A pesar de la promesa del ex presidente Evo Morales, Bolivia no ha logrado aún fabricar de manera industrial baterías con el litio del salar de Uyuni para exportarlas.
La pugna entre dos sectores del departamento de Potosí, donde está el yacimiento que está considerado uno de los más grandes del mundo, ha llevado al actual gobierno de transición a cambiar tres veces, en apenas dos meses, al gerente de la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB).
Ese es un efecto más de la aguda crisis política que vive Bolivia, que llevó a la salida del poder de Morales el pasado 10 de noviembre. El nuevo gobierno -que debe ser elegido en agosto- deberá replantear el plan del país para su litio, en cuya explotación hay varias empresas chinas interesadas.
El plan reversado
Para cerrar todo el ciclo de la explotación hasta la industrialización, el gobierno de Evo formó una empresa mixta con ACI Systems de Alemania para la producción de hidróxido de litio, un elemento adicional al carbonato de litio que se usa para la fabricación de baterías. El comité cívico de Potosí, que agrupa a ciudadanos organizados, lo rechazó argumentando que no era beneficioso para el país, menos aún para esa región.
Ante la presión social, Evo rompió esa sociedad el 3 de noviembre de 2019, una semana antes de salir del poder.
En su breve gestión, el actual gobierno de la presidenta interina Jeanine Áñez no ha definido cómo industrializar el mineral. Por ahora, está buscando reducir el impacto negativo de un pleito jurídico con la empresa alemana.
Mientras, al menos dos grupos ciudadanos –el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) y el Comité Cívico del Sur- presionaban hasta antes de la pandemia al Gobierno de turno para poder participar en el debate sobre cómo lograr que los recursos que genera beneficien a las poblaciones locales.
“La verdad, todo es incierto. Con lo que cambian de gerente seguido, no se puede avanzar en nada. Lo que debemos hacer es esperar que pasen las elecciones y al nuevo gobierno”, dijo Marisol Cabrera, miembro de los residentes de Uyuni, que en su última manifestación en La Paz rechazaron la designación de Juan Carlos Zuleta, el anterior gerente de YLB.
Ella estuvo la segunda semana de febrero en Uyuni siguiendo las actividades realizadas por el nuevo gerente Gunnar Valda Vargas en las plantas de YLB y poblaciones del lugar.
Las elecciones presidenciales que estaban previstas para el 3 de mayo, se han pospuesto hasta agosto a causa de la crisis sanitaria por el Covid-19.
Alemania y China, ¿en carrera por el litio de Bolivia?
Cancelada la explotación del hidróxido de litio con ACI Systems, el Gobierno actual tiene pendiente definir una estrategia para esa industrialización, ya sea solo con YLB o en alianza con un socio extranjero. Tampoco ha cerrado el proceso legal de la ruptura con la alemana.
Nada está definido, por lo menos para el hidróxido de litio. Zuleta, el segundo gerente nombrado por Áñez, dijo en una entrevista que se explotará de manera local, pareciendo dejar fuera a cualquier empresa extranjera. Su paso por el cargo fue, sin embargo, muy breve: estuvo solo entre el 8 y el 29 de enero.
La Ley Minera establece que la producción de todos los compuestos derivados del litio debe hacerla el Estado exclusivamente y solo la industrialización puede ser en alianza con una empresa extranjera. “El anterior Gobierno intentó confundir a la población, al indicar que el hidróxido de litio producido a partir de salmuera residual (es) un producto industrializado. (…) El hidróxido de litio es nada más que una materia prima refinada tal como el carbonato de litio. Por tanto, deberían ser producidos por el Estado (…). Eso es lo que vamos a hacer (…) Vamos a aplicar la ley”, explicó el exgerente Zuleta.
En realidad, las normas de creación de la empresa estatal de litio hablan de la explotación de solo dos materias primas: el carbonato de litio y el cloruro de potasio. El hidróxido de litio no está contemplado, pero al ser un elemento con mayor potencial y rendimiento para la elaboración de baterías, Evo Morales dio curso a su explotación con la empresa alemana.
El nuevo gerente Valda, nombrado el 29 de enero, es más cauto que su antecesor. Dice que será una política estatal la que definirá el tema. Entre tanto, él proseguirá con el plan de trabajo de YLB que contempla la puesta en marcha de la planta industrial de carbonato de litio antes que acabe 2020.
