Brasil está viviendo una ola de proyectos de generación de energía renovable y el fenómeno tiende a mantenerse debido a la invasión china en el sector. La creciente evolución de la generación de energía eólica y la todavía incipiente solar, principalmente a través de la generación distribuida, vienen atrayendo a nuevos players, tales como Huawei, BYD, Yingli y Goldwind, que están haciendo las valijas rumbo a los trópicos. En el caso de Huawei, el primer contrato para la provisión de inversores para una usina solar que será instalada en el estado de Minas Gerais, en la región Sudeste del país, se firmó en agosto. Con respecto a BYD, la empresa está a punto de inaugurar en diciembre una planta de fabricación de paneles solares en el interior del estado de San Pablo, región Sudeste del país, en el mismo lugar donde ya posee una línea de montaje de vehículos eléctricos. Otra razón para que Brasil se haya transformado en una buena oportunidad de nuevos negocios para las empresas chinas es el caótico cuadro político-económico nacional. Las investigaciones de la denominada “Operación Lava Jato“, que alcanzaron de lleno a las principales empresas contratistas de Brasil y desnudaron el esquema de corrupción más importante que haya ocurrido en la Petrobrás, sumado a la crisis económica que atraviesa el país, han creado una especie de supermercado de activos en venta, cuyo objetivo principal es reducir el endeudamiento de los grupos controladores. “Los vientos de la crisis político-económica han abierto una ventana de oportunidades que la estratégica paciencia china estaba esperando”, evalúa Eduardo Bernini, profesor de la Fundación Getúlio Vargas (FGV-SP), consultor y ex-presidente de AES Brasil. Sin embargo, no se puede dejar de considerar otros factores: la desaceleración del ritmo de crecimiento de China viene forzando sus empresas a buscar nuevos horizontes, y Brasil se encuadra en una condición especial, pues su infraestructura posee carencias y la llegada de grandes players puede abrir caminos para proveedores de su misma nacionalidad, que vienen a vender productos y servicios para compensar la baja que experimenta la actividad china. Paralelamente, sólo las usinas eólicas onshore y las solares fotovoltaicas representarán el 75% del crecimiento global de la capacidad instalada a mediano plazo, según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA en su sigla en inglés). El relevamiento indica que, en 2021, las energías renovables corresponderán al 28% de la capacidad de generación global, si se comparan con el 23% del año pasado. Además, otro estudio, realizado por el Instituto de Análisis Económicos y Financieros de Energía (IEEFA en su sigla en inglés), indica que los BRICS, grupo de países compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, necesitan USD 177.000 millones de financiamiento anual para atender la demanda de energías limpias que ellos mismos proyectaron, siendo que, juntos, los países están invirtiendo solamente USD 126.000 millones. En Brasil, por ejemplo, las energías eólicas ya superan la marca de 10 GW de potencia, mientras que la solar intenta avanzar hacia una contratación del orden de los 2 GW. Argentina, Chile y Uruguay están implementando nuevos proyectos renovables, lo que hace que Brasil se transforme en un polo regional de exportación porque su parque industrial se encuentra en expansión. Como se puede percibir, la invasión no se da únicamente entre las energías renovables. Luego de que CPFL Energía anunciara que su accionista controlador (Camargo Corrêa) había cerrado un acuerdo para la venta del 23% del grupo de energía eléctrica con State Grid, la empresa china envió un claro mensaje: estamos interesados en la porción de los otros accionistas, en los fondos de pensión de algunas de las principales empresas estatales de Brasil. Dos meses más tarde, la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel) y el Consejo Administrativo de Defensa de la Competencia (CADE), organismo nacional de defensa de la competencia, aprobaron la adquisición. Una semana después, el fondo de pensión de los funcionarios del Banco do Brasil (Previ) anunció que también vendería su parte en la empresa, en idénticas condiciones a las de la primera oferta. Como resultado, State Grid, una de las principales empresas del sector eléctrico de China, al comprar dichas porciones, pasará a poseer en su cuenta entre USD 3.100 millones y R$ 3.700 millones. La compra podría transformarse en la más importante que una empresa china haya realizado en el sector eléctrico, superando la de dos usinas hidroeléctricas, los activos más importantes de la empresa estatal Cesp, Ilha Solteira y Jupiá, realizadas por China Three Gorges (CTG) el año pasado. A propósito, CTG cerró la adquisición de dos activos brasileños de Duke Energy, elevando a la compañía a la condición de una de las generadoras de energía privadas más importantes del país en lo que respecta a capacidad instalada. Las hidroeléctricas son la principal fuente de energía del país, pero Brasil prácticamente ha congelado proyectos hidroeléctricos, por motivos socio ambientales.