El rechazo a un proyecto petrolero en el departamento del Caquetá, en Colombia, ha unido en una inusual alianza a académicos, comerciantes, productores agropecuarios, ciudadanos y miembros de la iglesia, quienes advierten hace meses sobre los daños ambientales que se podrían causar en la región ubicada en pleno Amazonas. Sin moverse de un puente, más de 100 campesinos del municipio de Valparaiso impidieron durante mayo y junio el ingreso de la maquinaria de Emerald Energy , una empresa de Inglaterra subsidiaria del conglomerado chino Sinochem. Sin embargo, la protesta fue interrumpida por enfrentamientos con el Escuadrón Movil Antidisturbios (ESMAD) del gobierno colombiano.
La empresa recibió la concesión del bloque Nogal en 2012, el cual incluye a los municipios de Florencia, Milán, Morelia, Valparaíso, Belén de los Andaquíes, Albania, La Montañita y Paujil, todos parte del departamento de Caquetá. Son más de 250.000 hectáreas involucradas en el proyecto en las que viven 3.000 personas. Pero, a pesar del interés de la empresa en analizar las condiciones del suelo para un futuro aprovechamiento de hidrocarburos, la comunidad insiste en su rechazo al ingreso de petroleras en el departamento, especialmente por el temor a que las fuentes de agua se contaminen, la tierra quede inservible y tengan que volver a ser desplazados tal como ya ocurrió años atrás por los conflictos con las FARC colombianas.
“Hay una fuerte presencia policial ahora en la zona y la empresa se está preparando para empezar el proyecto, comenzando por los estudios exploratorios para ver cuánto y que tipo de petróleo hay. Los campesinos quieren seguir viviendo de la tierra y que se respete la riqueza hídrica y la biodiversidad del territorio. La etapa exploratoria no requiere de licencia ambiental”, afirmó Yolima Salazar Higuera, Directora de la Vicaria del Sur. Para tener certezas sobre sus reclamos, los campesinos decidieron organizarse y formaron la Comisión por la Vida del Agua, entidad que ahora los representa.
La falta de información sobre la conveniencia o no de proyectos petroleros en la zona los llevó a contactar a la Universidad de la Amazonía para la realización de un estudio que verifique la importancia de la biodiversidad de la zona.
La investigación encontró que en el área proyectada por Emerald Energy confluyen cinco quebradas que desembocan en el Río Pescado y una zona de humedales con una gran variedad de especies vegetales como la Cedrela Odorata y la Costus Erythrophyllus.
También se encontraron una biodiversidad de insectos significativa y la presencia del mono titi del Caquetá, el cual se encuentra en una situación crítica por la cantidad de ejemplares.
“La preocupación también pasa por el agua. Actualmente es de buena calidad y no está contaminada por lo que los campesinos la usan para consumo luego de sacarla de los pozos. No sabemos cuánta agua va a usar la empresa petrolera ya que nadie conoce su plan de manejo ambiental. Nos mostraron sólo algunas diapositivas pero tendría 700 páginas”, sostuvo Mercedes Mejía, profesora de la Universidad de la Amazonía que participó de la investigación.
Los líderes campesinos rápidamente juntaron apoyo de miembros de la iglesia, la cámara de comercio, la alcaldía y el gobierno local y, junto con ellos, enviaron un reclamo al gobierno nacional para que se realice un estudio que defina la conveniencia del proyecto en la zona. Además, lograron una reunión con el Vice Ministro del Interior de Colombia, Carlos Ferro, en la que se concretó el compromiso de realizar una mesa de diálogo entre la empresa y las comunidades.
Pero todo sin poner un freno al proyecto, ya que el gobierno nacional y Emerald Energy aseguran que no afectará al medio ambiente. Diálogo Chino se intentó contactar en repetidas oportunidades con Emerald Energy y con Sinochem, tanto en sus oficinas en Colombia, Londres y China, pero no hubo respuesta a los pedidos de entrevista o comentarios sobre el proyecto de explotación petrolera en la región de Caquetá. “La vocación de producción de la zona tiene que estar ligada a lo ambiental. La explotación de hidrocarburos sin estándares de protección ambiental exigentes puede afectar nuestro ecosistema. Queremos que Caquetá se enfoque en los productos propios de la región como el cacao, la apicultura y las frutas. La explotación de hidrocarburos es temporal, la amazonia es para toda la vida”, expresó Eduardo Moya, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Florencia.
Antecedentes en Colombia
Colombia ocupa el segundo lugar en el Atlas Global de Justicia Ambiental como el segundo país con más conflictos ambientales del mundo, por lo que situaciones como la actual con Emerald Energy no son nuevas para el país actualmente gobernado por Juan Manuel Santos. Sólo en el departamento del
Caquetá se han adjudicado, desde el 2002, 26.699 hectáreas para proyectos petroleros, 42% del área total del departamento que puede ser habitada. Emerald Energy posee numerosos contratos de exploración y explotación petrolera en Colombia, desarrollados en áreas como Campo Rico, Maranta, Jacarandá y Magdalena.
El proyecto del Caquetá fue firmado en 2012 con la empresa petrolera local Ecopetrol, a través del cual Emerald compró una participación del 50% en tres contractos de exploración y producción en la cuenca del Caguán, una de las zonas con más actividad del país en la búsqueda de hidrocarburos.
Los campesinos al frente de la protesta desconfían de las experiencias de la empresa en otros proyectos en Colombia y citan como ejemplo principal la suspensión, en 2013, de la licencia ambiental de Emerald por orden judicial. La empresa fue obligada a realizar un proceso de consulta previa con las comunidades para llevar adelante el proyecto en la cuenca del Putumayo, que finalmente fue autorizado siete meses después.
Al mismo tiempo, enmarcan el proyecto en la mayor inversión china en Colombia y los múltiples recientes acuerdos entre los dos países como las mejoras el puerto de Buenaventura, el incremento de la navegabilidad del Río Magdalena y la construcción de un oleoducto central que bordee al río. “Hay un interés concreto del gobierno nacional por hacer negocios con China.
Quieren consolidar la relación económica entre los dos países a expensas de los efectos que pueda tener en la Amazonia. No les interesa la preservación de los recursos naturales, sólo importa el interés económico”, sostuvo Salazar Higuera. Las primeras operaciones de sísmica que realizará Emerald podrían afectar un área de 150 kilómetros en las que se encuentran 23 manzanas de Valparaiso y 13 de Morelia.
Se teme que ocurran deslizamientos de tierra en zonas de alta pendiente y de material poco consolidado, cambios en el nivel de los ríos y lagunas, emanación de gases y reactivación de actividad volcánica, entre otros. “Más allá de que la política minera y de hidrocarburos en el país necesita urgentes reformas que tomen en cuenta a las comunidades, y permitan la protección de nuestro medio ambiente, es importante que la inversión extranjera que llega, en este caso de origen chino, de cumplimiento a las políticas y regulaciones colombianas”, afirmó Natalia Gómez Peña, investigadora de la Asociación Ambiente y Sociedad.