Juan Mendoza* pide no revelar su identidad. La pequeña empresa para la que trabajaba desde hace 17 años en San Juan de Lurigancho, el distrito más grande del Perú, lo despidió sin previo aviso ni compensación a mediados de marzo. “Me sacaron diciendo que van a volver a llamarme, pero no lo hicieron”, dice. Su despido ocurrió ocurrió luego del inicio de la cuarentena establecida desde el 16 de marzo por el gobierno nacional para frenar el avance del Covid-19 en el país.
Juan teme que la empresa que lo empleó -y que en la actualidad se dedica a fabricar mascarillas- sepa que él habló mal de su situación y no lo vuelvan a contratar. Ahora, los tres platos que comía al día su familia se han reducido a uno y medio. A sus 62 años, Juan sabe que es parte de la población vulnerable y que, pese a haberle dedicado la mitad de su vida al trabajo en el rubro textil, podría no haber un retorno.
La historia de Juan es una de las más de 2.6 millones de trabajadores que perdieron su empleo entre abril y junio debido a la epidemia del Covid-19 solo en Lima, según las últimas cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Su caso también ilustra cómo muchas empresas textiles más pequeñas y los trabajadores del sector, en muchos casos informales, están fabricando indumentaria médica para enfrentar la pandemia, pero no están encontrando el apoyo necesario del gobierno para poder establecer un nicho frente a las importaciones que llegan de China. Solo entre enero y marzo de este año se importaron más de 129 millones de mascarillas, entre ellas algunas de materiales que podrían haberse confeccionado y comprado en Perú.
Respuestas en medio de una pandemia
Pese a la competencia china, las empresas peruanas vienen reiniciando sus actividades de manera gradual y con limitaciones.
En Gamarra, el emporio y conglomerado textil más grande del Perú, trabajaban más de un millón de personas a diario. