El Pantanal boliviano, de incalculable valor para la humanidad, atesora uno de los más grandes yacimientos de hierro del mundo, el Mutún. Una riqueza que el país sudamericano busca convertir desde hace más de medio siglo, en una fuente de ingresos para su desarrollo económico. Hoy, China parece tener la llave para hacer realidad este sueño frustrado. Uno de los problemas es justamente hacer la explotación del hierro sin la destrucción del medio ambiente, cuidado ese que no tuvo la empresa anterior, de acuerdo con el Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE). El cerro del Mutún está en el lado boliviano del Sistema Pantanal, un sector de la Amazonía que ofrece un mosaico único de lagos, lagunas, ríos, sabanas inundadas, palmares, bosque seco y cerrado que amortigua inundaciones y sequías. Es compartido con Brasil. En 2001 fue reconocido como Humedal Ramsar de Importancia Internacional, un compromiso de país que obliga a tomar medidas para asegurar el mantenimiento de sus características ecológicas de valor significativo para la toda la humanidad. Con unos 20.000 habitantes, Puerto Suárez es la población fronteriza más cercana al yacimiento, a media hora en automóvil sobre un camino de tierra. Está a orillas de la Laguna Cáceres, que permite comunicar con el río Paraguay por el canal Tamengo a embarcaciones pequeñas, por su poca profundidad. La zona franca de Puerto Quijarro y la ciudad brasileña de Corumbá están a corta distancia. Una carretera moderna y asfaltada permite unir a esta región amazónica de extensas áreas deshabitadas con los centros urbanos de países vecinos, en el océano Pacífico. Una antigua vía ferra la une con la capital departamental Santa Cruz. Esta frontera es clave para el comercio exterior de la producción soyera, derivados del petróleo y materiales de construcción. Allí están las oficinas de la estatal Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM) que debe industrializar el hierro del Mutún. Hace 10 años, Evo Morales, como flamante presidente, se comprometió a convertir en realidad el sueño de materializar un polo de desarrollo con la siderurgia del Mutún. La incluyó en su primer Plan Nacional de Desarrollo y la repitió el año pasado, antes de asumir su tercer mandato. Después de un fracasado intento de un megaproyecto con Jindal Steel & Power (JSP), el Gobierno tomó dos decisiones. Una, que la ESM inicie la producción de un millón de toneladas de concentrados para vender en Paraguay y Brasil, explotando la mitad del yacimiento en el sur para evitar un conflicto con la parte norte, concedida al megaproyecto fallido. Y la otra, permite a un grupo de técnicos estatales junto a especialistas de las universidades públicas de Potosí, Oruro y La Paz, diseñar el Plan Siderúrgico Nacional. Este plan, documento empresarial de la ESM, tiene dos objetivos estratégicos. El primero incluye tres etapas: construcción de una planta de fierros de construcción; la ampliación y construcción de la acería; y atraer un socio estratégico con mercado cautivo. El segundo, está dedicado a la “gran logística” para la exportación. En una década, Bolivia estaría en un mercado global de grandes competidores; como Brasil que produce aceros para las fábricas de automóviles. Para cumplir con el primer objetivo estratégico, China parece tener la llave. El año pasado se anunció que la banca estatal china otorgaría US$ 405 millones para el proyecto del Mutún de la ESM. Un crédito casado con la elección de una empresa china que construirá “llave en mano” la primera planta. Recibirá el dinero, siempre y cuando cumpla con la ejecución de obras, previa aprobación de Bolivia. Esas serían las condiciones previas para utilizar los recursos económicos chinos. Copar el mercado boliviano El presidente del directorio de la ESM, Alberto Padilla, dijo a Diálogo Chino que la comisión calificadora analiza las propuestas técnicas y económicas-financieras que, entre mayo y junio de este año, presentaron a tres de siete empresas chinas invitadas. Las mencionadas fueron Sinosteel Equipment & Engineering Co.Ltd., Henan Complant Mechanical & Electrical Equipment Group y China Civil Engineering Construction Company. Padilla explica que el primer objetivo, para el 2018, es producir 230 mil toneladas de fierros de construcción destinados al mercado nacional. Bolivia importa 260 mil toneladas anuales de este material. Luego, ampliarán la planta para producir dos millones de láminas de acero. Y buscarán un socio estratégico