El perfil del diputado federal brasileño Zé Silva, 54, de la página de la Cámara de Diputados parece contener posiciones antagónicas. Miembro de la bancada ruralista y de comisiones parlamentarias que se dedican a discutir el agronegocio, también participa en el Frente Parlamentario de Defensa de los Pueblos y Comunidades Tradicionales – dos sectores que en los debates de Brasilia están en conflicto permanente.
Los políticos ruralistas son famosos por debilitar la legislación ambiental y por dificultar la demarcación de tierras indígenas para aumentar las ganancias de los grandes propietarios de tierras. Por este motivo, cultivan una imagen corporativista que los ambientalistas combaten arduamente.
Pero esto no es lo que opina Zé Silva, un ambientalista que se mueve entre los ruralistas. Zé Silva insiste en que no está solo y que la percepción de que el agronegocio brasileño actúa políticamente como un bloque es imprecisa.
¿Sabías que…?
Fundada para defender los intereses de los propietarios rurales y latifundios, la bancada ruralista, llamada Frente Parlamentario Agropecuario (FPA), es una de las más poderosas del Congreso. Actualmente está compuesta por 257 parlamentarios, o el 44% de los integrantes de la Cámara de Diputados, y el 39,5% de los del Senado
Silva es ingeniero agrónomo, originario de la zona rural occidental del estado de Minas Gerais, una región que viene sufriendo debido a la sequía, a la reducción del nivel de los ríos y a un profundo abismo social. Electo por primera vez en 2011 con más de 110 mil votos, Silva fue el primer ingeniero agrónomo a entrar en la Cámara de Diputados. Hoy en día, atraviesa su cuarto mandato por Solidaridad, un partido que él mismo ayudó a crear.
Silva estuvo en diciembre en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), en Madrid, y conversó con Diálogo Chino sobre la demanda china de carne brasileña y sobre los desafíos de practicar una agropecuaria más sostenible en el país, entre otros temas.
Lee los principales trechos de la entrevista:
Diálogo Chino [DC]: ¿Podría contarnos un poco sobre su historia de vida y sobre sus inicios en la política?
Zé Silva [ZS]: Mis padres son trabajadores rurales, estuve hasta los 16 años de edad en el campo. Soy del municipio de Iturama, estado de Minas Gerais, donde la agricultura es muy fuerte. Estudié agronomía durante un período muy fértil de la democracia brasileña, cuando empezó el proceso de transición democrática.
En 1990 trabajé en un asentamiento de reforma agraria. Brasil optó por un modelo de desarrollo más caro, con la idea de que todos deberían ir a las ciudades para ser felices. En la década del 70, el 85% de la población vivía en el campo y hoy en día sólo el 15%. Eso ocasionó un colapso en las ciudades de mediano y gran porte y el campo se fue quedando sin gente y envejeciendo. Los jóvenes no quieren quedarse en el campo. En 2008 percibí que ya había cumplido mi misión en el campo técnico y que era en la política donde podría hacer algún cambio. Me afilié por primera vez a un partido en 2010, cuando fui electo diputado federal. Fui a la Cámara de Diputados con la intención de valorizar el campo.
DC: ¿Qué es la bancada ruralista?
ZS: La bancada ruralista es, sumando senadores y diputados, la bancada mayoritaria, representa la mitad del Congreso Nacional. Están unidos por 50 organizaciones que representan a la agricultura, entre productores de insumos, asociaciones de productores de soja y productores de algodón, que son los más fuertes. Su mayor interés es defender las agendas que harán que el sector tenga influencia en la elaboración de las leyes. En la bancada ruralista, intento demostrar que no se trata del agronegocio de un lado y la agricultura familiar del otro. Puede existir una agricultura no familiar altamente mecanizada productora de commodities para exportación, pero también existe el agronegocio familiar, que se caracteriza por poseer un procesamiento artesanal, que agrega valores culturales que van pasando de generación en generación.
DC: ¿Qué separa a la bancada?
ZS: Lo que separa es cuando surgen personas con tesis diferentes. Yo afirmo que no existe el agronegocio separado de la agricultura familiar. Integro el bloque para convencerlos de que la agricultura es una sola. La imagen que la gente tiene de la bancada es que se trata de un bloque único, y no lo es. Un ejemplo tiene que ver con el uso de pesticidas. Lancé un manifiesto a favor de la reducción del uso de pesticidas. La misma bancada ruralista aceptó transformarlo en un manifiesto de toda la bancada. Conquistamos espacios hablando sobre transición ecológica y que se puede ser orgánico y agroecológico.
DC: ¿El medio ambiente y el clima pueden ser aliados en la agenda del agronegocio?
ZS: Estoy convencido de eso. Tal vez, lo que estaba faltando era que alguien hablara sobre esos temas. En Brasil, los parlamentarios carecen de una visión técnica. A medida que haya técnicos que elaboren estudios para los parlamentarios con una visión más sostenible, habrá cambios.
DC: ¿Por qué defiende la agricultura familiar?
ZS: En Brasil hay una tesis equivocada que separa al agro de la agricultura familiar. El 84% de los agricultores [4 millones] provienen de familias agricultoras que poseen apenas el 24% de la superficie apta para la agricultura. Ellos tienen un sistema productivo que está más integrado con la naturaleza, pero tienen dificultades para acceder a la tecnología y a las innovaciones. En la Cámara, presido un frente de asistencia técnica y de extensión rural para que el productor tenga acceso a la investigación que se hace en las universidades. Pero eso no significa que digamos que la agricultura familiar es atrasada y que solo produce para la subsistencia, la agricultura familiar produce mucho.
DC: ¿Qué cambió de la ganadería del pasado con relación a lo que la actividad es hoy en día en Brasil?
