A más de ocho meses de romper relaciones diplomáticas con Taiwán y establecer un nuevo vínculo con China, República Dominicana ya comienza a anunciar los beneficios de su nueva relación.
Ambos países materializaron su reciente lazo a través de 18 nuevos acuerdos de cooperación, entre los que figuran las áreas de agricultura, cultura y turismo, según el medio dominicano Listín Diario. La cifra de inversión china, de acuerdo a Luis González, director de Relaciones con Asia y Oceanía en el Ministerio de Relaciones Exteriores, alcanzaría los 10 mil millones de dólares en los próximos años.
En su primera visita a China y en la única registrada por un mandatario dominicano a esas tierras, el presidente Danilo Medina dijo que espera que esta nueva relación “de mucho provecho tanto para China como para República Dominicana”.
Si la República Dominicana construye una estrategia de robustecimiento de sus relaciones internacionales sobre los hombros de este gigante que es China, los resultados podrían ser promisorios
“Desde la administración del presidente Fernández [periodo 2008-2012] que ya se habían hecho contactos para establecer los vínculos con China”, señaló Iván Gatón, experto en relaciones internacionales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y del Instituto de Formación Diplomática y Consular del gobierno dominicano. “Así que digamos que era algo que de una manera u otra se esperaba que iba a suceder”, explicó.
En la última década China comenzó a establecer nexos con los países de la región con quien no tenía relaciones diplomáticas: primero con Costa Rica en el 2007, luego con Panamá en junio de 2017 y por último con El Salvador en agosto pasado. Estas acciones inmediatamente se tradujeron en mayor comercio e inversión, promoción de la enseñanza del chino mandarín y becas de estudio para intercambios, entre otros acuerdos. La República Dominicana no es la excepción.
Los beneficios
Aún es temprano para definir con certeza los sectores que recibirán inyecciones de dinero asiático, sin embargo ya se vislumbra un fuerte foco en zonas francas, energía, turismo, vivienda e infraestructura.
“Si la República Dominicana visualiza y construye una estrategia de robustecimiento de sus relaciones internacionales a nivel general sobre los hombros de este gigante que es China, los resultados podrían ser promisorios en un futuro cercano”, señaló Robert Takata, académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), abogado y experto analista en relaciones internacionales.
En la isla hay expectativas de que ser socio de China traerá frutos económicos. Hace solo unas semanas China autorizó la entrada del ron dominicano a un mercado de 1.300 millones de potenciales consumidores y se espera que también abra sus puertas al mango, aguacate y café, los primeros productos dominicanos comercializados tras el inicio de relaciones. En este sentido, el mandatario dominicano expresó en noviembre pasado que “es nuestro interés aumentar las exportaciones dominicanas hacia el mercado chino, que por demás es de los más grandes y dinámicos del mundo”.
También están en fila la construcción de un ferrocarril internacional que conecte Haití y el país vecino en distintos puntos, una nueva presa en la provincia Monseñor Nouel, la modernización del puerto de Arroyo Barril, nuevos sistemas de aguas negras y residuales en varias provincias del norte, un acueducto en Cotuí y la presa los ríos Boba-Baquí. Estos son algunos de los proyectos ya mencionados por la Corporación Estatal del Estado de China a través del Consejo Regional de Desarrollo de República Dominicana. (CRD).
El vínculo generado con el gobierno chino además le entregó el espaldarazo final al presidente Danilo Medina para alcanzar el anhelado puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, un sitial que República Dominicana asumió el 1 de enero y que persiguió fallidamente en dos ocasiones anteriores (2002 y 2007). En torno a este tema, Miguel Vargas, Ministro de Relaciones Exteriores del país caribeño señaló que “sin dudas que esta posición será un gran reto para la República Dominicana, porque se presentan grandes oportunidades y el país, adquirirá una gran visibilidad e influencia a nivel mundial ocupando esa posición”.
