Desde que estableció vínculos en la década de 1970, China se ha convertido en un importante contribuyente al desarrollo económico de Guyana, con presencia en los sectores de infraestructura, silvicultura, pesca, servicios mayoristas y minoristas, así como en la minería de oro y bauxita.
Tras años de colaboración en estas industrias, China parece estar ahora bien posicionada para reforzar sus lazos bilaterales con Guyana, con una de sus empresas petroleras estatales entre los socios clave que participan en las mayores reservas de petróleo en aguas profundas del país sudamericano: el bloque Stabroek.
Esta concesión en alta mar es explotada por la filial de ExxonMobil Esso Exploration and Production Guyana Limited (EEPGL). Hasta la fecha, Esso y sus socios, la estadounidense Hess Corporation y la China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) -la tercera compañía petrolera nacional de China- han descubierto en el yacimiento unos 10.000 millones de barriles de petróleo equivalente recuperable.
En este bloque de 27.000 km2, rico en petróleo, CNOOC tiene una participación del 25%, la de Hess del 30%, mientras que el operador, EEPGL, tiene el 45%.
El descubrimiento de estos importantes recursos ha generado un debate en el ámbito local e internacional, que incluye los riesgos medioambientales, climáticos y de gobernanza, y el futuro papel de las empresas chinas en la floreciente industria del petróleo y el gas de Guyana.
China como importante fuente de inversión para Guyana
La propia CNOOC es relativamente nueva en el sector petrolero de Guyana, que solo tenía una capacidad de producción de 120.000 barriles por día cuando comenzó a operar diciembre de 2019. Sin embargo, se espera que las empresas petroleras estatales de China demuestren su fuerza económica en los próximos años, según Arthur Deakin, codirector de análisis energético de Americas Market Intelligence (AMI). Añade que el papel de China como socio de desarrollo crecerá a la par que la prosperidad económica de Guyana.
“Lo que China ofrece a Guyana que no ofrece EE.UU. es la rapidez; su gobierno centralizado les permite distribuir fondos considerables sin retrasos burocráticos ni trámites”, declaró a Diálogo Chino. “Creo que China podría ganar muchos proyectos que apuntalarán la industria petrolera y el sector energético de Guyana”.
Como país pequeño y miembro de la Organización Mundial del Comercio, nuestra labor no es tratar de excluir a los Estados que tienen interés y capacidad para invertir en Guyana
Deakin señaló como ejemplo la central hidroeléctrica de las cataratas de Amaila: el proyecto recibió recientemente la aprobación del gobierno para su construcción, propiedad y explotación por parte de China Railway Group Limited, que luego suministrará electricidad a Guyana Power and Light, la empresa pública.
A medida que Guyana avanza en el desarrollo de sus recursos de gas, así como de las industrias necesarias para apoyarlos, Deakin dijo que el país necesitará inversión extranjera directa. Ésta no sólo procederá de EE.UU. y de los países occidentales, añadió, y sugirió que gran parte llegará de China. “Así que, a medida que Guyana crezca, también lo hará la influencia de China en el sector petrolero”, añadió el analista de AMI.
Esta previsión está respaldada por un experto en energía de Trinidad que ha trabajado con el gobierno actual y el anterior de Guyana en el marco legislativo de la industria petrolera, y que no ha querido ser identificado. El analista coincide en que, en los próximos años, cabe esperar que crezcan las inversiones de China en Guyana.
En cuanto a la inversión directa de CNOOC en alta mar, dijo que la empresa estatal podría comprar participaciones en otros bloques, como el bloque Orinduik, dirigido por la empresa londinense Tullow, la canadiense Eco Atlantic, la francesa Total SA y Qatar Energy.
Señaló que empresas como Eco, que se centran sobre todo en la identificación de nuevas zonas fronterizas que requieren una entrada de bajo costo, son conocidas por sacar provecho de los proyectos antes de tiempo. Dado el creciente impulso de la transición energética mundial, planteó que CNOOC podría tratar de adquirir las participaciones de Eco, e incluso de Total, que está tratando de reducir su huella de carbono.
“El juego es muy, muy dinámico y hay mucho dinero en juego en Guyana”, dijo el consultor trinitario sobre el desarrollo del sector.
Para CNOOC, la inversión en el desarrollo de Guyana también complementa los objetivos de la política exterior china: “Llevar a cabo iniciativas nacionales y promover activamente el desarrollo y la construcción de los países a lo largo de la Franja y la Ruta es una misión honorable para CNOOC”, se lee en un comunicado de 2019. “El proyecto Stabroek de Guyana seguirá aumentando la producción y el almacenamiento de la empresa en las próximas décadas, y contribuirá a un desarrollo sostenible de alta calidad”, continúa.
Riesgos climáticos y de gobernanza
Sin embargo, el descubrimiento de petróleo ha generado un debate en Guyana sobre la sostenibilidad del desarrollo del nuevo recurso y las aspiraciones del gobierno de mantener sus credenciales de bajo carbono.
Melinda Janki, abogada internacional guyanesa y firme defensora de la protección del medio ambiente, afirmó que los últimos gobiernos de Guyana, tanto el actual como el anterior,no han demostrado que puedan enfrentarse a las compañías petroleras y aplicar sanciones y órdenes estrictas cuando se detectan infracciones medioambientales o cuando no se demuestra la solidez de sus operaciones.