Se sabe que varias empresas chinas han visitado las regiones donde están los yacimientos, aunque no cuáles. Alemania tampoco se ha resignado a no ser socia. “Reafirmo el interés de mi país para seguir adelante con el proyecto”, escribió en Twitter el embajador alemán Stefan Duppel, tras una reunión en Palacio de Gobierno el 31 de enero.
Hay ya varias empresas chinas vinculadas con el litio en Bolivia. En agosto de 2019, cuando Evo era presidente, YLB y la empresa china Xinjiang TBEA Group formaron una empresa mixta para la construcción de plantas de carbonato de litio en los salares de Coipasa (en el departamento de Oruro, a 109 kilómetros del de Uyuni) y Pastos Grandes (en Potosí, a 550 kilómetros de Uyuni).
Esta alianza fue elogiada por los gobiernos de ambos países.
800.000
toneladas de litio dice China que necesitará para 2025
“¿Por qué China? Hay un mercado garantizado para la producción de baterías”, dijo Morales al firmar el convenio. “Este es un paso más que damos en la cadena que tiene el Gobierno (…) de industrializar nuestros recursos naturales”, destacó el entonces ministro de Energías, Rafael Alarcón.
“China al 2025 va a necesitar 800.000 toneladas de litio”, expresó el embajador chino Liang Yu. “Estamos a la disposición de ayudar en la industrialización de las empresas como la metalurgia, la química estamos para realizar el sueño energético e industrial sudamericano de Bolivia”, añadió.
YLB tiene el 51 % de las acciones de esa empresa mixta creada para la explotar e industrializar los recursos evaporíticos de los dos salares. Su objetivo es producir ácido bórico, bromo puro y bromuro de sodio, para lo cual proyectan una inversión de 2.390 millones de dólares.
Seis meses después, ese acuerdo también está siendo analizado por el nuevo gobierno. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió con el consorcio con los alemanes en Uyuni, no se ha roto, según confirmó el máximo responsable de YLB, Gunnar Valda, a Diálogo Chino.
El “tira y afloja” de las regiones
Según la Constitución, el Estado boliviano es el dueño de los recursos naturales como el litio, del cual se estima existen 21 millones de toneladas en lo que se considera la reserva más grande del mundo. Los otros depósitos significativos están en los vecinos países de Argentina y Chile, conformando lo que en el sector se ha bautizado ‘el triángulo del litio’.
No solo el cómo y con quién se industrializa es una cuestión álgida. También lo es cómo se reparten las ganancias. Los uyunenses, tanto la población como las autoridades de los 11 gobiernos municipales que bordean al salar de Uyuni, defienden su derecho a decidir sobre el destino del litio de su región. En su visión, deberían tener una voz en temas como su explotación, los socios de su industrialización y hasta el nombramiento del titular de YLB.
Hemos sido engañados con la industrialización. Hace más de 10 años que nos dicen que se va a producir las baterías de litio y hasta ahora no hay nada
Estas poblaciones sureñas no se sienten representadas por el Comité Cívico Potosinista (Comcipo), que también reclama voz en el debate, pero al que ven como representante de ciudades como Potosí y no de las comunidades locales.
“No tienen nada que hacer ni por qué decidir por nosotros. Nosotros apoyamos la decisión del Gobierno (de Morales). Estamos buscando socios porque la tecnología va avanzando y se está buscando la última tecnología”, dijo a Diálogo Chino en octubre Edgar Apala, alcalde de Llica, antes de la salida del gobierno y del país de Morales.
Desde agosto de 2019, las demandas se agudizaron. El Comcipo realizó acciones de presión que derivaron en un paro cívico de 45 días y una huelga de hambre en la sede de gobierno. Exigían la abrogación del decreto que formó la empresa mixta entre YLB y ACI Systems porque incumplía la decisión de una industrialización 100% boliviana del litio.
“Hemos sido engañados con la industrialización. Hace más de 10 años que nos dicen que se va a producir las baterías de litio y hasta ahora no hay nada”, nos dijo su entonces líder Marco Pumari en octubre, mientras mantenía la huelga de hambre en La Paz.
