En el 2020, Kunming, la capital de la provincia de Yunnan en el sudoeste de China, será la sede de la 15ª Conferencia de las Partes (COP) del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), una reunión clave con el objetivo de establecer un marco posterior al 2020 para la protección de la biodiversidad.
Actualmente, entre los negociadores de la diversidad biológica está de moda hablar de “la réplica del éxito del Acuerdo de París sobre el cambio climático”. Sin embargo, sin una comprensión completa y precisa de lo que “funcionó” exactamente en París, las negociaciones del CDB corren el riesgo de adoptar la apariencia del Acuerdo, pero no su verdadera esencia.
Para que la COP de Kunming tenga éxito, China debe aspirar a que la conferencia proporcione un cambio de paradigma al estilo de París en la gestión para la biodiversidad. Esto constituirá desafío para la diplomacia ambiental, pero proporcionará las bases para un éxito duradero. Las soluciones deben adaptarse a los problemas de la protección de la biodiversidad: simplemente copiar y pegar el Acuerdo de París solo significará más trabajo para obtener menos resultados.
Lecciones de Paris
El estatus histórico del Acuerdo de París para la gobernanza ambiental global es incuestionable. Marcó una nueva generación de tratados ambientales multilaterales y se ha convertido en una referente clave para otros procesos ambientales.
Sin embargo, durante las actuales negociaciones sobre biodiversidad, ha habido algunos malentendidos sobre la esencia del Acuerdo de París.
En primer lugar, el Acuerdo de París no hizo ajustes menores a la gobernanza climática multilateral. En su lugar, creó un nuevo modelo, incorporando elementos del modelo ascendente y descendente, objetivos globales y libros de reglas de arriba hacia abajo y contribuciones nacionales determinadas de abajo hacia arriba.
Aún no sabemos qué tan bien se implementará el Acuerdo de París en estos tiempos de cambios geopolíticos, pero debemos reconocer cómo este nuevo modelo híbrido ha revitalizado la gobernanza internacional del clima.
La conferencia 2020 en Kunming es tan importante para el proceso de diversidad biológica como lo fue la reunión de París para el cambio climático. Por lo tanto, sus resultados deberían ser capaces de igualar el peso de aquella ocasión histórica.
Debería evitar las apariencias políticas y reiniciar el proceso de negociación, como sucedió en París, encontrando la raíz de la pérdida de la biodiversidad.
Sabía qué…
hay 20 Metas de Aichi para proteger la biodiversidad de cara a 2020
Existen precedentes de los que hay que tener cuidado. Los objetivos de Aichi del 2010 parecían impresionantes, pero los países no tenían la obligación de traducirlos en legislación y políticas nacionales. Esto los condenó al status de una “visión”, que nunca terminó de implementarse completamente.
Kunming necesita fortalecer la conexión entre los objetivos globales y la implementación nacional pidiéndole a los países a que desarrollen planes nacionales que cumplan con los objetivos globales y que proporcionen los medios necesarios para su implementación.
En segundo lugar, la contribución política clave de París fue su énfasis en ser ambiciosos tanto en sus objetivos como en los mecanismos.
Las restricciones políticas se rompieron cuando el objetivo de calentamiento en un 1.5C se escribió por primera vez en documentos multilaterales. Esto fue el resultado de la audacia de la nación anfitriona como también de los esfuerzos diplomáticos conjuntos. Se produjo un gran avance en los mecanismos cuando se apartó la división antagónica de la nación en desarrollo / desarrollada y en gran medida, se introdujeron o mejoraron las normas de transparencia, adaptación, finanzas, mecanismos de aumento y cumplimiento.
Las conversaciones en curso sobre biodiversidad tienen la tendencia de priorizar los objetivos por sobre los mecanismos. Se gasta demasiada energía en el diseño de la forma y la estructura de los objetivos globales, a costa de una cuidadosa consideración del alcance y el nivel de ambición de esos objetivos. Por ejemplo, si hay un objetivo de financiamiento cuantificable, y si así es, establecer a qué escala.
