A primera vista, la laguna Palcacocha, ubicada en medio de la Cordillera de los Andes peruanos, es un lugar muy apacible. Las aguas color turquesa y cielo azul brillante contrasta con la nieve intensamente blanca de los glaciares. Sin embargo, basta quedarse solo unas horas, para que esa tranquilidad se interrumpa con el fuerte ruido de las avalanchas, bloques de hielo y roca que se desprenden del Palcaraju, uno de los picos que rodea la laguna.
Cada año su capa de hielo se reduce y alimenta a Palcacocha, que en 42 años, ha aumentado 34 veces su tamaño según datos de la Autoridad Nacional del Agua de Perú (ANA). A medida que crece, se convierte en una amenaza latente para la población de la ciudad de Huaraz, ya que aumenta las probabilidades de su desborde y con ello, generar un aluvión que caería directo a la ciudad de Huaraz. Ya pasó en 1941 y, mientras el calentamiento global continúa, los científicos estiman que podría volver a suceder.
El aluvión de 1941
El 13 de noviembre de 1941 ocurrió una de las tragedias más recordadas en la historia del Perú. Ese día, luego de un ruido estremecedor, olas gigantes de agua y lodo arrasaron con todo a su paso.
La tragedia comenzó con el desprendimiento de un bloque de hielo del nevado Palcaraju, que hizo desbordar la laguna Acoshacocha, como llamaban a Palcacocha antes de la catástrofe. El agua bajó por la quebrada Cojup hacia la laguna Jiracocha, la cual también rompió su dique natural, formándose un gran aluvión que destruyó la tercera parte de la ciudad de Huaraz, llevándose la vida de 1800 personas.
“Las aguas negras no se deslizaban, formaban oleajes enormes, inarticulados, bullentes. Una densa polvareda cubría el escenario. La visión era dantesca. Cuando volví el rostro, mi madre había desaparecido. Desesperado, y sabe Dios cómo, escalé al techo de una casa que se mantenía en pie”, relató Reynaldo Coral Miranda, sobreviviente de la tragedia, en la publicación “Lo que el agua se llevó”, del investigador Steven Wegner.
Si bien el desastre natural agarró desprevenida a Huaraz, ya se habían dado advertencias del peligro años anteriores. En la década de los 30, el científico Hanz Kinzl realizó estudios de los glaciares, indicando el riesgo de desembalses de varias lagunas, incluida Palcacocha. Sin embargo, las autoridades desestimaron sus avisos y no realizaron ninguna actividad preventiva. Recién a partir de la tragedia, en 1942 se creó la Oficina de Control de Lagunas de la Cordillera Blanca para el estudio y el monitoreo de glaciares y lagunas; y posteriormente se realizaron trabajos de seguridad en Palcacocha. Esta oficina fue pasando por varias instituciones hasta el 2014, año en que se formó el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (INAIGEM), como principal centro de investigación sobre glaciares en Perú. Sin embargo, durante los últimos años en Perú poco se ha hablado de Palcacocha y sus riesgos, hasta que un hombre decidió exponer este caso al mundo.
Saúl y la justicia climática
En noviembre de 2015, el guía de montaña huaracino Saúl Luciano Lliuya, preocupado por el deshielo de la Cordillera de los Andes y la potencial amenaza, acusó a la empresa multinacional alemana de electricidad RWE por ser una de las responsables históricas del calentamiento global y por ende, del derretimiento de los Andes.
“No podemos quedarnos con los brazos cruzados”, dijo Saúl. En su búsqueda por encontrar una alternativa conoció a Roda Verheyen, abogada alemana especialista en temas ambientales, a través de la ONG Germanwatch. Junto a ella, decidió llevar el caso de Palcacocha a los tribunales alemanes en busca de justicia climática. El objetivo principal era establecer un precedente legal que lleve a los grandes contaminadores a tomar responsabilidad por el impacto histórico causado y tomar acciones urgentes de prevención en la laguna.
Una demanda fue presentada e inicialmente desestimada por un tribunal de Essen -la ciudad alemana donde tiene su sede RWE- antes de que un tribunal de apelación superior en la cercana ciudad de Hamm admitiera el caso en 2017, creando un precedente mundial único. A finales de mayo de 2022, un grupo de jueces alemanes acompañados de expertos acudieron a verificar los riesgos en la ciudad de Huaraz, la laguna de Palcacocha y sus alrededores, una visita que se había retrasado varias veces debido a la pandemia del Covid-19.
