Después de tres años de lucha, Josué Ribeiro recupera su esperanza.
Solía tener un buen trabajo en la obra de la refinería de petróleo Comperj en Itaboraí, Río de Janeiro. Pero en 2015, cuando los fiscales brasileños descubrieron un escándalo de corrupción masivo que involucraba a Petrobras, la empresa estatal responsable del proyecto detuvo la construcción. Miles de personas fueron despedidas, incluido Josué.
Sin embargo, en marzo de este año la situación comenzó a mejorar. Petrobras contrató a un consorcio liderado por la compañía china Kerui Petroleum para construir allí mismo, una unidad de procesamiento de gas natural. Lentamente, los trabajadores regresaron.
Luego, en octubre, Petrobras firmó un contrato con la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) para reanudar la construcción de la refinería. Según el acuerdo, CNPC controlaría el 20% de las nuevas instalaciones.
Aunque muchos celebraron la reactivación de la actividad económica después de años de crisis, no todos compartieron este nivel de entusiasmo. Los ambientalistas están preocupados por la contaminación del aire y de las vías fluviales en la bahía de Guanabara, un área afectada por la contaminación y atravesada por la casi extinción de especies como el delfín, una zona que posee la bandera del estado de Río de Janeiro.
La refinería también formula preguntas sobre los beneficios a largo plazo para una región que ya es altamente dependiente del petróleo.
Según algunas estimaciones, Comperj creará entre 8,000 y 10,000 empleos. Alrededor de 800 personas ya están trabajando. Josué espera ser pronto uno de ellos.
“Este año, confío en que volveré allí”, dijo Ribeiro. “Creo que ellos [los chinos] que vienen aquí funcionarán muy bien. Incluso creo que el 20% es muy poco para ellos. Porque los brasileños … Desafortunadamente, hay mucha corrupción “.
Un símbolo de la caída
Petrobras comenzó a construir Comperj en el 2008, brindando esperanzas a la región de desarrollo y empleo. Más de 30,000 personas trabajaban en Comperj en pleno apogeo de la construcción. En ese entonces, el gobierno prometió que el proyecto generaría más de 200,000 empleos directos e indirectos para su finalización.
“Tenía una vida estable”, recuerda Ribeiro. “Me casé, construí mi casa, compré un auto”.
La explosiva trayectoria ascendente de la ciudad fue paralela a la de Brasil. La economía creció a un nivel que alcanzó más del 5% durante ese año.
Luego, en 2014, llegó la Operación Lava Jato, una investigación integral de corrupción que involucró a más de 100 políticos y ejecutivos de negocios. Petrobras estaba en el centro de la investigación. Según sus propios cálculos, la compañía había pagado en sobornos al menos US$3 mil millones.
La investigación encarceló a muchos hombres poderosos, entre ellos al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien fue arrestado en abril pasado bajo cargos que aún impugna ferozmente. Todos los proyectos sospechados de albergar actividades corruptas se paralizaron. Un estudio estimó que la investigación impactó sobre el PIB de Brasil en unos US$35 mil millones.
Itaboraí fue una de las ciudades más afectadas por la Operación Lava Jato.
“En un período de aproximadamente dos meses, perdimos 15,000 empleos solo en Comperj”, afirmó Paulo César Quintanilha, presidente de un sindicato local de trabajadores de Comperj.
El sindicato estima que hay 17,000 personas sin trabajo en Itaboraí hoy. Según un informe del sitio web de noticias G1, 700 tiendas han cerrado, los precios inmobiliarios cayeron un 45% y los niveles de violencia se dispararon. Entre marzo de 2017 y marzo de 2018, los homicidios en la ciudad aumentaron a más del doble.
“Itaboraí se convirtió en una ciudad fantasma”, dice Quintanilha.
Ahora, Quintanilha se encuentra cautelosamente esperanzada. La contratación se ha reiniciado lentamente, principalmente en el consorcio de Kerui Petroleum con Método Engenharia, una empresa de ingeniería brasileña. La compañía ahora emplea a 500 personas, pero asegura que debería contratar 2,000 más en la segunda mitad de 2019.
Cada mañana, cientos de hombres y mujeres como Josué esperan buenas noticias fuera de la unidad local del Sistema Nacional de Empleos.
Unas calles más arriba, en la entrada del edificio de Kerui, los jóvenes van y vienen con papeles en sus manos. Están siendo contratados. Ninguno quiso hablar con Diálogo Chino. Temen perder sus preciados trabajos. “No sé cómo se sentirá la compañía si doy una entrevista”, dijo uno de ellos, mientras salía para un examen médico.
Fortalecimiento de lazos
Los inversores chinos han mostrado interés en una serie de proyectos como Comperj que se había estancado a causa de la Operación Lava Jato.
Para Charles Tang, presidente de la Cámara de Comercio Brasil-China, las nuevas inversiones exhibenhasta qué punto China está dispuesta a respaldar a Brasil. En el primer trimestre de 2018, la inversión china en Brasil se cuadruplicó con respecto al mismo periodo de 2017, alcanzando los USD $ 1.3 mil millones.