Además, no ha habido un examen efectivo y riguroso de los mecanismos que requerirá el marco posterior al 2020. Al mismo tiempo, y de manera bastante peligrosa, existe el apuro por discutir la “estructura” del marco post-2020 antes de establecer claramente la definición de los elementos que constituyen el marco (por ejemplo, ¿es un mecanismo de implementación parte del marco o no?). Primero sería mejor determinar el contenido del marco y luego decidir cómo se estructurará.
París tuvo éxito tanto en objetivos como en los mecanismos. Las conversaciones de Kunming deben abordar con cuidado estas dos discusiones, ya que los objetivos se verán limitados por la imaginación política y no se avanzará en temas como los mecanismos y la financiación.
En tercer lugar, si bien las conversaciones de París no estuvieron exentas de confusión, hubo un buen control de las cuestiones de procedimiento, ya que los diversos componentes del paquete de París y sus interrelaciones se abordaron en secuencia lógica. La gestión rigurosa de estos problemas de procedimiento determina el éxito o el fracaso de las conversaciones multilaterales, y existen riesgos de procedimiento que surgen en las conversaciones sobre biodiversidad que deben ser abordadas con urgencia.
Por ejemplo, la Conferencia sobre la Diversidad Biológica (CDB) está intentando copiar las contribuciones determinadas a nivel nacional (PNA) del Acuerdo de París, y en la CDB-COP14 del 2018 se adoptó el concepto de “compromisos voluntarios”.
Lo que distingue a los procesos de clima y biodiversidad es que se desarrollaron modalidades claras para los NDC antes de que los países los presentaran en París. Como resultado, preguntas como quién debe enviar las NDC; cuándo y cómo deben ser comunicados; cual es la información que deben contener, estaba claramente definido.
El CDB, por otro lado, no ha definido estas modalidades necesarias y no disfruta del lujo de otro COP antes de Kunming para establecer claramente estas reglas. Lo más preocupante es que el proceso ya cuenta con una herramienta de políticas para su implementación a nivel de país: la Estrategia Nacional de Biodiversidad y los Planes de Acción (NBSAP, por sus siglas en ingles).
Lanzar el concepto pobremente definido de “compromisos voluntarios” no hace nada para reforzar los mecanismos de implementación y puede llevar a una confusión innecesaria. Si la idea no es ampliamente aceptada (lo que parece ser el caso basado en las últimas presentaciones), puede haber una vergonzosa ausencia de tales compromisos en Kunming.
Además, la relación entre “La Agenda de Acción de Sharm El-Sheikh a Kunming” y los “compromisos voluntarios” tampoco está claramente definida. Si estos son dos conceptos diferentes, entonces se debe cuestionar la necesidad de múltiples instrumentos que tengan el mismo propósito de generar impulso para Kunming. Pero si son el mismo concepto, entonces la confusión ha sido creada por criterios que no son totalmente idénticos y fueron establecidos respectivamente para ellos (consulte aquí las modalidades para la agenda de acción, consulte aquí las modalidades para compromisos voluntarios).
Por último, pero no menos importante, el impacto de las conversaciones de París también se debió a los esfuerzos a largo plazo por parte de la nación anfitriona. Tan pronto como se llegó al acuerdo, se enfrentaron a importantes pruebas: ponerlo en vigencia rápidamente, lidiar con el retiro de los Estados Unidos y con las negociaciones sobre el reglamento.
A lo largo de los años desde el 2015, Francia ha realizado esfuerzos políticos sostenidos, aportándole resiliencia política al acuerdo frente a los desafíos e incluso los reveses.
Los principales tratados internacionales son como niños: dar a luz a uno solo es el comienzo de un largo proceso. Muchos problemas dentro del proceso de biodiversidad se han ido acumulando durante años. Estos problemas no se resolverán de una sola vez.
Si Kunming va a ser otra historia de éxito para los tratados ambientales multilaterales, China debe estar lista para un período prolongado de “servicio postventa” para acompañar el marco post-2020 a través de cualquier turbulencia y reveses futuros.