Energía

Argentina impulsa una nueva central nuclear financiada por China

La construcción comenzaría el próximo año, estará lista para 2028 y costará US$8 mil millones, que serán financiados 85% por bancos chinos
<p>Empleados caminan hacia el reactor de la central nuclear Atucha II en Zárate, a unos 100 km al norte de Buenos Aires. La nueva planta nuclear se construirá en el mismo complejo (Imagen: Alamy)</p>

Empleados caminan hacia el reactor de la central nuclear Atucha II en Zárate, a unos 100 km al norte de Buenos Aires. La nueva planta nuclear se construirá en el mismo complejo (Imagen: Alamy)

El gobierno de Alberto Fernández decidió reactivar un proyecto para la construcción de una nueva central nuclear en Argentina. La nueva planta en la provincia de Buenos Aires generará 1.200 MW y ayudará a satisfacer las necesidades energéticas del país, pero es cuestionada por sus altos costos y posibles riesgos. 

El proyecto fue originalmente presentado en 2015 por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). En ese momento, el objetivo era construir dos centrales financiadas por China. Una con la tecnología canadiense CANDU, hoy presente en las plantas argentinas, y otra con la nueva tecnología china Hualong.

El ex presidente Mauricio Macri (2015-2019) luego cuestionó el acuerdo y decidió avanzar con una sola planta, la de tecnología china, para reducir los costos. De todos modos, el proyecto no prosperó. Ahora, Fernández impulsa su reactivación, en principio primero con la central nuclear china pero a mediano plazo incluso agregando la CANDU. 

“La economía de Argentina va a seguir creciendo y por eso aspira a incrementar ligeramente la participación de la energía nuclear en su matriz”, sostuvo José Luis Antunez, director de Nucleoeléctrica Argentina, la empresa estatal que maneja las centrales nucleares. “Vamos a poner en marcha el proyecto lo antes posible”. 

La energía nuclear genera alrededor del 7.5% de la energía de Argentina, con una matriz energética basada principalmente en hidrocarburos y cuya producción está subsidiada. Las energías renovables no convencionales, particularmente solar y eólica, se han incrementado en los últimos años y hoy alcanzan el 9.5% 

El acuerdo nuclear está en línea con la “alianza estratégica integral” de Argentina con China, un alto estatus diplomático que China sólo reserva a unos pocos países. Fernández ve en China a un aliado estratégico en múltiples sectores más allá del nuclear, tal como se ha visto con la asistencia sanitaria en el marco de la pandemia del Covid-19.

“Estos dos proyectos nucleares van a ser ordenadores para el sector energético argentino”, sostiene Nicolás Malinovsky, director del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología. “Las centrales nucleares vienen acompañadas del desarrollo de un sector industrial y son un elemento central para la transición energética”. 

La energía nuclear en Argentina

Argentina fue el primer país de América Latina en adoptar la energía nuclear, pero a pesar de tener industria avanzada, siempre ha importado tecnologías de reactores de energía nuclear. Hay actualmente tres centrales nucleares en funcionamiento, Atucha I y Atucha II en el partido de Zárate y Embalse en Córdoba.

Luego de una interrupción en la década de 1990, el sector se reactivó a partir de 2006 con un plan nuclear nacional, que llevó a terminar la obra de Atucha II y desarrollar el proyecto de extensión de vida de Embalse. Si bien es una energía más cara que otras, sirve también para desarrollar el sistema científico-tecnológico.

En 2020, el costo de la energía eléctrica en Argentina por fuente de generación fue de US$35.30 MWh para la térmica convencional, US$18.5 MWh para las hidroeléctricas, US$73 para las renovables y US$47.3 MWh para la nuclear, de acuerdo a cifras reveladas a partir de un pedido de acceso a la información pública. 