con mercado cautivo para vender el acero especial boliviano. La calidad no está en discusión para el Ministerio de Minería y Metalurgia, asegurando que el proceso de producción de los fierros de construcción es tan común como manejar una bicicleta; lo complicado estará en la elaboración de los aceros especiales, en las aleaciones con manganeso, tungsteno, wólfram u otros. La “gran logística” incluye grandes obras de infraestructura que acompañarán el desarrollo exportador de la siderurgia del Mutún y de la industria boliviana. Padilla mencionó planes de carreteras, vías férreas, puentes, barcazas, viaductos y otros. Algunos proyectos de responsabilidad boliviana deberán ser construidos en forma paralela a la planta china que necesitará energía, acceso a vías de transporte y agua. Los estudios ya estarían en marcha. La primera planta de la ESM estará lista en 30 meses si en el tercer trimestre del 2015 se elige la empresa y solicita el préstamo chino. A mediados del 2018 sería entregada, y en ese tiempo, los técnicos chinos capacitarán a 800 trabajadores bolivianos, el número estimado de empleos directos en esta fase. (para ver la historia en pantalla completa haga click aquí) El crédito comprometido Entre los requisitos del préstamo para la planta de la ESM están el proyecto de factibilidad a diseño final, el contrato con la empresa china y el estudio de impacto ambiental. Un 95% del financiamiento se destinará a la compra de maquinaria y equipos de China. No hay opción de competencia con otras tecnologías. Velocidad, eficiencia y costo más barato, son las cualidades ofertadas. En el Ministerio de Minería se enfatiza que es una “decisión política porque la salida de la Jindal dejó un mal sabor”. Con la planta de la ESM, las utilidades serán sólo para la estatal. No habrá un socio para compartir el 50%. Excepto, los recursos para cancelar el crédito chino, en unos 15 años. “Esa es una ventaja”, enfatiza Héctor Córdoba, ingeniero metalurgista y hoy analista del área de Minería en Economía Extractiva de la Fundación Jubileo. Fue gerente de varias empresas mineras, presidente de la COMIBOL y viceministro de Desarrollo Minero Metalúrgico, y considera que esta planta “podría ser punta de lanza en la industrialización de los minerales bolivianos”. Esto significa que no sólo se producirían aceros laminados para industrias como la automotriz, sino también se pensaría en fábricas de herramientas, como alicates, partes de máquinas, como motores y otras piezas para la industria de hidrocarburos. Minerales hay en Bolivia. Falta el plan de desarrollo integral, un tema gubernamental que todavía está pendiente. Necesidad de licencias ambientales Padilla, asegura que avanzan en el estudio ambiental. Manifestó que la planta no generará un gran impacto en el medio ambiente ni en las comunidades cercanas. Agregó que “los terrenos de la ESM están saneados” y no harán expropiaciones. Aparentemente, la grande diferencia entre el actual proyecto y el anterior es que ahora no se hará la deforestación del pantanal sino que se insertará exclusivamente el gas natural para la producción de hierro esponja, eliminando la producción de arrabio (producto de la reducción de hierro) con carbón vegetal. Para el Ministerio de Minería y Metalurgia, el estudio ambiental de la planta de la ESM deberá tomar en cuenta las “emisiones que deberán ser controladas para evitar un daño al medio ambiente”, como la generación de polvos con recuperación en filtros para no contaminar. El gas natural en la planta – que permite obtener el hierro esponja y no el arrabio, que usa carbón vegetal – es inevitable que genere emisiones de CO2. En cualquier proyecto metalúrgico se quema en algún proceso, pero se controlará como sucede con el vapor en el ciclo combinado de las plantas de generación de eléctrica. Un dique de colas está en la lista, pero el hierro del Mutún “es más benigno porque no tiene sulfuros. Ahora llueve en el Mutún, se moja pero no contamina, si hubiera azufre generaría agua ácida. No tenemos ese problema”, afirman en el ministerio. “No vamos a utilizar reactivos, será de manera magnética. El proceso está contemplado de esta forma, son condiciones exigidas en el proyecto y así estará en la ficha ambiental”. La ESM recogerá el mineral secundario que está disgregado de manera natural sobre la tierra. Necesitarán unas 700 mil toneladas de material. Se estima que hay 12,5 millones de toneladas para afrontar en la producción en los próximos 15 años.