En las últimas dos décadas México se había planteado como líder ambiental en América Latina en el discurso. Pero con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien asumió en diciembre de 2018, el país ha relegado la cuestión ambiental tanto en la retórica como en las políticas aplicadas.
“México ha detenido años de progreso en el sector energético con decisiones que amenazan con revertir el avance hacia una acción climática mejorada”, acusó el Informe sobre la brecha de emisiones 2019, elaborado por el Programa de la ONU para el Medio Ambiente. Este informe fue uno de los primeros en sonar las alarmas del retroceso mexicano.
2.500
hectáreas de bosque están amenazadas por el Tren Maya en Yucatán
El informe también cuestionó los programas que limitan un mayor despliegue de energía limpia y el apoyo a mayor extracción petrolera con la construcción de una refinería en el estado de Tabasco, en el sureste mexicano.
A López Obrador le llueven las críticas por su descuido con el medio ambiente: la sociedad civil ha protestado contra el proyecto del Tren Maya, que amenaza con destruir más de 2.500 hectáreas de selvas en la península de Yucatán y en octubre del 2019, noventa organizaciones civiles enviaron una carta directamente al presidente exigiéndole que hiciera un uso responsable del presupuesto público para proteger al medio ambiente.
Como parte de sus medidas de austeridad que buscan eliminar la corrupción, López Obrador redujo los presupuestos de instituciones medio ambientales de manera considerable y en su primer año de gobierno, recortó el 74 por ciento del presupuesto de la Subsecretaría de Planeación y Política Ambiental. La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) tuvo un recorte de 75 por ciento de recorte en servicios generales y una reducción de 200 empleados.
Cuando los trabajadores enviaron una carta al gobierno denunciando cómo estas medidas afectarían a comunidades y al medio ambiente negativamente, el entonces Secretario de Medio Ambiente Víctor Manuel Toledo, afirmó que las críticas no tenían sustento y provenían de personas de partidos políticos opositores.
El previo liderazgo de México
Adrián Fernández, director ejecutivo de la ONG Iniciativa Climática de México aplaudió los esfuerzos mexicanos ambientales de hace diez años.
“En 2010, México hizo un trabajo formidable para desatorar las negociaciones climáticas durante la cumbre de Cancún, luego del fracaso en las tratativas para combatir el fenómeno el año previo en Copenhague”, dijo Fernández a Diálogo Chino.
En 2010, México hizo un trabajo formidable para desatorar las negociaciones climáticas durante la cumbre de Cancún
México también fue el primer país en desarrollo en tener una ley general de cambio climático, aprobada en 2012, y en presentar en 2015 su Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, en inglés), el conjunto de metas voluntarias de reducción de emisiones contaminantes, ante la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) para cumplir con el Acuerdo de París sobre cambio climático firmado en 2015.
Además, es el único país en desarrollo en enviar seis comunicaciones ambientales, un reporte que incluye el inventario de las emisiones contaminantes y de las acciones de reducción de polución y de adaptación al fenómeno climático, ante la CMNUCC.
Un retroceso con consecuencias
Sin embargo, López Obrador ha privilegiado la extracción y quema de combustibles fósiles, bajo el argumento de obtener la soberanía energética y no depender de gasolinas importadas –especialmente de Estados Unidos–, sobre alternativas como las energías renovables.
Asimismo, frenó la marcha de la reforma energética de 2013 que abrió los mercados de hidrocarburos y eléctrico al capital privado, para favorecer a las empresas estatales Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos.
“Hay un entendimiento del sector energético que parece anticuado e impulsado por la ideología”, declaró Lourdes Melgar, subsecretaria de energía del gobierno anterior. “No pueden resolverse los desafíos del siglo XXI con una visión de la década de 1930”.
Lourdes explicó que si el país hubiera mantenido la industria abierta a la inversión privada, habría obtenido el conocimiento técnico y el financiamiento para desarrollar una gran variedad de recursos energéticos, entre ellos las energías eólica y solar.
Las acciones mexicanas implican el riesgo de incumplimiento de nuevas metas ambientales y climáticas. Según el Global Carbon Atlas México y Brasil son los dos países que más emisiones tienen en América Latina, figurando dentro de los top 15 emisores del mundo.
Sabías que…?
México y Brasil son los dos países con más emisiones de América Latina
Las emisiones en México han aumentado en un 70 por ciento desde 1990 y se proyecta que seguirán aumentando, dejando a México muy lejos de la trayectoria de emisiones requeridas para alcanzar el escenario de 1.5% grados del Acuerdo de París.