Las centrales nucleares vienen acompañadas del desarrollo de un sector industrial y son un elemento central para la transición energética

“Es un aporte a diversificar la matriz en una dirección un poco más limpia. Sin embargo, no hay estudios de factibilidad económicos o ambientales que avalen nuevas centrales nucleares y eso es un problema”, sostuvo Julián Rojo, economista especializado en energía del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi. 

La energía nuclear es una de las pocas opciones de energía libres de carbono que pueden equilibrar los recursos energéticos variables como el viento y la energía solar. Sin embargo, es cuestionada por sus riesgos, como radiación y derrumbes, lo que ha generado la falta de licencia social para expandir su uso en Argentina.

Argentina se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 19% en el marco del Acuerdo de París de cambio climático de 2015. Ello requerirá realizar una transición energética hacia fuentes de energías no contaminantes y es allí donde la energía nuclear es resaltada como una opción desde algunos sectores energéticos. 

Al poder funcionar a plena capacidad casi sin interrupción, las centrales nucleares pueden ofrecer un suministro continuo y fiable de energía. Esto contrasta con las fuentes de energía renovables variables, como la solar y eólica, que necesitan energía de reserva durante las intermitencias de la producción, como cuando se pone el sol o el viento deja de soplar.

En un informe en 2018, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el cual reúne a científicos líderes a nivel global en la temática, sostuvo que el rol de la energía nuclear deberá aumentar para poder limitar el aumento de la temperatura por debajo de los 1.5ºC. 

La nueva central nuclear en Argentina

Mientras que Argentina se debate sobre el futuro de la energía nuclear en su matriz energética, China se convirtió en los últimos años en un campeón mundial en este tipo de energía, impulsado por la la contaminación del aire, el cambio climático y los problemas de seguridad energética en el país, 

En el pasado, confió en la tecnología importada pero, en los últimos tiempos, produjo sus propios reactores, incluido el Hualong, que es el que se utilizará en la Argentina para la nueva central. Según el plan del gobierno Hecho en China 2025, el país asiático apunta a utilizar más tecnología nacional y hacer de su industria nuclear un líder mundial.

El acuerdo con Argentina es una de las primeras historias de éxito para la energía nuclear china en el exterior. En 2014, el reactor chino Hualong aprobó la revisión de seguridad del Organismo Internacional de Energía Atómica. El mismo funciona en base a uranio enriquecido, a diferencia del CANDU que funciona con uranio natural. 

La central nuclear china es un proyecto “llave en mano”, con una integración de componentes locales de alrededor del 40%, la misma que tuvo Atucha I cuando Argentina recién empezaba a desarrollarla en energía nuclear. El gobierno apuesta a poder fabricar el uranio enriquecido que será necesario para el funcionamiento de la planta. 

“La mano de obra local de ingeniería y construcción y el resto de profesionales que maneja el proyecto va a tener muchísimo trabajo, pero la industria metalmecánica, eléctrica y la química nacional es la que tiene menor participación en un proyecto nuevo, de una tecnología aún no utilizada y que carece de la base industrial”, sostuvo Antunez. 

Con un costo aproximado de US$8.000, Argentina contará con un préstamo por el 85% del proyecto del Banco Industrial y Comercial de China (ICBC). El resto será financiado por el gobierno. Antúnez espera que para mediados de 2022 esté finalizado el contrato e inmediatamente comenzar con la construcción en la provincia de Buenos Aires.

El proyecto atrajo las críticas de un grupo de ex secretarios de energía de Argentina, que afirmaron que hubiera sido más barato desarrollar proyectos de energía solar y eólica en vez de nuclear. Además, reclamaron una discusión más amplia sobre el futuro de la matriz energética del país.

“Cualquier proyecto energético futuro debe ser parte de un plan energético nacional y de largo plazo. Todos los proyectos nuevos deben ser económicamente competitivos y deben estar en línea con los compromisos de mitigación asumidos por el país”, sostuvo Jorge Lapeña, uno de los ex funcionarios.