibilidad de buenas tierras agrícolas. En el 2013, el gobierno estableció el objetivo de crear 800 millones de mu (53 millones de km2) de tierra cultivable de alta calidad para fines del 2020.
El libro blanco hace hincapié en mantener la línea roja de tierra cultivable y mejorar la calidad. Según Luo Shiming, la importancia dada a la protección del medio ambiente resalta la relevancia de la contaminación en los problemas de seguridad alimentaria.
Influyendo en el mercado internacional
Los impactos en los mercados internacionales sobre cómo se alimenta China son profundos.
China comenzó a importar granos después de unirse a la Organización Mundial del Comercio en el 2001, aboliendo las cuotas y las licencias de importación. Todavía existen “cuotas blandas” para el trigo, el maíz y el arroz, pero se permiten las importaciones que excedan las cuotas mediante el pago de un arancel. Mientras tanto, los aranceles para otros granos se han reducido significativamente.
La principal preocupación de China en su participación en los mercados internacionales de alimentos era aprovechar las ventajas relativas en la producción de granos para aumentar los ingresos rurales y al mismo tiempo garantizar la seguridad alimentaria. Las importaciones destinadas a la compensación de las debilidades en la producción de China, y las exportaciones de algunos granos de alta calidad, impactaron en mejores retornos para los agricultores chinos.
Esto generó que China pasara de ser un exportador neto a un importador neto de soja, y el país sigue siendo el mayor importador de soja del mundo, que adquiere en su mayoría de los países sudamericanos, Brasil y Argentina. Pero en el 2002, China se convirtió en un exportador neto de trigo, que envía al sudeste asiático.
El libro blanco enfatiza repetidamente que China “cumple concienzudamente con sus compromisos establecidos con la OMC”, abriendo mercados de granos y cooperando activamente a nivel internacional.
Según Isabel Nepstad, consultora independiente de agricultura y comercio sostenibles, que trabaja para mejorar la sostenibilidad de las cadenas de suministro agrícolas, China está recurriendo a América Latina no solo para la soja, sino también para la tecnología que puede hacer que los cultivos sean más resistentes al cambio climático.
Un ejemplo que dio Nepstad es la cooperación entre el Grupo Dabeinong de China y las Soluciones de Cultivos Bioceres de Argentina para desarrollar nuevas semillas.
Las materias primas de bajo margen como la soja son insostenibles y la economía de China también está en transición
Nepstad dijo sobre el libro blanco: “Es una nueva política ambiciosa, pero China también está muy impulsada por la demanda del mercado y requerirá que las empresas y la industria hagan cumplir estas políticas”.
Luo Shiming dijo que parece que China continuará enfocándose principalmente en ser autosuficiente, mientras que recibe cierta asistencia del comercio internacional.
Sin embargo, la relación de China con los mercados internacionales de alimentos no siempre es fácil. Las fricciones comerciales con los EE.UU y los desastres naturales han significado problemas para las importaciones de soja en el último año o dos, lo que llevó a China a buscar aumentar la producción nacional y encontrar proveedores alternativos.
Zhang Zhaoxin piensa que si bien las políticas como las que estimulan la producción de soja no están en conflicto con la cooperación a través de los mercados internacionales, el futuro verá más énfasis en la estabilidad de las importaciones y la capacidad de responder a los cambios de política y los desastres naturales.
Tanto Zhang Zhaoxin como Luo Shiming piensan que China debería hacer un buen uso de los mercados internacionales, pero también aumentar la competitividad de su propia agricultura, ya sea promoviendo exportaciones o reduciendo la dependencia de las importaciones.
Los propios cultivos de granos de China sufren de calidad variable y se enfrentan a un aumento de los costos de mano de obra y transporte, pérdida de tierras y contaminación por agroquímicos. Esto le da a los granos importados baratos y de buena calidad una ventaja comercial. La gran pregunta para la agricultura china es: ¿cómo puede mejorar la calidad y reducir los costos?
Hasta cierto punto, los dos desafíos pueden tener una solución compartida. Zhang Zhaoxin ha enfatizado repetidamente la importancia de desarrollar mejores cepas de cultivos mediante una mejora genética selectiva y la modificación genética. Mientras tanto, Luo Shiming dice que aumentar la resistencia de los cultivos ayudará a reducir la dependencia de los productos químicos.
Los mercados internacionales han notado nuevos gustos chinos y preocupaciones sobre comer mejor. Brasil, por ejemplo, quiere ir más allá de la simple exportación de soja para comercializar productos alimenticios superiores con China, dijo Nepstad.
“Los productos básicos de bajo margen como la soja son insostenibles y la economía de China también está en transición hacia un desarrollo de mayor calidad [que] comenzará a exigir importaciones de mayor calidad”, añadió.