China ha preparado su esquema para alcanzar un tope máximo de emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 o antes. Se trata de detalles que podrían tener un impacto significativo en las negociaciones de la ONU sobre el clima, que buscan lograr un acuerdo en París este año. El mayor emisor de gases de efecto invernadero “trabajará duramente” para llegar al máximo de sus emisiones de CO2 antes de 2030, dijo el primer ministro Li Keqiang en París, durante una reunión cumbre con el gobierno francés, antes de la publicación del plan climático en Pekín y su presentación a la división de la ONU dedicada al clima. El documento indica que China planea reducir la intensidad de las emisiones de carbono de su economía un 60 %-65 % por unidad de PBI para 2030 –tomando como base los niveles de 2005– y reiteró la meta ya anunciada de generar el 20 % de su energía primaria mediante fuentes renovables para esa misma fecha. La traducción al inglés del documento de 20 páginas dice: “Un viaje de mil millas comienza con el primer paso”. Agrega que, para alcanzar sus metas para 2030, China debe aprovechar acciones ya implementadas e introducir nuevas leyes y penas que se harán cumplir con firmeza, además de acelerar dramáticos cambios en su producción y consumo de energía, bienes y materias primas. Los analistas señalan que la meta de reducción de la intensidad de las emisiones de carbono en un 60 %-65 % significa un importante aumento respecto de los compromisos anteriores, pero la tasa a la que continuarán aumentando para llegar a su máximo y luego caer dependerá en gran medida de lo que ocurra con el PBI chino. “Será interesante ver si China clarifica esto un poco más”, dijo Mark Kenber, de Climate Group. Otros analistas indican que la meta de reducción de la intensidad de emisiones de carbono del 60 %-65 % refleja los avances que China ya hizo para descarbonizar su economía. “Cumplir esta meta no será fácil, pero las investigaciones muestran que, con un compromiso sostenido, China puede lograr su objetivo incluso antes de 2030. Este compromiso beneficiará a China y representa una contribución seria y creíble para enfrentar el cambio climático”, dijo Jennifer Morgan, del World Resources Institute. Sin embargo, Li Shuo, de Greenpeace China, señaló que las metas indicadas en el INDC están en el extremo menos ambicioso de las posibilidades de China. “No refleja completamente la significativa transición energética que ya está ocurriendo en China”, dijo, y agregó: “Dada la dramática caída del consumo de carbón, la robusta incorporación de las energías renovables y la urgente necesidad de tomar medidas contra la contaminación del aire, creemos que el país puede hacer mucho más de lo que ha propuesto hoy”. Nick Mabey, de la consultora E3G, dijo que el plan climático es una señal de que China buscará un desarrollo con menores emisiones de carbono, que el país puede implementar en mayor medida. Agregó: “Ahora debe integrar acciones para el cambio climático en sus ambiciosas reformas económicas y para el desarrollo”. Las políticas y las metas que ya se han anunciado, incluida la promesa del año pasado de alcanzar el máximo de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, constituyen gran parte del documento presentado a la ONU, que se conoce en la jerga oficial como Compromiso de Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (INDC, por su sigla en inglés). En él, China destaca una implementación sin precedentes de medidas relacionadas con las energías renovables y la eficiencia energética, cierres de plantas de generación eléctrica alimentadas con carbón y fábricas con alto consumo de energía, y un desplazamiento hacia el uso del gas, un combustible más limpio. China ya ha logrado un recorte del 33,8 % en la intensidad de sus emisiones de carbono respecto de los niveles de 2005, pero los detalles del plan climático presentado hoy proporcionan pocos indicios sobre la velocidad a la que se reducirán las emisiones después alcanzar su máximo. Aunque gran parte del plan climático chino responde a políticas ya anunciadas relacionadas con el uso de la energía, implica que las tres economías con mayores emisiones del mundo –China, EE. UU. y la UE– han publicado metas climáticas con las que están dispuestas a comprometerse en un nuevo acuerdo en París. Prioridades Pese a todo, el documento dice poco sobre la evolución de los recortes de emisiones después de 2030 y la capacidad, o decisión, del país para reducir sus emisiones a una tasa que ayude al mundo a evitar un cambio climático descontrolado. Hasta el momento, China ha rechazado las propuestas de la UE para revisar los recortes de las emisiones cada cinco años. Los analistas también destacaron que la acción china para el cambio climático responde a un genuino interés propio y es parte de la agenda de reforma del gobierno, destacada en su Plan Quinquenal, para reestructurar la economía china y ocuparse de cuestiones relacionadas con la contaminación del aire, la seguridad energética y los impactos adversos del cambio climático. Según el compromiso incluido en el INDC, de usar un 20 % de combustibles no fósiles, China tendrá que construir una capacidad adicional de generación de 800-1000 GW sin emisiones para 2030, aproximadamente igual a su capacidad de generación actual a carbón y casi tanto como la capacidad total instalada actualmente en el sector energético estadounidense. Costos Lograr las metas climáticas de reducción del INDC costará a China más de 6,6 billones de USD (41 billones de yuanes), comentó el negociador líder del país en las negociaciones climáticas de la ONU la semana pasada, durante una reunión con sus contrapartes estadounidenses. Esto implicará fuertes costos para los sectores de uso intensivo de energía, pero también puede representar enormes beneficios económicos para sectores como las energías renovables, los equipos con elevada eficiencia energética, las tecnologías medioambientales, los vehículos con bajas emisiones de carbono y la infraestructura de la red eléctrica. Después de la publicación del INDC, es probable que otros grandes emisores, como EE. UU. y la UE, aumenten la presión sobre China para que fije un sistema robusto y basado en reglas, según los métodos y requisitos de informes de las normas de contabilidad internacional, algo que el gobierno central en Pekín ha rechazado hasta el momento. Ese artículo se publicó por primero vez en chinadialogue.net