En noviembre pasado, Ecuador se convirtió en el primer país latinoamericano en convertirse en miembro del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), impulsado por el gobierno de China e inaugurado en 2014 para financiar proyectos de desarrollo alrededor del mundo.
Que Ecuador pueda sacarle provecho a esta nueva banca multilateral dependerá, según varios economistas y expertos en financiación de proyectos, en que pueda alinear esos recursos con buenas prácticas en temas que van desde la gestión de la conflictividad social y los estándares ambientales hasta la transparencia pública en la información sobre los proyectos.
Ecuador, el primer socio latino del AIIB
“Es una muy especial oportunidad para nuestro país de integrarnos adicionalmente a la cuenca del Pacífico y a los países que están vinculados a este banco”, dijo el canciller ecuatoriano José Valencia en noviembre durante una visita a Beijing.
Más de 90 naciones integran esta institución financiera, cuya sede está en Beijing y que ha generado expectativa mundial por sus inversiones en proyectos energéticos, de transporte público o conectividad de internet en Asia y África, que lo han situado en tan solo tres años como un competidor para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o incluso del Fondo Monetario Internacional (FMI).
AAA
es el rating crediticio del AIIB, el más alto posible
Dado su rating crediticio de AAA, el banco también puede servir como ‘sello de aprobación’ para catalizar préstamos del sector privado, dicen analistas.
El ingreso de Ecuador al AIIB representa una oportunidad para el país de obtener préstamos para impulsar proyectos que dinamicen la economía del país, según analistas económicos y conocedores de la relación entre los dos países. Para ellos, el gobierno de Lenín Moreno debería usar con cautela los potenciales recursos que ingresen a las arcas del Estado para evitar que se diluyan en posibles tramas de corrupción o proyectos poco necesarios.
Paulina Garzón, una investigadora ecuatoriana que forma parte de la Iniciativa para las Inversiones Sustentables China-América Latina (ISSCAL) en la American University de Washington, cree que es importante para Ecuador que las autoridades financieras hayan aprendido las lecciones que dejaron los proyectos fallidos con fondos provenientes de China que se impulsaron en el gobierno de Rafael Correa, como la construcción de la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair en el oriente de Ecuador, que tuvo un sobreprecio de unos 2 mil millones de dólares.
“Si la represa Coca Codo Sinclair -el proyecto insignia de la cooperación China-Ecuador- es representativo, las respuestas no parece que serán alentadoras”, dice Garzón, quien ha seguido de cerca muchos de esos proyectos. “La Coca Codo Sinclair fue construida con estudios técnicos obsoletos, las falencias técnicas han puesto en juego la integridad de la obra, no ha aportado con la cantidad de energía estimada”
Para hacer las cosas peores, añade Garzón, la contratista Sinohydro enfrenta un proceso de investigación de la Fiscalía de la Nación por actos de corrupción.
Pagar dos veces
En la última década, China se convirtió en la principal fuente externa de financiamiento de Ecuador. Más de 18 mil millones de dólares llegaron al país a través de préstamos otorgados por instituciones estatales ligadas al gobierno chino entre 2010 y 2017, según datos de Inter-American Dialogue. En 2018, la deuda ascendía a unos 8 mil millones de dólares o una tercera parte del PIB nacional, según El Universal.
Varios de esos préstamos se giraron con condiciones como la contratación exclusiva de empresas chinas en la ejecución de proyectos e incluso posibilitaban que éstas trajeran a su propio personal de trabajo desde China.
“Generalmente pagamos dos veces, por así decirlo, los créditos otorgados por China. Primero, por el dinero que tenemos que devolverlo con intereses; y, segundo, porque estamos obligados explícitamente a contratar empresas chinas. Al final del día el dinero que llega no genera el efecto multiplicador deseado, en la generación de mano de obra y transferencia de tecnología”, dice el economista Jorge Calderón Salazar, rector del instituto educativo Tecnológico Argos en Guayaquil.
El AIIB y la Franja y la Ruta
La creación de este banco de inversiones complementa el plan estratégico de la iniciativa china de la Franja y la Ruta, que es uno de los pilares del presidente Xi Jinping para apuntalar la aspiración geopolítica de convertir a China en la primera potencia mundial al 2050.
19
países de América Latina y el Caribe se han sumado a la Franja y la Ruta
Como contó Diálogo Chino, ya son 19 países de América Latina y el Caribe que se han sumado a esta iniciativa china, que busca una mayor cooperación económica y política. Ecuador se sumó en diciembre de 2018 y es uno de los países que más proyectos ha buscado impulsar en el marco de esa relación.
Sin embargo, la llegada del AIIB como nuevo financiador ha generado temores de “una carrera hacia el suelo” en término de estándares sociales y ambientales en la planificación de proyectos, especialmente en Ecuador.
