El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, abanderado del Movimiento izquierdista de Regeneración Nacional, ha emprendido el rejuvenecimiento del sector energético para que el petróleo vuelva a ser el motor económico nacional-un plan que carga consigo serias amenazas ambientales.
Con el propósito de proveer de gasolinas y electricidad baratas, López Obrador planea la construcción de una refinería, la modernización de las seis propiedad de la empresa estatal Petróleos Mexicanos (PEMEX) y el mantenimiento de 50 hidroeléctricas, dejando la energía eólica y solar fotovoltaica en un segundo plano.
Adrián Fernández, director del centro de análisis Iniciativa Climática de México, criticó que las ideas gubernamentales carezcan de una evaluación a fondo sobre las necesidades del país y que se destine tanto dinero a una actividad cuestionable por su impacto ambiental.
“Primero se debería preguntar cuál es el punto óptimo de inversiones en petróleo, sus diferentes componentes, y la matriz óptima de electricidad. Deberían analizar cuál combinación es la mejor para el país”, Fernández señaló a Diálogo Chino.
2022
El año en el que México dice dejará de importar gasolina
PEMEX destinará unos $2,500 millones de pesos a la edificación de la refinería en el puerto de Dos Bocas, en el municipio de Paraíso, en el sudoriental estado de Tabasco este año. Las refinerías procesan el crudo y lo convierten en gasolina, keroseno y otros derivados y materia prima para la industria petroquímica y plástica, pero los opositores al plan argumentan que México no cuenta con suficiente petróleo ligero para refinar y que el negocio rentable no radica en la refinación, sino en la exportación de crudo.
Pero el gobierno asegura que para el 2022, México dejará de importar gasolina, que hoy compra mayoritariamente de Estados Unidos. PEMEX proyecta la obtención diaria de 2.4 millones de barriles de crudo.
¿El petróleo para financiar las energías limpias?
López Obrador ha dicho que el petróleo financiará el camino de la transición hacia energías limpias. Pero la vida media de 20 años de una refinería y toda la infraestructura que ésta necesita amenaza ese propósito.
Encima de esto, entre los cinco objetivos de la procesadora no figura ninguno en apoyo a la transición energética.
Se plantea una refinería, aumentar el consumo de carbón, pero en ningún momento se hace un impulso fuerte a las renovables.
Además en años recientes, PEMEX ha sufrido el debilitamiento de sus operaciones. En el primer trimestre de 2019 extrajo 1.66 millones de barriles de crudo diarios, casi 12% por debajo del nivel del mismo lapso de 2018 –1.88 millones de barriles–. Además, obtuvo 3,665 millones de pies cúbicos de gas, en comparación con los 3,937 millones del año previo, para una caída de casi siete por ciento.
A criterio de María Eugenia Ibarrarán, directora del Instituto de Investigación en Medio Ambiente “Xabier Gorostiaga SJ” de la Universidad Iberoamericana Puebla –en el sureño estado homónimo–, el plan carece de análisis de impacto ambiental.
“Se plantea una refinería, aumentar el consumo de carbón, pero en ningún momento se hace un impulso fuerte a las renovables. Siguen metiendo el gas como energía limpia, que es una gran trampa. No hay política ambiental en este sexenio. No tienen idea del tema ni quién los asesore”, cuestiona, en entrevista con Diálogo Chino.
Por su parte, China ha financiado proyectos de hidrocarburos, carreteros y de telecomunicaciones. El Fondo Nacional de Infraestructura y la estatal Nacional Financiera constituyeron en 2014 el Fondo China-México con $1,200 millones, manejado por la Corporación Financiera Internacional -brazo de financiamiento privado del Banco Mundial-.
Además, la estatal China National Offshore Oil Company ganó un bloque petrolero en 2016 y el consorcio China-México, integrado por Shandong Kerui Oilfield Service Group, Sicoval MX y Nuevas Soluciones Energéticas A&P, obtuvo tres en 2017. Aunque China también ha invertido en energías renovables, el foco mayor está puesto sobre la explotación de petróleo.
Energía sucia
El plan también busca apoyar a la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) en la generación de electricidad. Para ello, la empresa construirá y remozará plantas para atender una demanda que en promedio crece 3 % anualmente.
El Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) 2019-2033, difundido por la Secretaría de Energía el 14 de junio, plantea la instalación de 18,880 megavatios por parte de CFE entre 2019 y 2025, equivalente a 27% de la capacidad instalada del país.
Para los próximos 15 años, México espera sumar más de 29,000 Mw generados por plantas de ciclo combinado que queman gas natural y reúsan el vapor generado para producir electricidad. Pero el gobierno minimiza a las renovables, al suspender las subastas eléctricas organizadas desde 2016 para sumar fluido a CFE generado por particulares y que posibilitaron su expansión en el país. En 2018, la energía solar fotovoltaica, la eólica, la cogeneración y el ciclo combinado fueron las modalidades con mayor crecimiento. Pero CFE no erigirá plantas renovables, acorde con el PRODESEN.
Para Fernández, el riesgo radica en que CFE consuma más combustóleo, un derivado muy contaminante del petróleo, y carbón. “Lo que se tiene que hacer, pero no están dispuestos, es desplegar renovables a gran escala. No parece importarles el costo, cuando las renovables ya les sacaron 30% de diferencia de costos a los fósiles”, apunta.
Fernández elaboró una propuesta de transición energética dentro de la Agenda Ambiental 2018, que el Seminario Universitario de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México, entregó en 2018 a todos los candidatos presidenciales, y que plantea el despliegue masivo de renovables y la supresión de subsidios a los combustibles y la electricidad. Pero la nueva administración no ha adoptado ninguna de sus propuestas.
El PRODESEN solo mantiene las metas de generación de energía limpia estipuladas por la Ley de Transición Energética de contribuir con 25% para 2018, 30% para 2021 y 35% para 2024. En las subastas eléctricas, Jinko Solar México, filial de la china Jinko Solar -fundada en 2006 y asentada en Shanghái-, ganó tres emprendimientos fotovoltaicos por 188 Mw.
Lejos de París
La promoción de hidrocarburos obstaculiza también la posibilidad de que México cumpla sus metas voluntarias de reducción de emisiones contaminantes.
En su Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, en inglés) –la meta asumida frente al Acuerdo de París vigente desde 2016– México se comprometió a reducir sus emanaciones en 22% para el 2030, para evitar el lanzamiento de 151 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).
“A este gobierno le toca el imperativo de cumplir con los compromisos y rendir cuentas sobre las metas. En 2020 le tocará mejorar las ambiciones. Y no se ve que tenga idea de cómo descarbonizar la economía. ¿Cuánto va a tardar esta realidad en explotarle en la cara a esta administración?” Fernández cuestiona.
El experto adelanta un vaticinio durísimo, que México “se puede convertir en el primer gran desertor de París por sus políticas”, cuando ya es sabido que el país no está en camino de alcanzar sus propias metas.
Así lo evidencia el análisis del sitio científico Climate Action Tracker, cuando concluye en que “la decisión de favorecer la generación con combustibles fósiles sobre energía renovable pone a México en una ruta aún más incosistente con el cumplimiento del Acuerdo de París”.
Su evaluación sugiere que México no cumplirá con sus de por sí insuficientes metas de reducción en 2020 y 2030 y necesitará introducir políticas adicionales.
En 2016, México emitió 446.77 millones de toneladas de CO2, según datos preliminares del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático. La generación eléctrica representó 132.58 millones de toneladas, la elaboración de combustibles sólidos y otras actividades energéticas, 26.68 millones, y la refinación de petróleo, 12.72 millones.
PEMEX ocupó el octavo puesto por nivel de emisiones entre 1988 y 2015, con lanzamientos a la atmósfera de 16,804 millones de toneladas de CO2 en ese periodo, según la Base de Datos de los Mayores Emisores de Carbono 2017 –elaborado por el estadunidense Instituto de Rendición de Cuentas Climáticas y el británico CDP, sobre 100 empresas estatales y privadas que representaban 72% de la contaminación industrial mundial.
Ibarrarán coincide en predecir que el país no respetará los acuerdos. “Hay indicios claros y, si no aplica medidas adecuadas, no los va a cumplir. Un indicador clave del éxito de políticas climáticas es generar menos emisiones. Con estas políticas, no veo por dónde las va a reducir. Tendría que mejorar todo eso, pero no veo por dónde”, sostiene.