La visita del Premier Li a Brasil sirvió a China, en primer lugar, para darle un espaldarazo político y económico al gobierno brasileño, un “parceiro” atravesando tiempos difíciles y acusado de corrupción, pero al mando de una de las naciones más ricas en recursos naturales en el mundo. Y luego, sirvió para construir confianza y crear mejores condiciones de cooperación en el largo plazo con Colombia, Perú y Chile, 3 países cuyas economías todavía son independientes de Beijing.
No se dijo mucho en el frente ambiental. Aparte de algunas declaraciones de buena voluntad no se avanzo en definir políticas y reglas claras ambientales y sociales que guíen los fondos e inversiones que China desplegará en la región.
El avance más importante durante esta visita fue la Declaración Conjunta de Brasil y China sobre Cambio Climático dirigida a la COP21 a realizarse en París y a la promoción de energías renovables, sumideros de carbono forestales, conservación y eficiencia energética, adaptación y urbanización con bajas emisiones de carbono. Sin embargo, entre los 35 acuerdos firmados entre ambas naciones, sólo hay uno para apoyar proyectos de energía eólica que apunta a obtener 321MW. En comparación, éste luce muy pálido frente al acuerdo de U$10 mil millones ofrecidos a Petrobras por los bancos chinos.
China y los países visitados avanzaron su agenda económica, pero esta claro que el acuerdo crítico en el marco de la cooperación “Sur-Sur” todavía no se ha logrado. Queda pendiente la elaboración de acuerdo vinculante, que recoja los mejores estándares ambientales y sociales nacionales e internacionales (como por ejemplo la Directiva China de Crédito Verde); que tenga metas ambiciosas y medibles hacia una verdadera transición a economías basadas en las energías limpias (y no me refiero a mega represas); que asegure la transparencia y el acceso a la información; e incluya mecanismos de escrutinio público. Este acuerdo sería la base de una verdadera cooperación “Sur Sur”.
El Premier Li inauguró su gira en Brasil el 18 de Mayo anunciando la creación de un fondo de U$30.000 millones para América Latina para impulsar la producción y la fabricación de equipos. En total se firmaron más de 70 acuerdos con los 4 países, 35 de ellos con Brasil. El más notorio es el acuerdo para realizar estudios de factibilidad del ferrocarril transcontinental Brasil-Perú entre la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo de China y los Ministerios de Transporte de Brasil y Perú. Dado los riesgos e impactos potenciales, se prevé que este proyecto definirá las credenciales ambientales y sociales de China en América Latina.
En Brasil, los acuerdos más destacados incluyen: la firma del Plan de Acción Conjunto 2012-2021; el acuerdo entre la Caixa Económica y el Banco Industrial y Comercial de la China para crear un fondo de U$50 mil millones orientados al financiamiento de infraestructura de transporte y agricultura; un crédito de U$10 mil millones a Petrobras por parte del CDB, ICBC y del China Eximbank; y 6 acuerdos que beneficiarían a la compañía minera Vale.
Al Premier Li le fue mejor en Perú y Chile que en Colombia. Perú y Chile prepararon sus carteras de proyectos presentando a China un apetitoso menú de opciones de financiamiento e hicieron pleno uso de los flamantes “Mecanismo de Diálogo Estratégico” que cada uno de estos países recientemente estableció con China.
Durante las reuniones con la comitiva china, el gobierno peruano propuso proyectos para la construcción de infraestructura de transporte y obras públicas y logró la firma de 10 acuerdos en las áreas transporte, desarrollo energético, exploración espacial, investigación y asistencia humanitaria. Entre los acuerdos firmados consta el estudio de evaluación, planificación y gestión integrada de los recursos hídricos en el Sur del Perú. El mapeo de los recursos naturales con apoyo de entidades chinas no es nuevo. Por ejemplo en Ecuador, el Instituto chino Yantze realizó el año pasado el Plan Nacional para el Manejo de Cuencas Hidrográficas. Además, de los acuerdos que han logrado instituciones estatales chinas con Brasil, Venezuela, Ecuador y Perú para el mapeo de recursos mineros.
En Chile, la visita del Premier chino no domino la atención de los chilenos pero si resultó en avances hacia la intensificación del Tratado de Libre Comercio y la definición de un marco político para el Plan de Acción Conjunta. Pero lo más relevante fue el acuerdo para permitir que el China Construction Bank pueda actuar como banco compensatorio de Renminbi en Chile lo que ayudará a posicionar la moneda china en la región. Chile también firmó 10 acuerdos con China en áreas relativas a impuestos, extradición, turismo, exportación de metales, y construcción de infraestructura.
En Colombia, la historia fue diferente. El Premier Li en un notable esfuerzo de ganar la confianza de los colombianos escribió una carta abierta que fue publicada en varios periódicos en donde hablo desde el realismo mágico de Gabriel García Marquéz hasta los potenciales campos de cooperación e intercambio entre China y Colombia. A pesar de esta invitación, el gobierno colombiano no presentó una cartera de proyectos al Premier Li pero si un listado de los productos que le interesa a Colombia colocar en mercados chinos y pidió que se aceleren los procesos de admisión. El saldo de la visita fuera alrededor de una decena de modestos acuerdos en los campos de la educación, turismo, agricultura, seguridad y planeamiento de infraestructura. No se avanzo en las negociaciones sobre la implementación de un tratado de libre comercio.