El Grupo de Liderazgo del Clima de Grandes Ciudades (C40) necesita expandirse, afirmó el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes. Y en el caso de hacerlo, según sus proyecciones, se podría cambiar el rumbo de la historia.
Tras presidir la reunión de alcaldes C40 realizada en Buenos Aires, Argentina, en la cual las autoridades municipales acordaron incrementar significativamente la cantidad de flotas de autobuses con uso eficiente del combustible, Paes viaja a China con el objetivo de sumar nuevas ciudades chinas (Tianjin, Chongqing, Guangzhou, Hangzhou and Xian) al grupo C40 – una red de ciudades, creada en el 2005 por el entonces alcalde de Londres Ken Livingstone, con el fin de coordinar una acción conjunta para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel urbano.
En la actualidad, el C40 está integrado por 75 ciudades. Sin embargo, sólo cinco (Beijing, Hong Kong, Shanghai, Shenzhen y Wuhan) son chinas. China es el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero (GEI) y el principal protagonista de la próxima ronda de negociaciones sobre el clima de Naciones Unidas (COP 21) a realizarse en diciembre en París.
A partir de la inclusión de nuevas autoridades chinas en el C4O, Paes proyecta potenciar la acción a nivel subnacional y aumentar las posibilidades de alcanzar un acuerdo, reemplazando así el fallido Protocolo de Kyoto de 1997.
Durante la reunión realizada en Buenos Aires, alcaldes latinoamericanos firmaron dos protocolos. El primer acuerdo consta de la creación de una plataforma para la medición de gases de efecto invernadero en cada ciudad y a su vez, monitorea el cumplimiento de los objetivos de reducción fijados por cada gobierno de la ciudad.
El segundo acuerdo establece que los autobuses que funcionan a través de combustibles tradicionales, como el diesel, deberán ser reemplazados por fuentes alternativas basadas en tecnologías limpias, como la electricidad.
“En 2020 vamos a adquirir más de 40.000 autobuses que utilicen tecnología limpia”, anunció el alcalde de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera. “Esto representa una reducción de 435.000 toneladas de dióxido de carbono al año.”
La necesidad de transformar el espacio urbano en un escenario más habitable mediante la construcción de una red de transporte público “limpio” es cada vez más urgente, ya que dos tercios de la población mundial vivirá en las ciudades para el 2050.
Camino a París
“El 2014 marcó un hito por sus altas temperaturas” e incluso hasta los escépticos del cambio climático tuvieron reconocer que “las últimas tres décadas fueron las más calurosas de la historia de la humanidad”, declaró el ex presidente de México, Felipe Calderón, invitado especial a la reunión en Buenos Aires.
Hasta el año pasado, Estados Unidos y China, que juntos concentran más del 50% de las emisiones de efecto invernadero en el mundo, no exhibieron muestras claras para cooperar de manera constructiva en las negociaciones internacionales sobre el clima.
Pero las expectativas para la COP 21 crecieron partir del acuerdo firmado por China y Estados Unidos en el cual ambos países se comprometieron a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) durante la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), realizada en Beijing en octubre pasado.
Los Estados Unidos ratificó el compromiso asumido en la Cumbre de APEC para reducir los niveles de 2005 en las emisiones de GEI alcanzando un margen de disminución entre el 26-28% para el 2030, presentando formalmente ante la ONU las medidas que llevará a cabo para contribuir a la limitación del calentamiento global en 2 grados – conocido como Aportes Destinados con Determinación Nacional (INDC).
México fue muy aplaudido por la presentación de un “ambicioso” INDC convirtiéndose así, en el primer país “en desarrollo” en comprometerse a su realización. México terminará con los niveles de gases de efecto invernadero y otras emisiones para el año 2026, reduciendo posteriormente los niveles de 2013 en un 25%, independientemente de los niveles de crecimiento para el año 2030.
Calderón se mostró optimista sobre el proceso de negociación, sugiriendo la importancia del acuerdo de APEC: “si combinamos esta iniciativa con las medidas adoptadas por las grandes ciudades para reducir la contaminación, las expectativas a futuro son aún más positivas de lo que solían ser.”
Paes coincide que las autoridades de la ciudad ocupan hoy un rol fundamental y no sólo lo ejercen las autoridades nacionales de los países con emisiones elevadas, sino que los alcaldes no debería pasarse por alto ya que son actores importantes en los esfuerzos para reducir las emisiones de GEI.
“Representamos a 500 millones de personas, y una cuarta parte del Producto Bruto Interno (PIB) a nivel mundial”, dijo agregando que la tecnología china puede facilitar la transición a ciudades más limpias.
“China está a la vanguardia de la tecnología verde”, afirmó Rodrigo Rosa, Asesor Especial del alcalde Paes, “todo lo relacionado a la alta tecnología actual cuenta con la participación de alguna empresa china”.
Según anunció Paes, los alcaldes realizarán un evento paralelo durante la COP 21. Una de las demandas del grupo es obtener el acceso directo a la financiación con el fin de poner en práctica sus programas ambientales.
Los alcaldes coincidieron en que el principal obstáculo para obtener el financiamiento climático fue lograr la aprobación de los gobiernos nacionales en el otorgamiento de préstamos destinados a la modernización de tecnología, especialmente en el ámbito del transporte urbano.
“El acuerdo de los alcaldes de América Latina para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero y modernizar el transporte urbano es un paso fundamental hacia el objetivo que los líderes mundiales negociarán en París”, dijo Calderón.
Ocho meses antes de la realización de la Conferencia sobre el Clima, los alcaldes de las 75 megaciudades del mundo están haciendo campaña para presionar a los gobiernos a adoptar medidas prácticas para combatir la contaminación, a pesar de las diferencias económicas, ideológicas y culturales.
Pero decidir quién debe realizar cada acción ha sido el motivo de desacuerdo durante los últimos 20 años. Se prevé que se alcanzará un acuerdo en la COP 21, pero su alcance y ambición todavía dejan algunas dudas.
Como una ola de países presentan sus INDCs ante la ONU, los alcaldes de las principales ciudades están tratando de demostrar que el desarrollo urbano sostenible es parte crucial del proceso.