Clima

¿Cómo reducir las emisiones de los grandes eventos deportivos?

Tras la promesa de que los Juegos Olímpicos de París serán los más sostenibles en la historia, Dialogue Earth explora los desafíos sostenibles de los grandes acontecimientos deportivos
<p>Un avión sobrevolando un partido de fútbol en el Estadio Nacional de Japón, sede principal de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Los próximos Juegos Olímpicos de París y la Eurocopa de fútbol de la UEFA se han comprometido a ser más ecológicos (Imagen: AFLO / Alamy)</p>

Un avión sobrevolando un partido de fútbol en el Estadio Nacional de Japón, sede principal de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Los próximos Juegos Olímpicos de París y la Eurocopa de fútbol de la UEFA se han comprometido a ser más ecológicos (Imagen: AFLO / Alamy)

Es hora de sumar una nueva palabra al lema olímpico: más rápido, más alto, más fuerte, más verde — Juntos.

Los Juegos Olímpicos de París se han comprometido este año a reducir a la mitad su huella de carbono con respecto a ediciones anteriores.

A modo de comparación, los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río 2016 emitieron 3,3 y 3,6 millones de toneladas de CO2 respectivamente, según los comités organizadores. Incluso los Juegos Olímpicos de Tokio, en los que no hubo espectadores debido a la pandemia de Covid-19, generaron 1,96 millones de toneladas de carbono.

París 2024 ha empleado un enfoque “ERC” para alcanzar el objetivo de emisiones, que significa evitar y reducir las emisiones, y compensar las que no pueden evitarse ni reducirse. Los organizadores afirman haber desarrollado una herramienta “pionera” para anticipar las emisiones y orientar así sus decisiones, como la de utilizar un edificio existente o construir uno nuevo.

Las competiciones deportivas atraen a miles de millones de espectadores en todo el mundo. Su gran influencia socioeconómica y cultural significa que su impacto ambiental va mucho más allá de las emisiones directas.

Por ello, la sostenibilidad se ha convertido en una consideración cada vez más importante, tanto en los Juegos Olímpicos de París como en acontecimientos futbolísticos como la Copa Mundial de la FIFA 2022 en Qatar y la próxima Eurocopa 2024 en Alemania. En China, en los últimos años se han introducido iniciativas de reducción de las emisiones de carbono con motivo de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing, los Juegos Mundiales Universitarios de Chengdu y los Juegos Asiáticos de Hangzhou.

Sin embargo, sigue habiendo dudas sobre la exactitud del cálculo de las emisiones de algunos eventos y la eficacia de las compensaciones de carbono.

¿Qué impulsa a las emisiones de los eventos deportivos?

La reutilización de los residuos y la sustitución de los combustibles fósiles por energías renovables son esenciales para reducir las emisiones en los grandes eventos deportivos.

Aproximadamente el 95% de las sedes de los Juegos Olímpicos de París serán instalaciones preexistentes o temporales, y se espera que solo este factor reduzca las emisiones de carbono en un millón de toneladas en comparación con los edificios nuevos. En los Juegos Asiáticos de Hangzhou también se dio prioridad al uso de instalaciones ya existentes, y solo 12 de las 56 sedes de competición se construyeron desde cero.

París 2024 también se ha comprometido a utilizar un 100% de energías renovables, principalmente eólica y solar, pero también biogás. En comparación con los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, en los que se quemaron cuatro millones de litros de diésel para producir electricidad, París espera ahorrar el equivalente a 13.000 toneladas de emisiones al evitar el uso de este combustible.

Los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing de 2022 también tuvieron una política de energía 100% renovable. La zona de competición recibió energía eólica, solar fotovoltaica y de bombeo de las instalaciones recién construidas en la vecina región de Zhangjiakou. Después del evento, esta infraestructura ha seguido suministrando a Beijing unos 14 teravatios hora de electricidad limpia al año, lo que supone una décima parte de la electricidad de la ciudad.

Sin embargo, la mayor huella de carbono de los acontecimientos deportivos suele proceder de los desplazamientos aéreos y por carretera de participantes y espectadores. La ausencia de espectadores en los Juegos Olímpicos de Tokio a causa de la pandemia de Covid-19 redujo las emisiones. En los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing, la ausencia de espectadores extranjeros hizo que la asistencia se redujera de los 2,29 millones de personas previstas a 1,58 millones, lo que evitó 512.000 toneladas de emisiones de carbono.

Con la recuperación de los viajes y el regreso de los espectadores a los estadios, la UEFA (Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol) prevé que más del 80% de la huella de carbono de la Eurocopa 2024 se atribuya al transporte de los aficionados, según datos del Ministerio de Medioambiente alemán. Alemania ha respondido introduciendo “pases de viaje Euro 2024” para instar a los hinchas a utilizar el transporte público y viajar en tren entre las ciudades anfitrionas.

Freddie Daley es investigador asociado de la Universidad de Sussex en el Reino Unido y dirige The Cool Down, una red que anima al deporte a liderar la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono. Daley dijo a Dialogue Earth que, aunque los organizadores de acontecimientos deportivos siempre desean llegar a un público más amplio, a veces es necesario limitar la escala de un evento. El anfitrión también debería animar a los espectadores a utilizar formas de transporte más sostenibles, agregó.