Por el lado de China, la movida redujo aún más la lista de países que reconocen a Taiwán como nación independiente y ya generó el paso de mayores importaciones de materias primas. También se espera que exista un aumento de las exportaciones a la nación caribeña, las que entre 2012 y 2016 fueron avaluadas en 6.473 millones de dólares, según el Centro de Exportación e Inversión de República Dominicana.
Sin embargo, existen aspectos negativos en la nueva alianza. No es menor para República Dominicana poner fin a 70 años de cooperación internacional con Taiwán de la cual recibió múltiples beneficios, muchos de ellos a través de proyectos de cooperación.
Algunos casos de trabajo conjunto exitoso incluyen “esfuerzos para aumentar la producción de arroz, construir el Silicon Valley del Caribe, el Parque Cibernético de Santo Domingo, entre otros. Taiwán también ha brindado asistencia para establecer un centro de respuesta de emergencia para mejorar la seguridad y aumentar el turismo (Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1). Recientemente, Taiwán también ha construido un nuevo centro de atención para niños con capacidades especiales (Centro de Atención Integral para la Discapacidad- CAID-)”, señala el comunicado emitido por autoridades taiwanesas y replicado en medios dominicanos en mayo pasado.
Asimismo, y tal como replicó el medio dominicano Hoy, otras iniciativas, como el convenio para impulsar el desarrollo del sector de micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) en República Dominicana que involucraba una inversión de 4 millones de dólares, de los cuales 3 provendrían de Taiwán, quedaron bajo un futuro incierto.
Incluso, en enero de 2018, el cónsul y encargado de Comunicaciones de la Embajada de Taiwán en suelo dominicano, Óscar Liang, aseguraba al periódico Hoy que su país tenía la mayor inversión en el Caribe, la que ascendía a 165 millones de dólares.
La respuesta de Estados Unidos
Finiquitar las relaciones con Taiwán generó una actitud recelosa de Washington, quien ya demostró su incomodidad, ya que tras el anuncio llamó a consulta a su embajador sacándolo del país. Esa acción replica la que había realizado en El Salvador y Panamá, luego que sus autoridades dejaran de reconocer a Taiwán. Según estipula el comunicado oficial de la embajada estadounidense en Panamá, el objetivo es “analizar las formas en que los Estados Unidos puede apoyar instituciones y economías fuertes, independientes y democráticas en toda Centroamérica”.
Y al parecer, las consecuencias y sanciones por parte de la administración Trump no se harían esperar. El medio McClatchy informó el pasado 9 de enero que funcionarios federales estudian el acuerdo DR-CAFTA (Dominican Republic-Central America Free Trade Agreement o Tratado de Libre Comercio entre República Dominciana, Centroamérica y Estados Unidos de América) firmado en 2005 para bloquear el acceso preferencial a República Dominicana al mercado estadounidense luego de “cuestionables lazos con China”, según habría expresado un oficial de forma anónima.
Aunque la información ha sido replicada en diversos medios del norte y caribeños, no existe confirmación oficial por parte de la Casa Blanca. Pese a ello, las alertas ya están encendidas y significaría que el precio sería pagar aranceles más altos que los vigentes hasta el momento. Las mismas fuentes aseguran que El Salvador y Nicaragua correrían la misma suerte, el primero por dejar de reconocer a Taiwán, y el segundo por la delicada situación que vive el país y que lo aleja de procesos democráticos.
“En principio es normal que este tipo de decisión, por más delicado que haya sido el manejo para su adopción, produce cierto rechazo o escozor en la epidermis política de tradicionales aliados cuyos intereses no necesariamente estén en armonía con los de China”, explicó Takata.
El experto en geopolítica en tanto, aclara que los roces de este tipo son “una realidad y evidentemente lo que siempre van a haber son fricciones, y esas fricciones en las relaciones internacionales son imposibles evitarlas. Así que yo creo que la diplomacia dominicana debe manejarse con guantes de seda”, advierte.
Son semanas de espera para la nación caribeña. Lo cierto, es que ante la mirada recelosa o no de Estados Unidos, China y República Dominicana siguen avanzando en sus nuevas relaciones diplomáticas que buscan sellarse con nuevas y millonarias iniciativas.