Para Argentina, abordar la crisis climática significa unir las piezas de un rompecabezas, ejemplifica Cecilia Nicolini, secretaria de cambio climático. El país atraviesa una crisis de deuda externa, que limita sus posibilidades financieras de incrementar la ambición climática, a la par de una crisis social, con 36.5% de la población bajo la línea de la pobreza.
En la conferencia de Naciones Unidas COP27 de cambio climático, Argentina presentó su plan de mitigación y adaptación al 2030, además de su estrategia de largo plazo al 2050. Se contemplan acciones en todos los sectores de la economía, desde agricultura a energía, pero resaltando la necesidad de un mayor financiamiento para desarrollarlas.
El país es responsable de cerca del 0.8% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global y enfrenta sus mayores desafíos en el sector energético y de agricultura. Su matriz energética depende de los combustibles fósiles, especialmente el gas natural, y su economía está mayormente vinculada al sector ganadero y agropecuario.
En una entrevista con Diálogo Chino, Nicolini, quien viajó a la COP27 en Egipto junto a una delegación de Argentina, pidió el desarrollo de instrumentos de financiamiento climático y resaltó el rol del gas natural en la transición energética. Además, cuestionó la decisión de la Unión Europea de frenar la importación de soja y carne que provenga de deforestación.
Diálogo Chino: Uno de los principales pedidos de Argentina y otros países de América Latina en la COP ha sido el canje de deuda por acción climática. Sin embargo, hasta ahora los montos de deuda y de proyectos en dichos esquemas han sido bajos. ¿Es factible incrementarlos?
Cecilia Nicolini: Estamos avanzando con varios países que han tomado medidas innovadoras en ese sentido, como Ecuador, Belice, México y Chile. Queremos empujar estos mecanismos ya que nos van a permitir financiar la política climática y cambiar la matriz productiva. El documento que presentamos con CELAC (la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) apunta a ello, nos permite encontrar mecanismos de integración regional. Si bien tenemos diferencias en lo que necesitamos para la acción climática, también tenemos cosas en común. Somos países vulnerables, altamente endeudados y con brechas sociales y económicas que se ensanchan frente a la crisis climática.
DC: ¿Se puede pensar entonces en América Latina como un bloque unificado en las negociaciones y no dividida en distintos grupos?
CN: Es una de las propuestas que venimos hablando. Tenemos que transformar este documento en la creación de un grupo cohesionado a la hora de negociar. Nos va a beneficiar para ser más potentes en las COP. Hoy estamos repartidos en diferentes grupos y nos resta fuerza.
¿Cómo se implementará el plan de reducción de emisiones de Argentina al 2030, especialmente considerando los planes de una expansión del sector fósil?
Es un plan ambicioso en el que han trabajado todos los sectores, incluyendo la secretaría de energía. El plan contempla una transición energética y el objetivo de diversificar la matriz, pero se dará en base a nuestras necesidades y desafíos. La transición no va a pasar de un día para el otro y el paradigma fósil no se va a eliminar rápidamente. En Argentina, el gas natural es un elemento fundamental para el desarrollo económico. Es funcional a la transición al corto y mediano plazo pero no al largo. Desarrollar el gas nos va a permitir dejar de importar combustibles líquidos y exportarlo a países con matrices energéticas contaminantes, como Chile, que todavía usa carbón. Además, el gas generará divisas que servirán para financiar una matriz más limpia.
Un reciente informe de Naciones Unidas mostró que las energías renovables en América Latina generarían más beneficios económicos y empleos y menos emisiones que el gas natural. ¿Por qué entonces no se puede evitar utilizar el gas natural como combustible de transición?
Esos análisis son difíciles si se dan de manera aislada, hay que hacerlo país por país. Argentina tiene una situación diferente a la de otros países al contar con la segunda reserva más grande del mundo de shale gas y una infraestructura de gasoductos. Tenemos también un potencial único en renovables pero desarrollar esa industria requiere capacidades nacionales y no depender de otros países.
Los países que más contribuyeron al problema son los que se tienen que hacer responsables y asegurar que el financiamiento llegue en tiempo y forma
Nuestras restricciones económicas son también un factor, ya que para potenciar las renovables tenemos que desarrollar una red de transporte de electricidad que nos permita aprovechar el potencial. La inversión pública no alcanza y necesitamos que al sector privado le sea rentable venir a Argentina, considerando las altas tasas de interés actuales.
Se suele decir que las negociaciones climáticas son exitosas cuando todas las partes se van un poco disconformes. ¿Con que se iría conforme Argentina de la COP?
Tenemos que establecer una nueva meta de financiamiento para después de 2025 luego del compromiso incumplido de 2009 de los 100 mil millones de dólares. Al mismo tiempo, pérdidas y daños tiene que tener un mecanismo de financiamiento separado. Son los países de América Latina y África los que más lo necesitan. Si bien no somos un país significativo en términos de emisiones, estamos comprometidos a la acción climática. Pero son los países que más contribuyeron al problema los que se tienen que hacer responsables y asegurar que el financiamiento llegue en tiempo y forma.
La Unión Europea recientemente introdujo medidas para frenar la importación de materias primas como la soja y carne que provengan de deforestación, algo que se describe como una medida comercial discriminatoria en el documento de la CELAC. ¿Por qué es discriminatoria, considerando las tasas de deforestación de la región?
Hay mucho cinismo de la Unión Europea con esa medida. Estamos comprometidos a que nuestras exportaciones sean libres de deforestación pero nos deberían dar el tiempo necesario para adaptarnos, además del financiamiento. Así como está planteada, es una medida paraarancelaria. Sobre todo cuando la Unión Europea sigue subsidiando a su sector agropecuario, el cual es ineficiente y produce con más recursos energéticos y agua que nosotros. Las nuevas normas siempre las ponen los más fuertes, que son los que tienen el capital y los medios de financiamiento.