Mientras continúan luchando contra la pandemia, los países en desarrollo enfrentan crisis urgentes y entrelazadas debido al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la deuda soberana. Esto brinda una oportunidad sin precedentes para abordar los desafíos simultáneamente, colocando a la economía en un camino sostenible.
Los impactos fiscales de la pandemia Covid-19 han puesto a prueba la capacidad de los gobiernos para pagar sus crecientes deudas soberanas, empujando a muchos países como Argentina y Ecuador al riesgo de incumplimiento. El servicio de la deuda en 2020 y 2021 costará más de US$3 mil millones en las economías emergentes.
Al igual que ocurre con la economía, el ambiente también está bajo presión. La naturaleza representa más de una cuarta parte de la riqueza en los países de ingresos medianos. Pero estos activos económicos, algunos de los cuales son insustituibles, se están perdiendo a un ritmo alarmante por las actividades humanas.
Los mercados de deuda soberana no han incorporado hasta ahora consideraciones ambientales en sus operaciones. Sin embargo, una coalición de expertos en ambiente y finanzas, agrupados bajo la Iniciativa de Financiamiento para la Biodiversidad, está pidiendo acciones para abordar la crisis de deuda y biodiversidad.
“Los ministros de finanzas argumentan que necesitan dinero para pagar la seguridad social, mientras que los ministros de ambiente dicen que el dinero que se destinó a la naturaleza se apartó rápidamente para cumplir con los pagos de la deuda”, dijo Ashley Gorst, economista en Vivid Economics.
“Nuevos bonos podrían generar liquidez y ayudar a administrar el capital natural de los países de manera sostenible”.
La necesidad de mejorar el sistema de deuda soberana fue parte de las discusiones en la Reunión de Primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) esta semana. En el transcurso del próximo año, las instituciones esperan desarrollar propuestas concretas antes de las cumbres sobre clima (COP26) y biodiversidad (COP15).
América Latina no puede ignorar esto, ya que las economías de muchos países de la región dependen de los recursos naturales
Los acreedores multilaterales son la principal fuente de financiamiento de los países en desarrollo y ya han expresado su apoyo a nuevos mecanismos de deuda que tengan en cuenta la diversidad biológica. Con ellos a bordo, los acreedores bilaterales como China podrían seguirlos. Esto podría marcar una gran diferencia para América Latina, con muchos puntos críticos de biodiversidad en toda la región.
“El sector financiero está pidiendo que se considere el ambiente como parte de la deuda soberana. China tiene que participar, pero no lo hará si otros no se unen también”, dijo Elizabeth Aceituno, especialista en finanzas sostenibles de WWF. “América Latina no puede ignorar esto, ya que las economías de muchos países de la región dependen de los recursos naturales”.
Una reestructuración a gran escala
Los acreedores multilaterales y los países desarrollados ya han dado un primer paso al suspender los pagos de la deuda. El FMI aprobó en 2020 el alivio inmediato de la deuda de las 25 economías en desarrollo más pobres, mientras que los líderes del G20, incluida China, introdujeron una Iniciativa de suspensión del servicio de la deuda (DSSI, por sus siglas en inglés) que se aplicó a 73 países en desarrollo de bajos ingresos.
Si bien esto proporcionó un alivio de la deuda a corto plazo, no abordó la crisis de la biodiversidad. Por primera vez en la historia, ahora hay llamados de países, organizaciones y acreedores para una ronda de reestructuraciones de deuda ecológicas e inclusivas. Estos buscarán contar con nuevos instrumentos de deuda soberana que consideren la importancia del llamado “capital natural”.
Durante los últimos 40 años, los gobiernos han negociado canjes de deuda por naturaleza en los que las obligaciones de pago se reducían si el país deudor aceptaba gastar los ahorros en la conservación de la naturaleza. Participaron muchos países latinoamericanos, lo que llevó a la expansión de parques naturales y reservas en toda la región.
Expertos en finanzas los consideran demasiado pequeños para aliviar la deuda actual y la crisis ambiental. Su valor totalizó alrededor de US$ 2.600 millones entre 1985 y 2015, vinculando el gasto de los ingresos a medidas ambientales específicas.
Los gobiernos, las empresas y los inversores ahora se dan cuenta de que la riqueza y el bienestar de las naciones dependen de la salud de la naturaleza
“Los canjes son vistos pequeña escala y con altos costos de transacción. Ahora se necesitan enfoques con una escala mucho mayor ”, dijo Paul Steele, economista del Instituto Internacional para el Ambiente y el Desarrollo (IIED). “Los canjes se destinaron a la naturaleza, mientras que los nuevos bonos se pueden utilizar para fines fiscales más generales”.
Es por eso que la atención se dirige ahora a nuevos instrumentos. La Iniciativa de Finanzas para la Biodiversidad propone utilizar “bonos de cumplimiento de la naturaleza”, una evolución más flexible de los canjes. Los países que logran resultados ambientales podrían ver reducidos sus pagos de deuda y usar los ahorros de manera discrecional de acuerdo con sus propias prioridades urgentes.
Esto incentivaría al deudor a lograr resultados positivos, en lugar de asegurarse contra resultados adversos. Muchos resultados ambientales podrían usarse como parte de los bonos, como los objetivos de biodiversidad, la degradación de la tierra o incluso los objetivos climáticos.
“Los gobiernos, las empresas y los inversores ahora se dan cuenta de que la riqueza y el bienestar de las naciones dependen de la salud de la naturaleza. 2021 es el año en el que debemos actuar de manera decisiva y práctica para abordar estos desafíos de manera integral ”, dijo Carlos Rodríguez, director general del Fondo para el Medio Ambiente Mundial y exministro de Ambiente de Costa Rica.
Un esfuerzo global
Expertos en finanzas reconocen que se necesitará un gran esfuerzo internacional para cambiar la forma en que funciona ahora la deuda soberana.
Con ello en mente, la Iniciativa de Financiamiento para la Biodiversidad ha creado un grupo de trabajo sobre naturaleza y deuda con representantes de organizaciones internacionales, bancos multilaterales de desarrollo, ONG y otros.
El grupo ya ha estado trabajando con Pakistán y Uruguay, que actualmente están analizando la emisión de un bono ligado a indicadores ambientales. El IIED también tiene un programa separado a través del cual trabajará con cuatro países africanos y sus acreedores.
Mientras tanto, el FMI está analizando la posibilidad de emitir el equivalente a 650.000 millones de dólares en liquidez, lo que se conoce como derechos especiales de giro (SDR, por sus siglas en inglés) en la economía mundial. Además de la vulnerabilidad a la deuda, la biodiversidad y el cambio climático deben considerarse como parte de los criterios para asignar el financiamiento, han argumentado los activistas.
El FMI y el Banco Mundial también lanzarán pronto una plataforma para asesorar a los países pobres sobre la financiación de actividades climáticas y de conservación, según un borrador del documento publicado en las Reuniones de Primavera de esta semana. Los asesores incluirían funcionarios de la ONU, ONG, inversores privados y agencias de calificación.
“Los mercados de deuda corporativa han experimentado una explosión de interés en los bonos verdes, que funcionan igual que los bonos de rendimiento de la naturaleza que ahora proponemos. Estamos en un momento de innovación con respecto a la deuda soberana y necesitamos soluciones que se puedan utilizar rápidamente ”, dijo Gorst.