Hace un par de años que Chile se propuso la meta de convertirse en uno de los principales productores de hidrógeno verde (H2V) del mundo. Pero son varias las dificultades que han aparecido en el camino. Desde la fallida licitación de un centro tecnológico hasta la incertidumbre sobre una demanda interna garantizada son parte de las barreras a derribar. Aún así, el país sigue en carrera.
En noviembre de 2020, Chile presentó su Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde. En ella se establecía la meta de generar 5GW de capacidad de electrólisis en 2025, producir el hidrógeno verde más barato del mundo en 2030, y convertir al país en uno de los tres principales exportadores para 2040.
¿Qué es el hidrógeno verde?
El hidrógeno no emite gases de efecto invernadero cuando se quema, pero a menudo se obtiene como subproducto de procesos contaminantes. El hidrógeno "verde" es aquel que se ha producido utilizando fuentes de energía renovable sin emisiones, como la eólica o la solar.
Como parte de la hoja de ruta establecida, en 2025 se actualizaría dicha estrategia, sobre todo para incluir los avances en la tecnología e infraestructura que se esperan para esa fecha. Pero a principios de agosto pasado, el gobierno de Gabriel Boric adelantó esa actualización para fines de este año y sumó un nuevo cronograma de asignación de terrenos fiscales para el desarrollo de los proyectos.
Consultado por Diálogo Chino, desde el Ministerio de Economía explicaron que el objetivo es que el hidrógeno verde “genere una industria que potencie un nuevo modelo de desarrollo enfocado en la generación de valor local,” fortaleciendo la producción del H2V para reducir las emisiones y promover un crecimiento más sustentable.
El gobierno de Boric presentó en agosto un nuevo Comité de Desarrollo de la Industria de Hidrógeno Verde. Integrado por diversos ministerios, el comité buscará apoyar el desarrollo del sector desde el estado. A ello se suma la reciente presentación de la agenda del sector energético para los próximos cuatro años, en la cual se menciona el despliegue de los primeros 10 proyectos de hidrógeno verde.
Corfo, la agencia gubernamental a cargo de apoyar el emprendimiento, la innovación y la competitividad en el país, firmó a fines de 2021 un acuerdo para financiar los primeros seis proyectos de hidrógeno verde, los que suman US$ 1.000 millones de inversión nacional y extranjera.
El “Proyecto Faro del Sur”, de Enel Green Power Chile, producirá 25 mil toneladas de hidrógeno verde por año en la Región de Magallanes, mientras que “HyPro Aconcagua”, de Linde GmbH, espera generar 3 mil toneladas anuales de hidrógeno verde. Por su parte, CAP S.A construirá una planta que espera producir 1.550 toneladas de H2V verde al año en la Región del Biobío.
El listado lo completan el proyecto “HyEx – Producción Hidrógeno Verde”, liderado por Engie, y “Antofagasta Mining Energy Renewable (AMER)”, ambos en la Región de Antofagasta, además de “Hidrógeno Verde Bahía Quintero”, liderado por GNL Quintero y Acciona Energía, ubicada en la zona central de Chile, específicamente en la Región de Valparaíso.
“Lo que se está haciendo es empujar desde el Estado y desde las empresas la instalación de una industria que nos va a traer una energía cero emisiones y que va a aportar desarrollo, sofisticación, empleos verdes e incentivo para el desarrollo de capital humano”, sostuvo María Paz de la Cruz, gerenta de la Asociación Chilena del Hidrógeno.
“Este panorama muestra un impulso transversal a esta industria, de modo de convertir a Chile en el mediano plazo en uno de los países capaces de ofrecer el hidrógeno más competitivo.”
Pero, si bien lo avanzado hasta el momento va en la dirección correcta, existen varios cabos sueltos que amarrar.
Lo que se está haciendo es empujar desde el Estado y desde las empresas la instalación de una industria que nos va a traer una energía cero emisiones
Miguel Arrarás, director de Acciona Energía en Chile, aseguró que el proyecto “Hidrógeno Verde Bahía Quintero” estaría en riesgo por no tener una demanda suficiente. “Hemos tenido conversaciones con algunas industrias de la zona, pero estamos en rentabilidades negativas con los precios. No está asegurado que la planta se pueda construir”, advirtió en un seminario en agosto pasado.
