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¿Qué pasará con El Salvador y su relación con China?

Nayib Bukele asumirá el cargo en junio de 2019 con una serie de interrogantes sobre la relación de El Salvador con China.
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El presidente electo Bukele se reunión con la presidenta de Taiwan Tsai Ing-Wen en el 2017 cuando era alcalde de San Salvador. El Salvador cortó las relaciones diplomáticas con Taiwán en 2018 (Imagen: Wikicommons).

 

El domingo 4 de febrero El Salvador eligió a un nuevo presidente, el ex alcalde de San Salvador Nayib Bukele, de 37 años, quien asumirá el cargo en junio de 2019. La nación centroamericana de aproximadamente 6,5 millones de personas es una de las más pequeñas de la región y su producción consta principalmente de café, azúcar y maíz.

Siendo un país con aproximadamente 200 millas de costa del Pacífico, posee una industria pesquera bulliciosa y olas que atraen a turistas de todo el mundo, pero lucha contra las altas tasas de homicidios como resultado de las pandillas que dominan barrios enteros.

Bukele se patrocinó a sí mismo como el candidato del cambio en El Salvador, donde en los últimos años el sistema político se ha visto afectado por los escándalos de corrupción. “Hay dinero suficiente cuando nadie roba”, dice uno de los eslóganes de su campaña.

Su elección se produjo apenas seis meses después de que el país rompiera relaciones diplomáticas con Taiwán para establecer relaciones con la República Popular de China, decisión que generó dudas sobre el futuro de las relaciones entre una de las naciones más pequeñas de la región con la poderosa China.

3,000


toneladas de arroz fueron donadas por China al gobierno de Sánchez Cerrén

Bukele, cuyas principales credenciales políticas incluyen cargos como alcalde de dos ciudades importantes, incluida la capital, carece de un nivel de experiencia significativo en política exterior y de un plan claro para su administración entrante, lo que agrega una mayor incertidumbre sobre el futuro de la diplomacia entre ambos países, según Mauricio Aparicio, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Francisco Gavidia en San Salvador.

Diecisiete países reconocen actualmente a Taiwán y siete de ellos se encuentran en América Central y el Caribe. Pero desde el 2007, cuando Costa Rica rompió relaciones con Taiwán, los países de la región han estado cambiando su lealtad uno por uno en un esfuerzo por acceder a inversiones en proyectos de infraestructura. El Salvador fue el último en hacerlo en agosto de 2018.

Sin un plan claro

Bukele criticó a China por intervenir en la política interna de El Salvador y amenazó con cortar lazos diplomáticos con Beijing y restablecer décadas de relación del país con Taiwán, que ha contribuido a proyectos de desarrollo en El Salvador y apoyó a estudiantes salvadoreños para que estudiaran en Taiwán. Pero hacerlo, tendría un precio muy alto en el ámbito internacional.

“Es un asunto delicado”, dijo Aparicio. Dado que la decisión ya fue tomada, restaurar las relaciones con Taiwán quemaría los puentes con los diplomáticos chinos y salvadoreños que ayudaron a negociar el acuerdo. “No es imposible que ocurra, pero tendrá un costo. Esta es la razón por la cual cualquier decisión que involucre al estado debe ser consultada “, agregó.

Restaurar las relaciones con Taiwán parece poco probable, dijo Aparicio. Pero Bukele, que anteriormente formaba parte del partido de izquierda, Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí (FMLN), pero se postuló para presidente con la boleta de un partido de centroderecha, es algo así como un enigma.

Dentro de su plan de gobierno, en la sección de política exterior de 40 páginas, no se menciona ni a China ni a Taiwán. La ausencia de planes concretos hace que sea difícil para los analistas poder predecir lo que realmente pretende hacer en su administración. En parte, la relación emergente dependerá de quién elija como ministro de Relaciones Exteriores, nombre que todavía sigue siendo desconocido.

Si las relaciones diplomáticas entre ambos países continúan bajo Bukele, la administración entrante tendrá la tarea de definir la relación durante la gestión de 5 años de Bukele.

China ofrece el desarrollo en proyectos sociales e infraestructura, una oferta atractiva para muchos países pequeños de América Latina que buscan inversiones. En noviembre de 2018, China prometió $ 150 millones a El Salvador para 13 proyectos conjuntos, focalizando en el apoyo del desarrollo de proyectos sociales y tecnológicos.

Si bien la relación de los países sudamericanos con China se centra en su demanda de productos primarios, como los frijoles de soja, los metales y los aceites, es un poco más difícil de definir, explica Matt Ferchen, un experto en las relaciones China-América Latina y un académico no residente en el Centro para la Política Global Carnegie-Tsinghua. Bukele tendrá que decidir qué es lo que aportará El Salvador en la relación, ya sea un mercado para productos chinos, un nuevo destino para los turistas chinos, productos para exportar o algo completamente diferente.

Las playas de El Salvador son visitadas por cientos de turistas al año (imagen: Mike Vondran)

La respuesta de los Estados Unidos

A medida que El Salvador continúe navegando en la relación emergente con China, también deberá equilibrar la relación con uno de sus otros socios clave: los Estados Unidos.

“Por la proximidad geográfica y por la relación histórica con Taiwán, desde la perspectiva de Washington, establecer relaciones con China podría verse como una amenaza”, dijo Aparicio. “Los Estados Unidos no pueden intervenir en las decisiones soberanas de El Salvador, pero podría complicar la relación con Washington”.

Si bien a veces, los Estados Unidos puede ejercer su influencia en la América Latina más pequeña de una forma explotadora, el país también es un socio importante en los proyectos de desarrollo. Desde el 2015 ha otorgado más de $ 2.6 mil millones al Triángulo del Norte de América Central: El Salvador, Honduras y Guatemala.

Los Estados Unidos no pueden intervenir en las decisiones soberanas de El Salvador, pero podría complicar la relación con Washington

Un mandato fuerte de los votantes podría ayudar a Bukele a avanzar en la relación diplomática y comercial con China. Ganó la presidencia con el 53 por ciento de los votos, superando a los candidatos de los dos partidos dominantes del país para evitar una segunda vuelta en las elecciones.

“El factor crucial para determinar las relaciones bilaterales será el control inicial de Bukele sobre el poder. Una victoria aplastante le permitiría un considerable margen de maniobra en la forma en la cual gobierna y le permitirá restablecer las relaciones con Taiwán, si así lo desea “, dijo Ricardo Barrios, asociado del programa en Diálogo Interamericano, especialista en el compromiso de China con la región. “Cualquier cosa menos que eso lo dejaría a merced de las figuras del establecimiento y limitaría sus opciones tanto a nivel nacional como internacional”.

El hecho de que El Salvador sea pequeño (su superficie es solo el 2% de la superficie total de China) no significa que las relaciones bilaterales entre ambos países se desequilibren. Otros países de Centro América, como Panamá y Costa Rica, han podido posicionarse como socios valiosos para China mediante la creación de un nicho para ellos mismos. El Salvador puede hacer lo mismo.

La clave para el futuro es pensar de manera crítica sobre cualquier acuerdo presentado por China para determinar si es sostenible y beneficioso para El Salvador, dijo Ferchen.

“Adentrarse en los detalles es lo que a continuación realmente importa “, agregó.