Este mes, al cumplirse dos años de gobierno del presidente Nicolás Maduro, Venezuela está en plena crisis. Y está cada vez más endeudada, en especial con China, que viene socorriendo al país en un momento en el cual varias instituciones financieras ponen en duda la capacidad de los venezolanos de pagar en término sus compromisos. Actualmente Venezuela tiene una deuda de US$ 61.500 millones con China, sin contar los intereses. Desde abril de 2013 hasta hoy, los venezolanos han visto cómo la inflación aumenta de un 40% a un 60%, transformándose en uno de los índices más altos del mundo, inclusive superior al del Sudán, que pasó todo este período en guerra. Además del desabastecimiento, el país también enfrenta la caída del precio del petróleo, que se derrumbó de los US$ 105 el barril de diciembre del año pasado a US$ 60. La venta del óleo representa el 50% de la recaudación del país, cuyas reservas internacionales han caído de US$ 43.000 millones a la mitad. Cada vez con más dificultades, agravadas por una crisis política y por las sanciones del gobierno norteamericano, Maduro anunció el último 16 de abril otro desembolso más del gobierno chino de US$ 5.000 millones, para financiar obras de desarrollo, y no sería el único. El presidente dijo que está negociando nuevos préstamos a futuro, cuyos detalles todavía no dio. “Estamos trabajando nuevas porciones, pero cuando se vayan concretando daremos información”, dijo Maduro. Según el relevamiento del Inter-American Dialogue sobre las relaciones financieras entre China y América Latina, hasta julio del 2014, Venezuela ya había recibido de Pekín 56.300 millones de dólares estadounidenses. Este valor significa casi la mitad de los US$ 119.000 millones que los chinos le prestaron a toda la región desde 2005, sin contar con los US$ 5.000 millones que Maduro anunció haber recibido este mes, ni el resto del financiamiento que dijo estar negociando. Algunos economistas, como Armando Armenta, del Deutsche Bank, ponen en duda la capacidad del país de cancelar los vencimientos e intereses de la deuda externa este año. Otros consideran que Venezuela todavía puede cancelar sus compromisos en 2015. Sin embargo, recuerdan que si el precio del barril de petróleo no aumenta en los próximos dos años, existe un serio riesgo de que el país entre en default. Según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el 25% del Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela y el 95% de las exportaciones del país dependen del petróleo y del gas. Para el presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico de Argentina y especialista en China, Jorge Castro, un eventual no pago de Venezuela no representa una preocupación para los chinos. “A pesar de la crisis político-económico-financiera que está atravesando, Venezuela nunca dejó de enfrentar sus compromisos con China porque paga la deuda con petróleo”, expresó Castro. “Y petróleo no es lo que le falta a Venezuela, que posee las reservas más importantes del planeta y es el quinto productor mundial”. Casi la mitad de los 600 mil barriles de petróleo que Venezuela le envía a China todos los días se utiliza para pagarle la deuda a su acreedor más importante. Wu Hongying, directora del Instituto de América Latina en el Instituto Chino de Relaciones Internacionales Contemporáneas, no está convencida sobre la posibilidad de que Venezuela se encuentre en una condición terminal: “una vez que el precio del petróleo suba, su capacidad de pago fortalecerá”, dijo a Diálogo Chino. Además, Wu añadió que la cooperación bilateral se extiende más allá de la mera reciprocidad de préstamos y petróleo y como un país responsable China debe apoyar a un socio que está luchando. En julio del año pasado China y Venezuela han mejorado su relación con una “Asociación Estratégica Integral“, que identifica a la educación, la salud y el turismo como otras áreas de interés mutuo. Más allá de tener la necesidad de asegurarse la energía para mantener su crecimiento económico, en los últimos años China se viene transformando en una importante fuente de financiación mundial. En el caso de América Latina, los bancos chinos no solamente han aumentado su presencia en el continente como también financian países que tienen dificultades para recurrir al mercado internacional. Según el Inter-American Dialogue, en 2010 América Latina tomó préstamos de China por un valor superior al que tomó del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco de Exportación-Importación de los Estados Unidos (US Ex-Im Bank). Venezuela concentra la mayor parte de los préstamos: más del doble de los US$ 22 mil millones otorgados a Brasil, el segundo de la lista. Los demás países más beneficiados por los bancos chinos son Argentina (US$ 19 mil millones) y Ecuador (US$ 10.800 millones), los cuales, como Venezuela, tienen el acceso restringido al mercado mundial de capitales. Según Castro, la decisión de prestarle a países que en la opinión de muchos bancos europeos y norteamericanos representan un riesgo, forma parte de la estrategia político-económica china. Dicha estrategia consiste en garantizar la provisión de commodities que son necesarias para su crecimiento y en aumentar las posibilidades de intercambio comercial. Castro cita como ejemplo el hecho de que China sea hoy en día el principal aliado comercial de 144 de los 193 miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).“China se ha convertido en una de las fuentes de capital más importantes del mundo actual”, afirma Castro. “En un momento en el cual las tasas de interés giran en torno del 1%, que es el nivel más bajo en la historia del capitalismo, los chinos están ayudando a financiar obras de infraestructura y desarrollo en países que producen lo que ellos necesitan”. El principal inversor chino en Venezuela es el Banco de Desarrollo de China, que destinó aproximadamente US$ 28 mil millones a las obras de infraestructura y US$ 6 mil millones al sector de energía. Otros US$ 2.400 millones fueron invertidos en minería, de los cuales US$ 691 provienen del Banco de China, pero además también se dieron facilidades comerciales y financiamiento para obras habitacionales. El portavoz del Ministerio de Relaciones exteriores chino Hong Lei garantizó que “China, con base en la igualdad y en el interés mutuo, continuará desarrollando dicha relación de cooperación, que incluye programas económicos”. Sin embargo, no dio mayores detalles sobre la promesa de futuras inversiones que había anunciado Maduro. Un mes antes del anuncio, un alto funcionario de la empresa estatal venezolana de petróleo PDVSA citado por la agencia de noticias Reuters- informó que China estaba negociando un préstamo de US$ 10 mil millones con Venezuela. La primera parte, de US$ 5 mil millones, ya habría sido desembolsada. La segunda se utilizaría para contratar empresas chinas para auxiliar Venezuela a aumentar su producción petrolífera. Las exportaciones venezolanas de petróleo cayeron de 2.430.000 millones de barriles por día (2013) a 2.330.000 el año pasado. Según Asdrubal Chavez, ministro de Petróleo de Venezuela, el gobierno apuesta a la realización de 10 joint-ventures con 20 empresas privadas para aumentar la producción en la región del Orinoco, donde actualmente se producen 1.300.000 barriles por día. “Queremos llegar a 1.370.000 barriles por día hasta fines de 2015”, dijo Chávez.