“Brasil y China son potencias regionales que emergen políticamente y poseen una alianza estratégica no escrita cuyo objetivo es buscar la revisión de las reglas de gobernanza internacional. Ambos países abren un espacio hacia la participación en el proceso de toma de decisiones de las instituciones del siglo XXI.” La afirmación fue realizada por el Presidente del Consejo Empresarial Brasil-China (CEBC) Sergio Amaral durante una entrevista exclusiva concedida a Diálogo Chino. Ex-Ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, Secretario de Comunicación Social y vocero Presidencial, Sergio Amaral es diplomático de carrera y ha sido embajador de Brasil ante el Reino Unido y ante Francia. Diálogo Chino: ¿Cuál es el interés de China en América Latina? Sérgio Amaral: Tiene que ver con la provisión de insumos, de materias primas, de commodities. A partir del 2007, los chinos han venido a Brasil en busca de mineral de hierro, soja y petroleo y ese interés se ha ido incrementando de a poco. DC: ¿Hacia qué áreas? SA: Entre el 2007 y el 2012, anunciaron inversiones en el orden de los US$ 60 mil millones en Brasil, de los cuales no todos se llevaron a cabo, pero por lo menos US$ 30 mil millones están siendo efectivamente realizados. El comercio entre Brasil y China durante la década que termina en 2012 ha crecido unas quince veces. Pasó de unos US$ 3 mil o US$ 4 mil millones a US$ 70 mil millones durante el año pasado. DC: Con la caída del crecimiento chino, ¿dicha relación no se perjudicará? SA: El crecimiento chino cayó de un modo previsible, de un modo ordenado, y llegó al nivel que habían anunciado. En el 12do Plan Quinquenal Chino ya se anunciaba el inicio de una desaceleración y un ajuste en el proyecto económico para volcarse hacia el comercio interno, no depender de las exportaciones, desarrollar una tecnología propia y estimular el consumo interno. Y fue eso lo que sucedió. DC: ¿China únicamente busca abastecer su mercado interno? SA: No, están buscando penetrar en el mercado consumidor brasileño, como sucede, por ejemplo, en el caso de los automóviles. Ellos invierten en infraestructura. Argentina y los países de la costa del Pacífico también vienen recibiendo inversiones importantes en el área de infraestructura, en el área de minería. La presencia económica de China no sólo crece, también se está diversificando. DC: ¿Esa relación se va a mantener o es provisoria? SA: La relación con China es cada vez más importante, porque es un país que tiene un enorme sustrato económico y es sostenible. Ambas economías poseen una enorme complementariedad. Hay una cierta sintonía en lo que respecta a su visión del mundo del siglo XXI. DC: ¿Actualemente China es un aliado político de Brasil? SA: Brasil y China son potencias regionales que emergen políticamente y poseen una alianza estratégica no escrita cuyo objetivo es buscar una revisión de las reglas de governanza internacional. Ambos países abren un espacio hacia la participación en el proceso de toma de decisiones de las instituciones del siglo XXI. DC: ¿China reemplazó a los Estados Unidos? SA: No, no creo que China reemplace a los Estados Unidos como la gran potencia económica mundial. En mi opinión, estamos yendo hacia un mundo nuevo, un mundo reorganizado, que posiblemente tenga dos potencias, que son dos grandes economías, y que también son potencias importantes políticamente. DC: Al transformarse en el gran financiador de los países latinoamericanos, ¿los gobiernos de nuestra región no quedarán en manos de China? SA: En el caso de Brasil, no sé si esa afirmación es verdadera. China anunció inversiones importantes en Brasil. Sin embargo, más allá del caso de Petrobras, no tengo conocimiento de que existan elementos importantes o una participación substancial en el área de financiamiento, ya sea del gobierno o en proyectos brasileños. Yo conozco Petrobras. DC: ¿Esa relación no podría transformarse en dependencia? SA: Es muy difícil. En primer lugar, porque no existe una disposición del gobierno brasileño para aceptar una relación de dependencia con China. En segundo lugar, porque nosotros tenemos una gran diversidad de aliados estratégicos. Tenemos un gran aliado estratégico que son los Estados Unidos, tenemos otro gran aliado estratégico que es Europa. China es uno entre esos aliados estratégicos. Y su comercio con Brasil posee un peso mayor o menor comparable al de los Estados Unidos y al de Europa. Por lo tanto, éste podrá oscilar año a año, pero en realidad no tenemos una relación de dependencia con ninguno de los bloques económicos. DC: ¿El banco de los BRICS reemplaza a alguna de las instituciones financieras, como el FMI? SA: No, creo que esa posibilidad no existe, inclusive porque nuestra participación en el Fondo Monetario es mucho mayor a la que tenemos en el banco de los BRICS. El banco de los BRICS abre una alternativa que debe ser explotada, no con una idea de reemplazo y sí como un complemento, como un instrumento de financiación del creciente comercio de los países del Sur. DC: Brasil tendrá una salida por el Pacífico con la ferrovía que atraviesa Brasil y Perú comunicando los océanos Atlántico y Pacífico… SA: Espero que sí. Esa ferrovía fue planificada, pero por el momento todavía no hay ningún proyecto real. Es un proyecto que refleja la voluntad de Brasil y de los Países Andinos de tener esa salida hacia el Pacífico y también hacia China. Creo que sería bueno para Brasil tener un mayor acercamiento hacia la región más importante o de mayor dinamismo del siglo XXI, que es Asia. DC: Existen estudios que prueban que habría una reducción de US$ 3 por tonelada de granos exportados hacia China. SA: No tengo ese dato. Pero la logística del transporte representa un 100% del valor de la producción de la soja. Entonces, si tenemos un costo tan elevado en el valor de la logística, es de suponer que esto signifique un abaratamiento en la logística. DC: Muchos ecologistas critican la manera en que China viene explotando minas y petroleo en América Latina. ¿China se está equivocando, como lo hizo en África? SA: No tengo conocimiento sobre eso. Lo que yo sé es que, en el caso de África, hubo problemas en diversos países, de tipo social y ambiental, pero entre nosotros, que yo sepa, no. China no realiza una explotación directa productiva, minera o de construcción en la infraestructura. Hasta lo podría hacer, pero en alianza estratégica con empresas brasileñas. Por lo tanto, no tengo conocimiento de que la presencia china entre nosotros haya provocado, hasta el momento, ni distorsiones ni conflictos de naturaleza social o ambiental.