La organización conjunta de eventos deportivos internacionales por parte de distintos países se ha convertido en una práctica habitual en los últimos años, pero puede tener un costo para las emisiones del transporte. La Eurocopa 2020, aplazada a 2021 debido a la pandemia y coorganizada por 11 países, fue muy criticada por el impacto climático de los viajes internacionales asociados.

Daley expresa su preocupación por la Copa del Mundo de 2026, que acogerán conjuntamente Canadá, Estados Unidos y México: “La red ferroviaria de Norteamérica no permitirá opciones de transporte con bajas emisiones de carbono durante los torneos. Los espectadores tendrán que volar”.

Según la evaluación de impacto ambiental de los organizadores, los viajes internacionales hacia y desde Norteamérica representarán el 51% de las emisiones totales del torneo. Los viajes dentro de los tres países anfitriones y entre ellos generarán otro 34% de las emisiones.

Polémica por las compensaciones de carbono

Cuando no se pueden evitar las emisiones, las compensaciones pueden ser el último recurso para un evento deportivo que desee ser neutro en carbono.

Los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing, que se declararon neutros en carbono, compensaron sus emisiones principalmente mediante proyectos de forestación en Zhangjiakou y Beijing, neutralizando un total de 1,1 millones de toneladas de CO2, según los organizadores.

Los Juegos Asiáticos de Hangzhou también recurrieron a las compensaciones para alcanzar la neutralidad de carbono. El acontecimiento generó 882.900 toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero, tras lo cual el comité organizador recibió aproximadamente 1,10 millones de toneladas en donaciones de compensación de diversos contribuyentes.

La plantación de bosques como sumideros de carbono es el método preferido por China para intentar que los eventos deportivos sean neutros en carbono. Según las directrices de aplicación publicadas en 2019 por el Ministerio de Ecología y Medioambiente, los organizadores de este tipo de eventos deben “neutralizar las emisiones reales de gases de efecto invernadero generadas por los eventos a gran escala mediante la compra de derechos de emisión de carbono, créditos de carbono o bosques sumideros de carbono de nueva creación. Debe fomentarse la recepción de créditos de carbono de zonas empobrecidas, o el desarrollo de bosques sumideros de carbono en dichas zonas”.

Sin embargo, las compensaciones de carbono forestal son muy controvertidas. Como señala Daley, un estudio realizado por científicos el año pasado reveló que más del 90% de las compensaciones de carbono de los bosques tropicales de Verra, la mayor certificadora de créditos de carbono del mundo, “no representan reducciones genuinas de carbono”. Verra discutió estas conclusiones, alegando que los métodos utilizados por los científicos no pueden reflejar el verdadero impacto sobre el terreno. También se descubrió que muchos acuerdos de créditos de carbono no habían beneficiado a las comunidades indígenas, e incluso algunas se vieron obligadas a abandonar sus hogares como consecuencia.

Jin Lei, investigadora del Instituto Internacional de Finanzas Verdes de la Universidad Central de Finanzas y Economía de Beijing, explicó a Dialogue Earth que los proyectos de forestación de sumideros de carbono se ven afectados por factores naturales como la geografía local y la diversidad de especies. Al evaluar y medir cada proyecto, y también a la hora de determinar las metodologías, debería prestarse más atención a las condiciones locales, afirma. Además, añade que una autoridad independiente debería participar plenamente en la medición, el seguimiento y la verificación de un proyecto.

En el caso de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing, la información pública del comité organizador indica que hubo un proceso riguroso y exhaustivo que garantizaba la veracidad y el cumplimiento en la contabilidad de los proyectos forestales sumideros de carbono, afirmó Jin Lei.

“Lo más importante es reducir las emisiones y no depender de las compensaciones”, dijo Daley, y añadió que se debería indagar más cuando un acontecimiento deportivo afirma ser neutro en carbono, y preguntar a los organizadores cuánto CO2 están compensando. Cuanto mayor sea el porcentaje que compensan, menor será su esfuerzo por evitar o reducir las emisiones reales.

En opinión de Jin Lei, las prácticas de compensación de carbono de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing fueron razonablemente equilibradas, justas y transparentes. Sin embargo, reconoce que la compensación de emisiones tiene sus limitaciones, genera controversia y puede ser acusada de “lavado verde” o “greenwashing”. En su opinión, las medidas para lograr la neutralidad en carbono deben seguir centrándose en la reducción absoluta de las emisiones, y la compensación debe desempeñar un papel más complementario.

El fondo climático de la UEFA es un importante ejemplo del apoyo del fútbol a una reducción significativa de las emisiones. Por cada tonelada de emisiones de CO2 “inevitables” producidas en relación con la Eurocopa 2024, la UEFA ingresará 25 euros en un fondo climático. El fondo, que se espera que alcance los 7 millones de euros, apoyará a los clubes aficionados alemanes que lleven a cabo proyectos medioambientales en los campos de la energía, el agua y la gestión de residuos.