“Hay tantos grandes proyectos detenidos, básicamente oxidados”, dijo. “Luego viene China, una vez más dispuesta a creer en Brasil e invertir. Esa es la historia de Comperj”.
La inversión de CNPC en Petrobras no es la primera. Las dos compañías ya son socias en el enorme campo petrolero de Libras, ubicado en aguas ultra profundas frente a la costa brasileña. Sin embargo, Comperj sería la primera refinería china en las Américas.
“Este es un sector que recibe muy poca atención y este movimiento exhibe que se podría atraer a nuevas empresas”, dice Edmar de Almeida, profesor de economía y estudioso del sector energético en la Universidad Federal de Río de Janeiro. “Necesitamos más inversión en refinerías”.
Almeida aseguró que la mayoría de las empresas extranjeras invierten en exploración y extracción de petróleo en Brasil, no en refinación. Las refinerías son una inversión más arriesgada, ya que dependen de factores internos como la demanda incierta del mercado para el combustible y los precios, que a menudo están regulados por el gobierno. Pero Brasil los necesita. Aunque el país es autosuficiente en términos de uso de petróleo, todavía importa diésel y gasolina.
La apuesta en Comperj comprará a CNPC, con mucho crédito de Petrobras, según Almeida. La asociación podría ser buena para que China continúe explorando las reservas de petróleo en Brasil, donde, según él, las condiciones son mejores que en los países de Medio Oriente, donde la política puede ser aún más volátil, y en los Estados Unidos, donde la competencia es demasiado feroz.
Grandes costos ambientales
Aunque muchos celebran el regreso de los empleos a Comperj, los ambientalistas están preocupados. Durante años, ellos y la industria petrolera se han enfrentado alrededor de Comperj ya que las refinerías facilitan la contaminación. Más allá de esta situación, la ubicación de Comperj a un lado de la Bahía de Guanabara en Río de Janeiro lo hace especialmente riesgoso.
Durante décadas, la bahía ha sufrido la contaminación de otra refinería, la refinería Duque de Caxias, o Reduc. En 2010, el jefe de una agencia ambiental local dijo a la prensa que había identificado a Reduc como el mayor agente contaminante en el estado de Río de Janeiro. El intenso tráfico marítimo y los sistemas informales de alcantarillado de las ciudades cercanas también afectan el entorno de la bahía.
Cada tantos años, el gobierno local promete limpiar la bahía. Sin embargo, los problemas persisten. Resulta que Comperj se asienta en un lugar relativamente limpio y la gestión de los riesgos ambientales se vigilará de cerca.
El investigador apodó a la cercana Área de Protección Ambiental de Guapimirim como el Arca de Noe, ya que protege muchas especies que hoy se enfrentan al olvido ecológico.
“Si un día, podemos reducir el derrame de aguas residuales y los residuos industriales en la bahía, podemos esperar que el área se recupere”, aseguró Breno Herrera, ex jefe del área de protección de Guapirim que escribió su tesis doctoral sobre Comperj.
Herrera considera que Guapimirim podría proporcionar un escenario vital para la regeneración de especies, incluido el delfín de Guayana hoy en peligro de extinción, cuyo número se ha reducido como resultado de la contaminación.
Además, sostuvo que Petrobras no logró recuperar la vegetación nativa en la región que mitigaría el impacto de Comperj. En este marco, aseguró que espera que la CNPC sea más receptiva a la presión de los activistas ambientales.
Herrera admitió que la región necesita empleos. Sin embargo, aparte de los puestos trabajo ligados a la construcción, aseguró que existen oportunidades para que la ciudad vuelva a plantar árboles y limpie sus ríos.
Lo ideal sería tener compañías de alta tecnología, y todos estarían trabajando en salas con aire acondicionado, presentando patentes y ganando premios Nobel… Pero esto es lo que hay
Además, en muchos países del mundo, la creación de empleos vinculados a proyectos de energía renovable está creciendo más rápido que en el área de los combustibles fósiles tradicionales. En los Estados Unidos, la fuerza laboral solar aumentó un 25% en 2016, mientras que el empleo asociado a la energía eólica subió un 32%, según el último Informe de Energía y Empleo del Ministerio de Energía de los Estados Unidos. La expectativa es que siga creciendo.
China es el principal motor de este crecimiento: construye y financia tecnología de energía renovable en todo el mundo, incluso en Brasil, donde las empresas chinas poseen centrales hidroeléctricas y están aumentando su participación en los sectores eólico y solar.
Según un informe de 2018 de la Agencia Internacional de Energía Renovable, Brasil es uno de los seis países que más se beneficia con la transición a la energía renovable, con la creación de 893,000 empleos. Brasil es el empleador líder en la industria de los biocombustibles.
Sin embargo, en este momento el economista Almeida dijo que Itaboraí necesita que Comperj contribuya con la recuperación de una crisis económica y social.
“Lo ideal sería tener compañías de alta tecnología, y todos estarían trabajando en salas con aire acondicionado, presentando patentes y ganando premios Nobel”, dijo. “Pero esto es lo que tenemos”.