Un tercio de los colombianos tienen una percepción negativa de China, según un sondeo realizado por el Pew Research Center. A pesar de que asegure trabajar en todos sus proyectos respetando al medi ambiente y resalte el potencial de sus obras para la infraestructura del país, China deberá trabajar en un cambio de imagen si desea expandirse en Colombia ya que hoy tiene una de las peores imágenes en América Latina.
La encuesta reciente se llevó a cabo en 44 países y reveló que el año pasado sólo el 48% de los latinoamericanos tuvieron una opinión favorable sobre China, en comparación con el 66% para los Estados Unidos. Sin embargo, en Colombia, las percepciones positivas estaban entre las más bajas con el 28%, comparado con el 56% en Perú, el 60% en Chile y el 67% en Venezuela.
Muchos colombianos se quedan con la idea de la China comunista de la década de 1970. Es una mirada desactualizada pero forma parte de ellos.
Al mismo tiempo, mirándolo del otro lado, la imagen desfavorable de China en Colombia fue del 32%, inferior al 44% de Brasil pero superior al 26% de Chile y Perú y al 19% de Nicaragua. Más del 45% de los colombianos consideraron que la expansión de China no era algo favorable para Colombia, concentrando uno de los porcentajes más altos de la región.
Analizando las razones que legitiman dicha imagen, Benjamín Creutzfeldt, profesor en el Colegio de Estudios Superiores de Administración aseguró que existe una mirada crítica sobre China en Colombia en todas las áreas y ahora hace foco en el medio ambiente a partir de los proyectos de infraestructura del gigante asiático.
“Muchos colombianos se quedan con la idea de la China comunista de la década de 1970. Es una mirada desactualizada pero forma parte de ellos. Tienen una visión crítica en términos generales, no es que tengan una conciencia ambiental fuerte”, Creutzfeldt aseguró. “Si un colombiano ve a un chino involucrado en un proyecto que puede llegar a afectar el medio ambiente, pensará mal de el.”
Creutzfeldt consideró que existen “muchos prejuicios” sobre China que también repercuten en los empresarios colombianos quienes si bien importan gran cantidad de insumos del país asiático, evitan decirlo para no quedar asociados a la imagen china. De acuerdo a Creutzfeldt, afirmarlo abiertamente generaría “publicidad negativa”.
Gina Rodríguez, directora de la Cámara de Comercio e Integración Colombia-China coincidió con Creutzfeldt y sostuvo que para el imaginario colectivo colombiano todo lo hecho por China es malo. Rodríguez consideró que los colombianos todavía conocen muy poco de China y por lo tanto queda un “largo camino” por recorrer para incrementar el comercio entre ambos países.
“Los colombianos sabemos muy poco de China porque es una cultura muy diferente. El colombiano está acostumbrado a pedir una rebaja y, si bien es difícil que el chino le diga que no, esto implica que la calidad de la materia prima usada sea inferior. Entonces surge el estereotipo que indica que todos los productos chinos son malos”, afirmó Rodríguez. “La gente está empezando a entender el potencial económico de China”.
En su intervención en el seminario sobre la cultura China- América Latina realizado en mayo en Bogotá, el premier chino Li Keqiang enfatizó la necesidad de aumentar los intercambios culturales entre China y Colombia con el fin de conducir a una mejor comprensión y “reforzar la cooperación práctica”.
Pero Li Zhiguo, un observador de largo plazo de las inversiones chinas en el extranjero miembro de una firma de abogados con sede en Beijing llamada Dacheng, argumenta que el éxito de las relaciones comerciales debe ser determinado por el mercado y no por los políticos.
“Los compromisos comerciales entre Estados Unidos y Colombia son estrictamente de negocios”, dijo Li a Diálogo Chino y agregó que, independientemente de su nacionalidad, hacer negocios correctamente depende exclusivamente de la capacidad de gestión empresarial.
Enfocando en el medio ambiente, Tatiana Roa, coordinadora de la organización ambientalista Censat adhiere a la existencia un imaginario colectivo de las empresas chinas como poco amigables con el medio ambiente e infractoras de los derechos laborales. Pero, al mismo tiempo, asegura que los mismos problemas se repiten con empresas de otros países que invierten en Colombia.
“El deterioro ambiental de algunas ciudades chinas influye en la imagen negativa, sumado a la contaminación y a las materias primas que utilizan. Pero es una falacia creer que aquí tenemos mejores condiciones que en China. Se tienen esos temores hacia China y la creencia es que nada puede ocurrir con empresas de procedencia estadonidense o europea, pero no es así. El deterioro ambiental de Colombia es muy grande”.
Planes de inversión
La expansión de China en Colombia forma parte de una alianza estratégica del gigante asiático con numerosos países de América Latina. El presidente colombiano Juan Manuel Santos firmó con su par chino Li Keqiang en su visita a Colombia acuerdos de entendimiento para realizar diversos proyectos, los cuales desencadenaron reclamos de organizaciones ambientalistas. Los planes con el Río Magdalena, la principal arteria fluvial del país, fueron el mayor objeto de las críticas.
El Gobierno prometió una gran inversión en infraestructura pero la corrupción se la comió. Se queda todo en Bogotá y no va nada para las provincias.
“La inserción china en América Latina en general y de Colombia en particular es inevitable. Son hoy los más grandes consumidores y desarrolladores del mundo. Es positivo que los chinos prometan participar en el desarrollo de la infraestructura del país. Hicieron muchas cosas bien en su país que acá todavía están pendientes” afirmó Creutzfeldt.
A pesar de las críticas a los proyectos, organizaciones ambientalistas están de acuerdo con empresarios y académicos como Creutzfeldt que alertan sobre la falta de infraestructura en Colombia y la necesidad de invertir para mejorar varios aspectos del país. Sin embargo, piden conocer mayores detalles s y tener acceso a la información de los proyectos.
“El Gobierno prometió una gran inversión en infraestructura pero la corrupción se la comió. Se queda todo en Bogotá y no va nada para las provincias. No se hizo nada. Ya pasaron ocho años de gobierno de Santos y hay obras importantes que no se terminaron”, sostuvo Roa. “Queremos conocer en detalle la inversión que plantea China ya que hay un gran desconocimiento”.