Janki también forma parte del equipo jurídico que representa a dos guyaneses que han presentado el primer recurso de inconstitucionalidad contra las operaciones de ExxonMobil en el Caribe. El caso argumenta que las emisiones de los proyectos Liza Fase Uno, Liza Fase Dos y Payara de la petrolera estadounidense en Guyana son tan altas que infringen el derecho de los ciudadanos a un medio ambiente sano y seguro.
400
millones metros cúbicos de gas se han quemado desde que Guyana comenzó a extraer petróleo en alta mar en 2019.
Un grupo de 30 partes interesadas de Guyana, entre las que se encuentra Janki, escribió este año a los accionistas de ExxonMobil sobre la amenaza medioambiental que supone la quema de gas que se está llevando a cabo a bordo del buque flotante de producción, almacenamiento y descarga (FPSO) Liza Destiny. El bloque Stabroek necesitaría 10 FSPO para recuperar sus 10.000 millones de barriles de reservas, según los concesionarios Esso, Hess y CNOOC. Hasta la fecha, ya se han quemado cerca de 400 millones de metros cúbicos de gas, proceso que consiste en eliminar el gas asociado a la producción de petróleo mediante su quema.
Pero además de la preocupación por las amenazas medioambientales de las operaciones del Bloque Stabroek, algunos guyaneses temen que el país ya se haya visto afectado por la “maldición de los recursos”, es decir, el impacto negativo de la abundancia de recursos naturales en el crecimiento económico significativo y en los indicadores de democracia y desarrollo en comparación con los países con menos recursos.
Carl B. Greenidge, ex ministro de Asuntos Exteriores y actual asesor de fronteras, no comparte esta perspectiva “catastrofista”. Afirma que los descubrimientos de petróleo y gas y su desarrollo proporcionarán la plataforma que Guyana necesita para acelerar su desarrollo y diversificar su estructura económica, opinión que comparten muchos guyaneses.
Afirmó que China puede ser un socio clave para el desarrollo de Guyana a medida que se convierte en un actor estratégico en el sector del petróleo y el gas, e insistió en que, si bien las fuentes de ingresos tradicionales, como la minería y la agricultura, han apuntalado un fuerte crecimiento económico a lo largo de los años, nada tiene la capacidad de aportar los recursos necesarios para una transformación tan rápidamente como el petróleo. Esto es especialmente pertinente ahora que Guyana, que se independizó de la dominación colonial británica en 1966, puede conservar los beneficios.
Además, el crecimiento y la transformación futuros de Guyana dependerán de la inversión en infraestructuras y recursos humanos, dijo Greenidge. El exministro añadió que las empresas chinas han estado preparando estudios de viabilidad técnica y económica sobre infraestructuras en Guyana, que se adhirió formalmente a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China en julio de 2018.
Las infraestructuras de transporte, como los puertos de aguas profundas y las grandes autopistas, son un foco de atención particular: “No ha habido un interés comparable demostrado por las empresas estadounidenses en este sector o en la capacidad productiva como la minería de manganeso y bauxita”, dijo. “No sería descabellado, por tanto, ver a las empresas chinas pujando más [a menudo] que las estadounidenses cuando llegue el momento”.
“Como país pequeño y como miembro de la Organización Mundial del Comercio, nuestra labor no es tratar de excluir a los Estados que tienen interés y capacidad para invertir en Guyana y contribuir a la construcción de nuestra infraestructura física y social”, dijo Greenidge sobre la variedad de socios internacionales para el desarrollo del país. “Guyana tiene que establecer normas adecuadas y asegurarse de que sus instituciones ejecutivas están en condiciones de aplicar y hacer cumplir esas normas”.
Deakin, que ha seguido la historia del petróleo de Guyana desde su inicio en 2015, dijo que es demasiado pronto para decir si el país está afectado por una “maldición de los recursos”. Sin embargo, señaló que la cercanía del gobierno al sector petrolero es una señal de alarma: la legislación actual pone demasiado control en manos del Ministro de Finanzas, y no hay ningún mecanismo para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas.
El analista de AMI dijo que la práctica de la industria dicta que debe haber un enfoque de brazos abiertos y que el gobierno debe tener un organismo o comisión independiente que supervise el sector. Esto contrasta con la actual estructura institucional, en la que el regulador está integrado en el gobierno de Guyana. Sin embargo, el Presidente Irfaan Ali ha indicado recientemente que tiene previsto establecer una nueva autoridad independiente antes de finales de 2021.
Para Greenidge, los objetivos medioambientales ambiciosos y la promesa de un desarrollo económico transformador entran en conflicto en el caso del petróleo de Guyana, que representa un reto que experimentan muchos países en desarrollo cuando intentan crecer. Afirmó que los detractores de cualquier actividad del sector petrolero en Guyana per se suelen asumir de forma inexacta que sus opiniones son compartidas por la mayoría de la población y que, sin el desarrollo del petróleo, la población pobre puede hasta llegar a estar significativamente mejor.
El descubrimiento o la presencia del recurso en sí no debe ser “demonizado”, concluyó Greenidge. Pero con los mecanismos adecuados para la buena gobernanza, que el país busca, se puede prosperar, dijo.