ZS:Hace 40 años vivíamos el período de la experiencia. Mis padres plantaban y criaban y eso es lo que se les pasaba a los hijos. En la década del 70, durante la revolución verde, tuvimos la reorganización del sistema brasileño de investigación y de asistencia técnica. Salimos de la era de la experiencia y entramos en la era del conocimiento. En los últimos 40 años, Brasil incrementó su superficie plantada en un 2,3% por año y su productividad creció un 12%. La ganadería era extensiva, no había tecnología y tampoco control de enfermedades en los animales.
DC: ¿Es posible practicar una ganadería sostenible?
ZS: Ya se practica, a gran escala. Hoy en día, el 60% de los productores brasileños, independientemente del porte de su propiedad, ya practican una ganadería sostenible. La ganadería sostenible es la que integra la labranza, la ganadería y el bosque, y reduce el carbono. En el mismo terreno, tú plantas un bosque nativo o exótico, un pastizal y ahí colocas ganado. No es sólo producir, debe haber sostenibilidad. La mirada de la sostenibilidad data de hace unos 15 años, cuando empezó a haber una consciencia global, cuando el mercado puso condiciones para comprar los productos brasileños.
492 millones
Fueron las emisiones del sector agropecuario brasileño en 2018, un 25% del total del país. El ganado es la principal fuente de gases de efecto invernadero del sector.
En el Acuerdo de París, Brasil hizo metas de recuperación de 15 millones de hectáreas de pastizales degradados y 5 millones de hectáreas de siembra directa (de sistemas de integración entre labranza-ganadería-bosques, hasta el 2030). Si Brasil invierte en investigación agropecuaria y asistencia técnica en el campo, cumpliremos esas metas.
El agricultor de pequeña escala familiar usa el control biológico de plagas y el manejo integrado, como, por ejemplo, el mismo orín de la vaca que se puede usar para controlar plagas y enfermedades para no utilizar pesticidas. Vemos que la población se está moviendo. La conciencia sobre la sostenibilidad de la sociedad se termina reflejando en el Congreso.
La tecnología permitió aumentar la productividad, la idea de que “vamos a deforestar bosques” todos los años para aumentar el rebaño perdió vigencia. En el bioma amazónico, una cosa es el delincuente que “grila” (que invade y ocupa) tierra y la incendia, eso es un delito y es una realidad. Los productores serios quieren que esas actitudes se erradiquen y que sean castigadas. Hay que respetar a las comunidades que habitan la región. El bioma amazónico no fue hecho para la ganadería.
DC: ¿Usted está a favor de la regularización latifundiaria como forma de evitar la deforestación?
ZS: En Brasil hay un millón de asentados de la reforma agraria, de los cuales 600 mil no tienen título de propiedad. Sin este título de la tierra, las familias no tienen acceso a ninguna política pública, ni crédito, y no pueden emitir factura. Del área deforestada, el 23% pertenece a asentamientos agrarios. De 2.554 asentamientos, en 873 hubo deforestación ilegal. Esta es la regularización latifundiaria que yo defiendo en la Ley 13.465/2017. Este punto es muy serio en la Amazonía, si no legalizamos los asentamientos, va a haber más deforestación.
¿Sabías que...?
Aprobada en 2017, la Ley 13.465 se refiere a la regularización latifundiaria, tanto rural como urbana, y también en la Amazonía Legal. Una ley muy discutida, inicialmente llamada “ley de grilagem” (invasión + ocupación) por sus críticos, que señalaron que la nueva legislación iba a facilitar la concentración latifundiaria.
DC: ¿Cómo ve el crecimiento de la demanda china de carne brasileña?
ZS: Los grandes compradores de la carne brasileña son la Unión Europea, Estados Unidos, y, más recientemente, China. China va a tener grandes intereses. Se ha iniciado un acercamiento no solamente entre ambos gobiernos, sino también un intercambio entre empresarios chinos y brasileños.
Junto con la ministra de agricultura, visité China en mayo de 2019. Fuimos a Beijing y a Shanghái. Antes China solo les compraba a seis grandes frigoríficos brasileños. Ahora la ministra ha adoptado la postura de autorizar a todas las empresas para que exporten. Ellos quieren comprar nuestro producto sostenible y también exigen controles sanitarios. Las exigencias del mercado actual son casi universales, como, por ejemplo, garantizar que (los productos) no provengan de áreas deforestadas, además de implementar buenas prácticas con técnicas de control de enfermedades y evitar malos tratos a los animales.
42%
El mercado chino, incluyendo Hong Kong, absorbió un 42,2% de toda la carne vacuna exportada.
DC: ¿Cuáles son las medidas de precaución que Brasil debe implementar ante el aumento de esta demanda?
ZS: China se destaca mucho. En los últimos seis meses, la demanda china aumentó en un 13%. Eso provocó un desequilibrio en la demanda. También significa que Brasil no debe abrir nuevas áreas, como en la Amazonía. Tendremos que aumentar la productividad de las áreas que ya están abiertas. Ellos van a seguir comprando carnes rojas. Estimamos un crecimiento de por lo menos un 5% anual en los próximos diez años. Ellos están preocupados por comprar y también por venir.
Los grupos chinos que producen pesticidas se van instalar en Brasil, como Sinochem y el fabricante Adama. Brasil es un gran consumidor de pesticidas, lo que no es sostenible, por eso apoyamos el manifiesto de reducción de consumo de pesticidas. Cuando exportas y comercializas productos, el consumidor quiere calidad, precio, productos sostenibles y socialmente justos.
Esta historia fue producida como parte del Fellowship COP25 para reporteros climáticos latinoamericanos