A ello se suma la reciente decisión de la empresa Enel Power Green de retirar el “Proyecto Faro del Sur” de su análisis de impacto ambiental por parte del estado. Para la empresa, las observaciones sobre el proyecto “sobrepasan el estándar habitual” dado que se entregó toda la información solicitada. Para el gobierno el proyecto presentado “adolece de nutrida falta de información”.
Foco en la exportación de hidrógeno verde
A fines de agosto pasado, Hermann von Mühlenbrock, expresidente de la Sociedad de Fomento Fabril de Chile (Sofofa), envió una carta al diario El Mercurio asegurando que la estrategia de desarrollo del gobierno de esta industria no es la más adecuada.
La advertencia se basa en el acuerdo firmado entre el Ministerio de Energía y el Puerto de Hamburgo (Alemania) para exportar hidrógeno verde, en el cual los privados estuvieron ausentes. Su participación es absolutamente necesaria, según von Mühlenbrock, ya que cada proyecto implica una inversión por sobre los US$2 mil millones.
Patricio Lillo, académico de Ingeniería de Minería de la Pontificia Universidad Católica de Chile, concuerda con el diagnóstico. “Todo el foco ha estado en la exportación del hidrógeno verde y no en el consumo interno”, aseguró a Diálogo Chino.
Lo anterior ha llevado, entre otras cosas, a que no se haya trabajado en el ordenamiento del territorio que se requiere para el desarrollo de una industria como esta.
“Hay que planificar la forma en que el territorio se va ocupando. No solo se trata de la suma de impactos locales, sino de una mirada más general que requiere la infraestructura necesaria a instalar, como las líneas de transmisión eléctrica, caminos, ductos en los puertos, plantas de desalinización de agua, entre otros”, explicó el académico. Planificar a nivel país puede reducir considerablemente el impacto, agregó.
María Paz de la Cruz coincide sobre la urgencia de aportar claridad sobre la planificación territorial y sobre cómo se van a viabilizar temas como permisos o el uso de infraestructura estratégica. “Los procesos de planificación son claves para obtener el licenciamiento social de las iniciativas, donde queden claras las capas que van a aplicar para la instalación de proyectos”, dijo.
También es relevante, continuó, generar las condiciones para que las iniciativas de H2V puedan llegar a escala comercial, y así poder aprovechar las oportunidades para el desarrollo de una industria local y para la exportación. “Creemos que un tema de futuro para el país es incentivar la inversión extranjera de industrias que son energo-intensivas, como la del cemento o el acero. Al instalarse en Chile tendrían acceso a energía con un claro atributo verde”, puntualizó.
Desarrollo tecnológico en pausa
Uno de los pilares que aborda tanto la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde como la Agenda de Energía 2022 – 2026 es el desarrollo de tecnología a nivel local, otro ítem que está frenado en Chile.
El gobierno pasado, que dejó la administración del país en marzo de 2022, licitó en enero de 2021 el Instituto Chileno de Tecnologías Limpias (ITL) a través de Corfo. El concurso fue adjudicado a la Associated Universities Inc (AUI), conformada por nueve universidades de Estados Unidos, en conjunto con cuatro universidades chilenas.
Todo el foco ha estado en la exportación del hidrógeno verde y no en el consumo interno
La Asociación para el Desarrollo del Instituto de Tecnologías Limpias (ASDIT), conformada por 11 universidades chilenas, entre otras instituciones, que también había presentado una propuesta para llevar adelante el ITL, presentó diversas quejas por el resultado de la licitación, aduciendo falencias en el proceso.
“Nos vemos en la obligación de hacer pública nuestra profunda desilusión, pues nos parece un despropósito que un consorcio internacional, con escasos vínculos con el mundo minero y energético chileno, pretenda liderar a través del ITL una propuesta de desarrollo de una nueva industria para nuestro país”, sostuvo ASDIT en un comunicado.
Finalmente, una comisión investigadora de la Cámara de Diputados generó un informe en el que concluyó que la propuesta presentada por la ASDIT era de hecho muy superadora a la de AUI. La Corte Suprema invalidó la adjudicación y Corfo finalmente acordó en reasignar el instituto de investigación, pero sin una fecha definitiva.
Diálogo Chino consultó a Corfo tanto por el avance de ese proceso como por el impacto del retraso del ITL en el desarrollo de la industria del hidrógeno verde en Chile, pero no obtuvo respuesta.