El delegado de Rusia se indignó. Él estaba de pie, sosteniendo el letrero de su país en alto, agitándolo, gesticulandolo. También estaba gritando, aunque sólo los que entendían ruso sabían lo que él estaba diciendo porque los intérpretes no traducirían sus comentarios a menos que le dieran la palabra. Pero Patricia Espinosa no le daría la palabra, ella ni siquiera lo reconoció. La ex canciller de México mantuvo con firme su cabeza con un giro hacia la derecha para no tener que mirar al delegado ruso, que amenazaba con terminar con el consenso que Espinosa había trabajado tan duro para construir. En cambio, ella lo llevó a cabo con mano dura, declaró que todas las decisiones fueron acordadas por consenso y proclamó la cumbre del clima de Cancún 2010 (COP 16) como un éxito. A continuación, Espinosa recibió una ovación de pie. Más de cinco años después, ella ha sido seleccionada por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon al frente de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), un colectivo de 194 países encargados de coordinar la lucha contra el calentamiento global. Normalmente, la elección del secretario general debe ser aprobada por una agencia de la ONU formada por 11 miembros que representa a grupos de gobiernos alrededor del mundo, que se encuentra actualmente dirigido por el ministro de Medio Ambiente francés Ségolène Royal. Sin embargo, no existe registro que esta oficina haya alguna vez desafiado la elección del secretario general y por lo tanto, la aprobación es abordada como una cuestión de formalidad en estos días. “Patricia es precisamente la persona adecuada en el momento indicado para este trabajo…El desafío que está por delante necesitará de una amplia dosis de compromiso, de ingenio, de claridad en el objetivo y del hábil toque humano, atributos que ella a menudo ha mostrado en sus distintos roles diplomáticos,” dijo Andrew Steer, director general del Instituto de Recursos Mundiales, en un comunicado. Guy Edwards, co-director del Laboratorio de Clima y Desarrollo en la Universidad Brown, dijo que el liderazgo de Espinosa como presidente COP 16 resume la importancia de trabajar tanto con los países desarrollados y los en vías de desarrollo y facilitar el diálogo constructivo. Después de haber sido excluida de las negociaciones de Cancún, la sociedad civil tiene ahora un lugar en la mesa de negociación y estará mirando de cerca para ver si la dirección de Espinosa es más inclusiva, agregó Edwards. Un intenso lobby se había generado para el puesto de secretario ejecutivo de la CMNUCC, luego que la titular Christiana Figueres, anunciara que se retiraba poco después de la cumbre de París del año pasado. Poco después, el grupo de los Países Menos Desarrollados dijo abiertamente en una reunión que era hora que uno de sus representantes sea la cabeza del cuerpo del clima de la ONU. Debido a que Figueres es de Costa Rica, algunos de los veteranos observadores de la CMNUCC esperaron que este puesto excluyera a América Latina. Nada de esto ocurrió, y la difícil tarea de convencer a los gobiernos para hacer la transición de economías basadas en los combustibles fósiles a las energías renovables ha recaído en la ex canciller de México de 57 años de edad, que actualmente es embajadora de su país en Alemania. Mónica Araya, directora de Nivela.org, dijo que la elección de Espinosa fue positiva para América Latina, que necesita encontrar un terreno común sobre las cuestiones climáticas. “También envía un poderoso mensaje sobre el rol de las mujeres como líderes en el camino trazado en París y en la protección de la integridad del acuerdo,” agregó. El acuerdo climático alcanzado en París en diciembre pasado fue visto como un gran éxito diplomático. Pero, como la misma Figueres ha señalado en repetidas ocasiones, el acuerdo que ayudó a negociar en la capital francesa está muy lejos de mantener la temperatura media global dentro de los 2C que los gobiernos han acordado a trabajar de aquí en adelante. En cambio, si los compromisos actuales se llevan a cabo en su totalidad, las temperaturas promedio subirán entre 2.7c y 3.4c y para el final de este siglo. Los científicos están advirtiendo sobre los efectos catastróficos que ocurrirán al menos que las emisiones de gases de efecto invernadero sean frenadas en una forma más efectiva de lo que ha sido hasta ahora. Como la persona elegida para supervisar la aplicación y el posible fortalecimiento del acuerdo sobre el clima de París – que entra en vigor en 2020 – Espinosa tiene un difícil trabajo.