Alimentos

Frutas latinas se transforman en manjares para los chinos

Para muchos chinos de clase media alta, la hora de los postres se ha transformado en uno de los momentos más especiales del día. Diez años atrás, ni siquiera los millonarios podrían pensar en consumir suculentas cerezas de tres centímetros de diámetro cosechadas del otro lado del globo. En la actualidad, simplemente entrando en un sitio y pidiendo una porción de éstas, en media hora serán entregadas en la puerta de casa. Shunfeng First Choice, el principal sitio de venta de productos alimenticios chino, anuncia en forma destacada la promoción del día que ellos consideran un verdadero sueño: una caja de 2,5 kg de cerezas chilenas por la bagatela de 300 yuanes, aproximadamente unos USD 47 la unidad. Según la Asociación Chilena de Exportadores de Frutas Secas (Asoex, en su sigla original en español), durante la zafra 2014-2015, el país sudamericano registró un aumento de un 39% en la exportación de frutas hacia China, incluyendo Hong Kong. Cerca de 26,5 toneladas de cerezas han salido de los campos de Chile para ir a parar a la mesa de los chinos de mejor poder adquisitivo. Ofrecer cerezas a los invitados luego de la cena también se ha transformado en sinónimo de status en China. En el tan esperado Día de los Solteros, que los chinos festejan el 11 de noviembre, se produjo una explosión de ventas de cerezas chilenas en todo el país, en el cual la fruta se ha tornado una representación del amor. Sin embargo, la fruta que más se exportó a China fue la uva, que representó un 38% del total, seguida de las cerezas con un 33%, mientras que un 12% fue de ciruelas, nectarinas, melocotones y damascos, un 9% de manzanas, un 5% de kiwis y un 3% de arándanos. Ronald Bown Fernández, presidente de Asoex, afirma que la industria de frutas chilena posee un buen índice de emisiones de gases de efecto invernadero. “En el caso particular de la manzana, emitimos una cantidad de carbono similar a la de Nueva Zelandia, a partir de mediciones realizadas con la misma tecnología”, afirmó a Diálogo Chino. Otro aspecto positivo de esta industria en relación al la cuestión ambiental tiene que ver con el transporte marítimo de la producción, que se realiza en contenedores refrigerados de última generación. “Básicamente, dichos contenedores requieren la mitad de la energía que necesitan los contenedores tradicionales. Otro factor a tomar en cuenta es que los buques vienen aumentando su capacidad de stock de producción, lo que también contribuye para reducir el índice de emisión de gases de efecto invernadero”, agrega Bown. Según el ejecutivo, los precios que China paga a los productores de frutas sudamericanos son bastante competitivos. No obstante, dependiendo del producto, como por ejemplo, en el caso de la cereza, se observa una diferencia positiva en relación a los precios internacionales. La expectativa es lograr ampliar la gama de productos que se exportan, en particular la entrada de nectarinas y melocotones. “El éxito de esta fruta en el mercado asiático ha sido arrasador. Antes de que el tratado de libre comercio entrara en vigencia [se firmó en 2006], las exportaciones hacia China eran prácticamente nulas. A partir de la apertura fitosanitaria de 2008, hemos visto cómo las exportaciones de cerezas hacia China aumentaban a un valor de USD 16 millones. En 2014, esta cifra alcanzó los USD 476 millones. En otras palabras, el 80% de las cerezas que se consumen en China vienen de Chile”, afirma Andrés Rebolledo, director-general de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon, en la sigla original en español), organismo del ministerio de Relaciones Exteriores chileno. Se prevé que hacia 2020 las importaciones chinas de alimentos se dupliquen en relación a las del año 2010. El factor que impulsa esa creciente demanda es el aumento del poder adquisitivo de la población, que también se duplicará en el mismo período, según el 13er plan quinquenal del Partido Comunista. El especialista en China André Soares, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cree que, en los próximos años, la gran oportunidad comercial entre América Latina y el gigante asiático justamente se concentra en la exportación de productos agrícolas. En su opinión, se puede analizar al actual momento económico chino bajo dos perspectivas diferentes. “Existe una China cuya economía está en desaceleración, por influencia de la retracción de la producción industrial, que está creciendo menos. Pero, por otro lado, también existe una China que experimenta una fuerte aceleración, cuyo barco insignia es el aumento del consumo en ropa y alimentos, impulsado por el aumento de los ingresos de que disponen las familias”, explica. En lo que tiene que ver con el consumo de fruta, en promedio, un chino consume cinco veces menos que la media mundial. Mientras que la media del gasto que realiza diariamente una persona en Estados Unidos es de US$ 97, en China es de apenas US$ 7. Aproximadamente la mitad de la población china todavía no logra consumir productos alimenticios importados. Por ejemplo, la población urbana china, consume en media tres veces más alimentos procesados que la rural. Ge Zhirong, presidente de la Asociación de Cuarentena e Inspección de Entrada y Salida de Alimentos de China, afirma que la fruta y los vegetales se han transformado en un componente esencial de la dieta diaria de sus compatriotas. “Hay una enorme demanda doméstica de frutas frescas debido a la mayor toma de conciencia de los beneficios que otorga la alimentación saludable y del estándar de vida de la gente”, afirma en una entrevista concedida al sitio EuroFresh Distribution. Debido a cuestiones logísticas y a los acuerdos de libre comercio firmados, los mayores exportadores de frutas hacia China son los países sudamericanos, entre los cuales se destacan: Chile, Perú y Ecuador. 232 mil toneladas de pencas de banana ecuatorianas han llegado navegando por el océano Pacífico el año pasado y significaron ingresos por USD 185 millones. El único producto que está legalmente en condiciones de ser exportado desde Ecuador hacia China ha multiplicado su volumen de ventas 35 veces en los últimos años. Del mismo modo que las cerezas, pero en menor grado, las bananas también se consideran un manjar de lujo en China y son muy buscadas por la nueva clase media del país. Ana María Deustua, directora ejecutiva de la Asociación de Gremios Productores Agrarios de Perú, considera que se podría enviar cinco veces más frutas hacia China pero debido a trabas fitosanitarias esto todavía no ocurre. “Son USD 100 millones en exportaciones de frutas por año hacia China. Es un mercado muy grande, pero todavía hay cuestiones que están pendientes”, afirmó en una entrevista que ofreció al sitio Perú 21. Quien está literalmente “a ver navíos” (juego de palabras con la expresión popular que denota desilusión) es Brasil. El país, tercer mayor productor de frutas a nivel mundial, no ha establecido acuerdos de libre comercio con China y choca con cuestiones fitosanitarias para despachar su producción de alimentos hacia el dragón asiático. “La entrada de los productos latinoamericanos al mercado chino no será automática. Pero es un hecho que los productos agrícolas representan una importantísima oportunidad de negocios para la región en este momento”, proyecta Soares, del BID.