Global Sustainable Sport es una consultora con sede en el Reino Unido que desarrolla programas de sostenibilidad para las partes interesadas en el deporte. Aunque el proyecto incluye un enfoque compensatorio, no pretende ser neutral en cuanto a las emisiones de carbono. En su lugar, la conversación pasa de los pagos compensatorios a las acciones concretas y el compromiso de la comunidad.

Pero Daley cuestiona la adecuación del fondo, pues considera que la cifra de 25 euros es demasiado baja. La Agencia de Protección del Medioambiente de EE.UU. cifra el costo social del carbono en 190 dólares por tonelada. En teoría, financiar a los clubes pequeños para reducir las emisiones es atractivo, pero su impacto real aún no se conoce, por lo que es necesaria una mayor transparencia, afirma Daley.

¿Siguen siendo necesaria la neutralidad de carbono en el deporte?

La Copa del Mundo de 2022, celebrada en Qatar, afirmó ser la “primera Copa del Mundo neutra en carbono”. Sin embargo, el organismo regulador de la publicidad, la Swiss Fairness Commission, dictaminó posteriormente que la FIFA había hecho declaraciones “falsas y engañosas” sobre el impacto ambiental del evento. La Comisión afirmó que las compensaciones no solo carecían de credibilidad, sino que la huella de carbono de 3,6 millones de toneladas era una subestimación burda. Algunas mediciones situaban la cifra real en más de 10 millones de toneladas. La FIFA declaró que estaba revisando las conclusiones de la Comisión y que podría estudiar la posibilidad de apelar, aunque todavía no ha tomado medidas.

“Esto refleja el problema de transparencia de las compensaciones de carbono en la industria del deporte”, afirmó Daley. “Los eventos deportivos deben divulgar la información relativa a las emisiones de carbono y los sistemas de compensación, tanto antes de un acontecimiento como después, y ponerla a disposición del escrutinio público”.

En 2018, el Comité Olímpico Internacional publicó una nueva metodología para medir la huella de carbono, que se hizo obligatoria para los comités organizadores de todos los Juegos. Daley opina que deberían establecerse metodologías igual de estrictas para otros grandes acontecimientos deportivos. Los organizadores también deberían ser más cuidadosos a la hora de afirmar que son neutros en carbono para no engañar al público.

Jin Lei afirma que las grandes ocasiones deportivas suelen brindar la oportunidad de sensibilizar a espectadores, concursantes, personal, organismos asociados y otras partes interesadas. La “neutralidad en carbono” y la “sostenibilidad” son temas que pueden ayudar a promover e impulsar el interés por un evento, afirma.

Para “predicar con el ejemplo” en términos de neutralidad de carbono, los organizadores de grandes acontecimientos deportivos no solo deben establecer y comprometerse plenamente con un sistema integral de gestión del carbono, sino que también necesitan disposiciones bien desarrolladas y apoyo externo profesional, explicó Jin Lei a Dialogue Earth. Esto significaría, por ejemplo, disponer de una evaluación y verificación completas por terceras partes de la gestión integral del carbono de un acontecimiento, incluida la contabilidad de sus emisiones y la reducción de las mismas.

Los acontecimientos deportivos tienen el poder de unir más allá de las culturas, y eso es exactamente lo que se necesita para la acción por el clima
Freddie Daley, investigador de la Universidad de Sussex y director de The Cool Down

Los Juegos Olímpicos de París introducen una innovación en materia de reducción de emisiones, aprovechando el atractivo popular del evento para movilizar a la gente en favor de la acción climática. “Los acontecimientos deportivos tienen el poder de unir más allá de las culturas, y eso es exactamente lo que se necesita para la acción por el clima”, dijo Daley. “Si los organizadores dieran ejemplo, comprometiéndose a reducir sus propias emisiones de carbono y animando a los espectadores a actuar, el impacto sería enorme”.

Sin embargo, un informe de 2021 de Badvertising, un proyecto en el que participa Daley y que pretende acabar con la publicidad y el patrocinio con altas emisiones de carbono, publicó más de 250 acuerdos mundiales de patrocinio entre grupos deportivos e industrias con altas emisiones de carbono, como el petróleo y el gas, la aviación y el sector automotriz. El informe señala que las marcas están dispuestas a derrochar dinero en acontecimientos deportivos por su poder de atracción. El patrocinio permite a las marcas ganar credibilidad mediante la asociación con una experiencia que tiene un fuerte significado cultural y usualmente una conexión emocional para los espectadores. Esto podría ayudar a las marcas a normalizar en la sociedad comportamientos destructivos para el medioambiente.

Daley argumenta que si se ha hecho un gran esfuerzo para reducir las emisiones de un partido, por ejemplo, pero todos los anuncios alrededor del campo promocionan compañías aéreas y petroleras, o algunas marcas controvertidas desde el punto de vista medioambiental, entonces esos esfuerzos pueden haber sido en vano. “Deberíamos ver la influencia que tiene el deporte en su conjunto. No solo nos estamos fijando en las emisiones de carbono de un acontecimiento deportivo”.