Este es el segundo artículo de una serie especial que analizará el rol de China en la promoción del desarrollo pacífico y sostenible en Colombia
Colombia se encuentra en encrucijada emocionante. Sus recientes pasos para poner fin a décadas de conflicto, han coincidido con el principio del fin de la era de los combustibles fósiles. Este cambio trae consigo oportunidades, y China puede convertirse en un socio clave en una nueva era en el desarrollo pacífico y sostenible para el país.
El histórico proceso de paz en Colombia con el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tuvo algunos importantes avances en el mes agosto, incluyendo el lanzamiento de su nuevo partido político, la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Un avance que marcó la integración de las FARC al sistema democrático y estableció una nueva fase fundamental en la transición hacia una nueva era postconflicto, después de la firma del acuerdo de paz en noviembre de 2016.
Pero si el objetivo del acuerdo es sentar las bases para la obtención de una paz fuerte y duradera, debe hacerse justicia y reparar el daño a favor de las víctimas, integrar a los 7.000 ex guerrilleros a la vida cívica, fortalecer la seguridad y la capacidad institucional en todo el país, y reinsertar a la economía colombiana el territorio rural anteriormente controlado por las FARC.
Oportunidades en la era postconflicto
Las áreas rurales serán el centro de atención en la fase postconflicto en Colombia. El gobierno estima que se necesitarán unos 43.000 millones de dólares de inversión para implementar el acuerdo de paz en los próximos 15 años. El 85% se destinará a las reformas rurales, como la formalización de la tenencia de la tierra, la estimulación de la actividad económica y la mejora de la producción y el comercio de bienes, así como a la reducción de los altos niveles de pobreza en estas regiones.
El Departamento Nacional de Planificación sostiene que el acuerdo de paz podría ayudar a Colombia a expandir su sector turístico y convertir al país en un líder mundial en la producción de alimentos. Se espera que la inversión extranjera se triplique, especialmente en agricultura, infraestructura, turismo y otros servicios.
Esto será un factor de vital importancia para fomentar la transferencia de tecnología y la innovación, ayudar al incremento de la productividad y para la generación de un desarrollo económico cada vez más eficiente. Pero también puede provocar impactos negativos en las comunidades rurales, causando fricción ante el acceso a los recursos naturales, como el agua y la tierra, y a la expansión de la deforestación, dejando a su paso más pobreza y desolación.
Las inversiones en la era postconflicto – sobre todo en las zonas rurales afectadas – deberán mantenerse en un cuidadoso equilibrio con el fin de proteger la alta biodiversidad de las áreas que comprenden el 42% de los bosques colombianos y el 50% de los parques naturales nacionales. Este maravilloso capital natural actualmente se encuentra amenazado, sobre todo a causa de la deforestación relacionada a actividades como el cultivo de coca y la minería.
A medida que las nuevas inversiones extranjeras fluyen hacia estas regiones, deben aplicarse estándares de alta calidad que pongan su foco en la protección de las comunidades locales y los ecosistemas, a fin de evitar un retroceso en los esfuerzos de garantizar la estabilidad de la paz.
La creciente inversión global de China
Entre los distintos países que planean invertir en Colombia se encuentra China. Li Nianping, embajador de China en Colombia, recientemente expresó el interés de su país en ampliar sus inversiones en infraestructura y telecomunicaciones. En comparación con la mayoría de los países latinoamericanos, hoy la inversión china en Colombia es baja, pero está creciendo. China ya se convirtió en el segundo mayor socio comercial de Colombia después de los Estados Unidos. La mayor parte de la inversión es en agricultura, energía de carbón y petróleo (incluyendo Energía Esmeralda, propiedad de Sinochem en la Amazonia colombiana).
Un informe acerca de las inversiones chinas en Colombia indica que algunos de estos proyectos no cumplieron con los estándares técnicos y contractuales, además de generar conflictos ambientales y sociales. Más recientemente, en 2015, China también presentó un proyecto para desarrollar un parque industrial en Buenaventura – el mayor puerto de Colombia en el Pacífico -, así como proyectos agrícolas y de carreteras en las regiones de Orinoquia y Altillanura. Estas son las áreas claves identificadas para el desarrollo, ahora que el conflicto ha terminado y antes el acceso había sido limitado ante la presencia de las FARC.
Estas inversiones chinas podrían triplicarse en los próximos años. Esto significa que es esencial que el gobierno asegure una línea de base mínima para los estándares ambientales y sociales, pero que al mismo tiempo trascienda estos objetivos para exigir prácticas sostenibles de primera línea y la transferencia de tecnologías limpias. Este es un punto especialmente relevante si se trata de China. Este país es el mayor productor mundial de energía renovable y se prevé que instalará un tercio de la energía eólica, solar e hidroeléctrica a nivel mundial entre el 2015 y el 2021. China puede convertirse en un socio ideal para respaldar el desarrollo de tecnologías limpias en Colombia, incluso en sectores donde ambos países han expresado su interés de aumentar las inversiones, como en el sector agrícola.
Según el ministro de Minería y Energía de Colombia, más de 400.000 personas carecen de acceso a la energía en las zonas afectadas por un conflicto que prevaleció por más 60 años y muchos otros dependen de sucios y costosos generadores diésel. El acceso confiable y generalizado a la energía es clave para construir prosperidad y mejorar la calidad de vida.
Un desarrollo serio de las energías renovables en la Colombia posconflicto, tanto distribuido como conectado a la red, podría ayudar a construir un mercado. Colombia se está quedando atrás de sus competidores regionales latinoamericanos, tal como exhibió un estudio reciente de Bloomberg NEF.
Colombia tiene mucho para ganar en la transición de tecnologías limpias a nivel mundial al abrir nuevas fronteras después del acuerdo de paz. Para poder capitalizar la oportunidad de asumir futuro sostenible, es esencial que Colombia atraiga nuevas inversiones en esta área de países como China y establezca relaciones con nuevos socios internacionales en torno a altos estándares de sostenibilidad económica, social y ambiental.