En un inicio, Evo mantuvo firme su decisión de industrializar el hidróxido de litio con los alemanes y minimizó la movilización de los potosinos. La crisis política desatada tras las elecciones generales de octubre pasado cambió sus planes. Su partido, el MAS, fue acusado por opositores y ciudadanos de cometer fraude. Luego, la OEA lo confirmó.
Flanqueado por las protestas de varios sectores y con el fin de reducirlas, Evo rompió la sociedad con ACI Systems. Pero no logró el efecto que buscaba. Los cívicos potosinos no levantaron sus medidas de presión. Se unieron al resto de los cívicos del país que exigían nuevas elecciones presidenciales.
El 8 de enero, ya alejado del poder y del país, Morales afirmó que Estados Unidos tuvo que ver en su salida porque está interesado en el litio boliviano. No ofreció pruebas de ello.
El impacto ambiental del litio en Bolivia
Una de las preocupaciones sobre la extracción del litio es el impacto negativo en la disponibilidad del agua, como pasa en Chile.
Aunque muchos en la región se lo atribuyen al cambio climático. “Tampoco (…) por el problema del agua no vamos a industrializar. Tenemos que desarrollar nuestras comunidades. A ellas tiene que ir el beneficio. Pero estamos exigiendo a los diferentes ministerios, de acuerdo a los estudios que nos están presentando, que no afecte”, explicó el alcalde Edgar Apala.
Otro grupo de campesinos, agrupados a la federación de trabajadores del sur de Potosí (Frutcas) y políticamente afines al partido de Morales, exigen a Áñez y a YLB que les permitan conocer el estudio de evaluación de impacto ambiental (EIA), en particular lo referido a aguas subterráneas y superficiales.
Valda asegura que las plantas de YLB tienen todas las licencias ambientales y que cumplen con la normativa contemplada en la Ley de Medio Ambiente. Consultado sobre cuáles serán los impactos mayores y cómo se los atenuará, manifestó que aún no cuenta con toda la información ambiental. Se comprometió a darlo a conocer pronto.
Los planes para 2020
En febrero, YLB presentó su informe anual (2019-2020) donde contempla un plan de producción de 45.000 toneladas de cloruro de potasio y 700 de toneladas de carbonato de litio en esta gestión. Su objetivo es obtener dinero con la venta de ambos para pagar al Banco Central sus deudas.
También espera concluir la construcción y montaje de la planta industrial de carbonato de litio en Uyuni, una obra prevista originalmente para fines de 2018. Su responsable es el consorcio chino liderado por la empresa Beijing Maison Engineering.
En tanto, hay dos plantas pilotos trabajando. Una primera está produciendo cloruro de potasio, que ha sido vendido en China y a nivel local para la industria agrícola, según el ejecutivo de YLB. Otra produce carbonato de litio que se está usando en la fabricación de baterías para paneles fotovoltaicos, planeando subir su producción anual de 6.000 a 20.000 baterías.
El gerente de YLB afirma que están fabricando baterías con carbonato de litio – a nivel piloto- y que las comercializarán en Bolivia como cargadores externos de celulares. Para ello requieren importar un accesorio.
“Una de estas baterías tiene un costo aproximado de 200 bolivianos (unos 30 dólares). Puede hacer 10 recargas. Tiene mayor calidad, duración y es ‘made in Potosí’”, destacó Valda en entrevista en su oficina en La Paz. “Ya se ha desarrollado toda la tecnología y el conocimiento. Lo que se necesita son más recursos”.
A más largo plazo, desarrollar la industria del litio boliviano requerirá de varios factores.
“Los legisladores que vengan, tras la instalación del próximo gobierno, tendrán que pensar en una ley solamente del litio, para que se raye bien la cancha para todos los actores involucrados, se piense bien en la distribución de las regalías, de las utilidades”, dice Valda.
Sin embargo, en medio de un panorama que cambia a diario en lo político y ahora también a causa de la pandemia del nuevo coronovirus, el Gobierno no descarta acudir a socios extranjeros para el litio como manera de reactivar la economía. Así lo hizo conocer en un foro el ministro de Economía, José Luis Parada, a fines de abril.
La población local también está muy pendiente de cómo se le decide explotar. “El litio está en nuestra región y de allí saldrá solo industrializado”, dice la uyunense Marisol Cabrera.