RWE, empresa alemana responsable de aproximadamente el 0,5% de todos los gases invernaderos emitidos a nivel mundial, según un estudio del 2014. Si bien RWE nunca ha operado en Perú o en Sudamérica, “en una situación en la que múltiples emisores causan un problema, cada uno de ellos debería ser responsable de su parte”, indica la abogada Verheyen. Buscan crear un mecanismo legal que obligue a las empresas a pagar por las medidas preventivas que la población tiene que tomar para protegerse a sí misma y su propiedad, de los impactos del cambio climático. Por eso, demandan que la empresa asuma el 0,5% del costo de la infraestructura de seguridad necesaria para proteger Huaraz en caso de un desembalse de Palcacocha, que equivale a alrededor de 17 mil euros (US$17,250).
En una situación en la que múltiples emisores causan un problema, cada uno de ellos debería ser responsable de su parte
“Por primera vez, un juzgado considera que los causantes del cambio climático tienen por principio la obligación de hacerse cargo de la protección de las personas en situación de riesgo a consecuencia de los efectos del cambio climático”, afirmó Roda Verheyen.
El INAIGEM ya ha advertido que “el nivel de aceptabilidad o tolerancia del riesgo ante la ocurrencia de un aluvión es inaceptable, por lo que se deben desarrollar actividades inmediatas y prioritarias para el manejo del riesgo”, en su informe de evaluación del riesgo por aluvión en Huaraz de diciembre del 2020.
En sus recomendaciones señalan la necesidad de construir una estructura de contención que soporte el volumen que generaría un aluvión; así como medidas de conservación y mantenimiento de los cauces de los ríos, plantas de tratamiento de aguas residuales, reforzamiento de viviendas, entre otras. Para la ejecución de estas acciones es necesario el compromiso a todo nivel de gobierno, local, regional y central. Sin embargo, “ha faltado voluntad política. La voz de alerta se dio a finales del año 2009. Han pasado los años y no ha merecido la atención política de los que antes han dirigido el gobierno regional”, como indicó el reconocido glaciólogo César Portocarrero.
Todavía falta un par de años para la resolución del caso, pero ya ha logrado poner un precedente en la lucha por la justicia climática, ejerciendo presión sobre los más grandes emisores. Mientras tanto, los Andes se siguen derritiendo y el riesgo de un desastre se hace cada vez mayor.
La situación actual de la laguna Palcacocha
Palcacocha cuenta con un dique de seguridad de siete metros de altura y un canal de salida construido en 1974. En el 2010, los glaceólogos determinaron necesario bajar 15 metros el nivel de la laguna, sin embargo no se consiguieron los fondos para realizar la obra de seguridad. Como medida temporal, se construyó un sistema de sifonamiento para reducir su volumen en el 2011,el cual ha quedado como permanente.
El problema es que su infraestructura actual no es suficiente para las condiciones vigentes. El peligro latente de un aluvión se ha agravado. El volumen de la laguna es de aproximadamente 17 millones de metros cúbicos, que son 34 veces más que en 1974. Por otro lado, la población de Huaraz se ha multiplicado, pasando de 25 mil personas en 1941 a más de 120 mil habitantes según censo del Instituto Nacional de Estadística e Informática del Perú (INEI) en 2017. De acuerdo a Christian Huggel, glaceólogo investigador de la Universidad de Zurich, hay 45 mil personas expuestas a riesgo de muerte si ocurriera un aluvión en la actualidad.
Científicos de la universidad de Oxford y Washington han determinado que el riesgo de desborde de Palcacocha ha aumentado considerablemente debido al calentamiento global. Su estudio, publicado en la revista Nature Geoscience en febrero del 2021, concluye que es prácticamente seguro (más del 99% de probabilidad) que el retroceso del glaciar Palcaraju no se puede explicar solo por variabilidad natural. Asimismo, indican que el aluvión de 1941 fue uno de los primeros impactos generados por la emisión de gases invernaderos por la actividad humana.
Instituciones como INAIGEM y el Centro de Operaciones de Emergencias de Huaraz (COER) mantienen sistemas de monitoreo continuo de Palcacocha, y se ha diseñado el Sistema de Alerta Temprana (SAT) para alertar a la población en caso de aluvión. La ciudad ha sido señalizada para guiar a las personas hacia las zonas seguras, quienes solo tendrían 30 minutos para evacuar. Si bien el SAT es una herramienta importante, requiere de una población consciente sobre la importancia de la prevención. En la ciudad de Huaraz, según los expertos entrevistados, la mayoría de personas no conoce la magnitud del riesgo, lo que se evidencia en la cantidad de construcciones en las zonas de mayor riesgo.