Las comunidades locales han denunciado problemas con empresas chinas, como el cambio del caudal de ríos por el funcionamiento de hidroeléctricas o el desalojo de familias en zonas donde se ejecutan proyectos mineros, como sucedió con la mina de cobre de Mirador en la Cordillera del Cóndor en la Amazonia ecuatoriana, cuyo caso documentó Diálogo Chino.
Un caso similar ocurrió en la mina de Nankints.
Hágase la luz (y la transparencia)
Para Paulina Garzón es fundamental la correcta selección de los proyectos para que realmente aporten al desarrollo del país. Ella fija su mirada en el potencial que tienen los ríos.
“Los gobiernos nacionales y los financistas internacionales deberían priorizar el asegurar la conectividad de los corredores hidrológicos y forestales, y la integridad de los ecosistemas por sobre la conectividad de la infraestructura en función de la extracción de los recursos naturales”, dice Garzón, que fue autora del Manual sobre lineamientos ambientales y sociales chinos para los préstamos e inversiones en el exterior: una guía para comunidades locales.
“Creo que es tiempo de dejar de llamar a los ferrocarriles y a las grandes represas como medios de transporte y generación de energía limpios. Un ferrocarril que atraviese la Amazonía constituye una enorme amenaza a la integridad de los ecosistemas amazónicos”, añade, refiriéndose a la masiva financiación china de hidroeléctricas en Ecuador y al ferrocarril que China ha buscado impulsar entre Brasil, Bolivia y Perú.
El economista Jorge Calderón espera que el Gobierno ecuatoriano aproveche esta nueva fuente de financiamiento para rescatar y tecnificar al sector agrícola del país, que hoy tiene niveles bajos de producción, entre otros motivos, por falta de un sistema integral de riego. Cree que Ecuador podría convertirse en una de las despensas de alimentos de China, como ya lo está haciendo con las ventas récord de camarón, siempre que haya procesos adecuados de comercialización para llegar a esos mercados.
La transparencia del AIIB
Otra cuestión que inquieta a observadores económicos es que los proyectos financiados por el AIIB cuenten con normas de transparencia en las contrataciones que sirvan efectivamente como blindaje contra la corrupción.
“Que todo sea transparente, que empiecen con una licitación porque en muchos de los financiamientos de contratos venían atados con la contratación de ciertos operadores y constructores, sin necesariamente tener el concurso para ver cuál era el operador con la mejor oferta o la mayor experiencia. Es importante que todo sea por vía de licitación”, dice Alberto Acosta Burneo, editor de la revista económica Análisis Semanal.
Como parte de esa transparencia, Acosta indica que se deben cumplir las rendiciones de cuentas que establece la ley, para que los detalles de las contrataciones y la documentación completa de los proyectos estén al alcance de la ciudadanía.
“Que haya una rendición de cuentas de los resultados. Eso es lo que nos faltó en la década pasada en muchos de esos proyectos que se contrataron sin licitaciones, a dedo, entre empresas públicas, que al final del día tampoco hubo esa rendición de cuentas y que terminaron siendo proyectos sobredimensionados, proyectos innecesarios o mal construidos”, añade.
Un mecanismo de transparencia adicional, propone Paulina Garzón, podría ser crear “veedurías amplias y participativas” que incluyan a la sociedad civil ecuatoriana, a instancias chinas reguladores como el Ministerio de Comercio chino, la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo de China y a la Comisión de Supervisión de los Activos Estatales, a cargo de supervisar a los inversionistas y empresarios chinos. Para Garzón, estas veedurías deberían establecerse durante el proceso de aprobación de préstamos y la ejecución de los proyectos, desde que se formulan hasta que se entregan las obras y se pagan los préstamos.
Estas medidas podrían ayudar a que cualquier proyecto financiado por el AIIB a su primer socio latinoamericano cumpla con los más altos estándares sociales, ambientales y de buena gobernanza.
A diferencia de otras instituciones chinas cuyo trabajo es más bien hermético, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura se precia de operar bajo una política de gobierno abierto. “El buen gobierno es nuestro sello distintivo y nos esforzamos por operar con los más altos estándares posibles en transparencia y responsabilidad”, se lee en su portal web, que tiene publicados marcos de gestión de riesgos y marco ambiental y social. También tiene una ventanilla virtual para recibir denuncias de personas que crean sentirse afectadas por un proyecto financiado por esta entidad o que conozcan de alguna irregularidad.
El Gobierno ecuatoriano se muestra optimista de la adhesión a esta banca multilateral. “Es fundamental para el avance de proyectos de infraestructura, como su consecuente beneficio a miles de ciudadanos, además de la posibilidad de acceder a una fuente de financiamiento favorable para el país”, dijo en un comunicado del Ministerio de Finanzas.
Diálogo Chino solicitó una entrevista a ese ministerio, pero no recibió ninguna respuesta.