La relación en evolución entre Latinoamérica y China fue el tema central en la reciente III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Costa Rica, realizada tras el primer Foro China-CELAC llevado a cabo en Pekín en enero, considerado como una significativa ampliación de su asociación.
Pero mientras los países latinoamericanos destacan cada vez más al gigante asiático como un importante inversor y socio comercial en la región, existe un aspecto oscuro en las relaciones entre China y Latinoamérica.
Las actividades chinas en Latinoamérica tienden a centrarse en actividades que implican elevadas emisiones de carbono, como lo son la minería y la extracción de combustibles fósiles. Es posible que estas actividades estén consolidando vías de desarrollo con altas emisiones de carbono en Latinoamérica y orientando a la región hacia una dirección insostenible.
La relación entre China y Latinoamérica podría fortalecer el poder relativo de ciertos actores locales como ministerios “sucios” (los de minería o energía por ejemplo) frente a los ministerios relacionados al medioambiente y al cambio climático. Estos actores “sucios” son menos proclives a promover una agenda climática ambiciosa en comparación a los ministerios ambientales, tradicionalmente marginados.
China puede estar socavando, inadvertidamente, los intentos latinoamericanos por llevar adelante políticas contra el cambio climático al reforzar y fortalecer en esos países a los actores que consideran la acción frente al cambio climático como un obstáculo al crecimiento.
Los vínculos en rápida expansión entre China y Latinoamérica tienen implicaciones de gran alcance para los esfuerzos mundiales en la lucha contra el cambio climático. Juntos, estos países representan aproximadamente el 36 % –China, el 27 % y la CELAC, el 9 %– de las emisiones mundiales totales de gases de efecto invernadero. La capacidad a nivel mundial para mantenerse por debajo de un aumento de la temperatura promedio de dos grados durante este siglo dependerá en parte de la voluntad de estos países para reducir sus emisiones y establecer economías tendientes a crear condiciones para concretar bajas emisiones.
Un nuevo documento de trabajo para la discusión, creado por el Climate and Development Lab y E3G, mira más allá de esta estructura de las relaciones chino-latinoamericanas y explora algunas de las oportunidades para el desarrollo con bajas emisiones de carbono.
Se ocupa de cuatro áreas para mejorar la cooperación entre China y Latinoamérica para el desarrollo con bajas emisiones de carbono y el cambio climático, que incluyen las energías renovables, las ciudades sostenibles, y la reducción de la huella ambiental y de carbono de las actividades relacionadas a China en Latinoamérica. También se centra en el potencial de la arquitectura internacional en desarrollo para el financiamiento de actividades contra el cambio climático, haciéndo enfásis en el rol de las nuevas instituciones con respaldo chino para contribuir al financiamiento de los esfuerzos latinoamericanos en esta área.
Por ejemplo, existe un excepcional potencial de cooperación en energías renovables entre China y la CELAC. El creciente mercado interno chino de energías renovables y la influencia de ese país en las exportaciones de tecnología a los mercados mundiales de energías renovables presenta excelentes oportunidades para invertir en energías limpias en la CELAC.
La situación de Latinoamérica y el Caribe relacionada con las energías renovables es alentadora: más de una docena de países han establecido metas para esta cuestión. El Banco Interamericano de Desarrollo afirma que la región puede cubrir sus necesidades energéticas futuras con fuentes de energía renovable, incluidas las solares, eólicas y geotérmicas, que son suficientes para cubrir 22 veces su consumo energético previsto para 2050.
El recientemente creado Foro China-CELAC tiene el potencial suficiente para convertirse en una plataforma transformadora que cambie la asociación entre Latinoamérica y China con elevadas emisiones de carbono. La CELAC debería usar el Foro China-CELAC para involucrar a China en acciones contra el cambio climático dentro de sus asociaciones bilaterales y garantizar que las relaciones chino-latinoamericanas contribuyan a los esfuerzos para crear un acuerdo climático mundial ambicioso y equitativo.
La desaceleración económica en América Latina, el Caribe y China no es excusa para socavar las políticas ambientales o climáticas con el fin de atraer inversiones extranjeras que generen beneficios de corto plazo.En cambio, podría ser una oportunidad para orientar a Latinoamérica y el Caribe hacia la creación de economías con bajas emisiones de carbono y buena resiliencia. Entonces, el Foro China-CELAC podría resultar fundamental para fortalecer los esfuerzos de los países de Latinoamérica y el Caribe en respuesta al cambio climático.
Guy Edwards es investigador y codirector del Climate and Development Lab en el Institute at Brown for Environment and Society, en la Brown University. Es coautor, junto con Timmons Roberts, de un nuevo libro que será publicado por MIT Press en octubre de este año, llamado A Fragmented Continent: Latin America and the Global Politics of Climate Change (Un continente fragmentado: Latinoamérica y la política mundial contra el cambio climático).