En su primera NDC en 2015, México asumió voluntariamente la reducción de 22% de sus emisiones contaminantes para 2030, especialmente en la generación de energía. El 29 de diciembre México presentó su actualización de la NDC, sin incrementar la meta de reducción de emisiones, para decepción de organizaciones ambientalistas, y en contraviento del Acuerdo de París y de la Ley General de Cambio Climático.
Por si fuera poco, los planes económicos del grupo de los 20 países más ricos del mundo (G20) para enfrentar la pandemia, incluido México, son considerados nocivos para el ambiente, según el análisis de la consultora inglesa Vivid Economics. El reporte “Índice del verdor de los estímulos” concluyó en que 16 miembros del bloque –entre ellos México– introducen medidas perjudiciales para el ambiente-
“Ya no es posible esconderse. México no puede ir más por el mundo lanzando demagogia. El mundo ya sabe qué políticas se toman en ambiente y energía. Ese prestigio que México construyó se va a caer rapidísimo y muy duro. Hay riesgo de convertirnos en parias del cambio climático”, alertó Fernández.
Pequeños avances con obstáculos: menos plástico, el acuerdo de Escazú y dinero verde
En medio de ese panorama desolador, existen medidas en pro del medio ambiente que surgen desde diversos sectores y que dan alientos a la ciudadanía preocupada por el destino de este sector. Ciudad de México, prohibió el uso de plásticos de un solo uso, como bolsas y empaques, a partir del primer día de 2021. La disposición busca reducir la generación de desechos de difícil reciclaje y disminuir la contaminación del suelo y cuerpos de agua, pues en ellos termina esa basura que, además, es ingerida por animales y retorna al cuerpo humano por la ingesta de comida y líquido.
Pero muchos comercios continúan con esa práctica ante la falta de alternativas, lo que demuestra las barreras para su aplicación.
Ya no es posible esconderse. México no puede ir más por el mundo lanzando demagogia
En el sector de la energía renovable parece haber avances del sector privado y, a pesar de que el gobierno mexicano quiere arrinconarla, la industria renovable no está dispuesta a perder el pulso. La empresa china China Power International Holding Limited, filial de la estatal State Power Investment Corporation, adquirió en noviembre pasado a la mexicana Zuma Energía, la mayor corporación de renovables en México y propietaria de dos campos solares y dos eólicos, con capacidad instalada total de 818 megavatios.
Por su tamaño y naturaleza de empresa estatal, el arribo de un nuevo jugador chino al mercado renovable azteca podría representar mayor inversión en alternativas energéticas, aunque para ello tendrá que enfrentar las restricciones impuestas por el gobierno de López Obrador.
Por el lado de acuerdos regionales ambientales hubo un gran avance, cuando el 5 de noviembre el Senado ratificó por unanimidad el Acuerdo de Escazú, el primer tratado ambiental regional de América Latina que busca mejorar el acceso a información pública, la participación ciudadana y la justicia en temas ambientales en América Latina y el Caribe. Este acuerdo es considerado uno de los instrumentos ambientales más importantes en la región y la firma de México podría impulsar la firma de más países.
Otro avance son los bonos verdes, instrumentos para obtener financiamiento exclusivo para proyectos como energía renovable, construcción sustentable, eficiencia energética, transporte limpio, agua, manejo de residuos y agricultura. A pesar de las inconsistencias mexicanas, progresan lentamente y podría contribuir con la recuperación económica pospandemia. En 2015, el banco estatal Nacional Financiera lanzó el primer bono verde de México, por 500 millones de dólares, para financiar eologranjas y desde entonces, se han emitido al menos 14 bonos sustentables, nueve verdes y dos sociales por 1900 millones de dólares.
“El panorama ha sido benéfico, pues hay más organizaciones públicas y privadas que han optado por este instrumento. Son mecanismos innovadores, es dinero barato y permiten obtener recursos que no tienes ahora para instrumentar proyectos que de otra manera tomaría más tiempo desarrollar”, Liliana Estrada, investigadora del Grupo de Financiamiento Climático para América Latina y el Caribe, resaltó a Diálogo Chino.
El panorama ha sido benéfico, pues hay más organizaciones públicas y privadas que han optado por los bonos verdes
Pero aunque la Ley General de Cambio Climático menciona esos instrumentos, no existe regulación sobre cómo emitirlos ni un mecanismo de seguimiento de su impacto, como señala Estrada.
La especialista planteó que debería haber una política mexicana sobre esas inversiones, para cumplir con las metas climáticas. “El problema es que el sector público está paralizado. Hay esfuerzos pero están desarticulados y no hay un liderazgo directo de hacedores y tomadores de decisiones”, señaló.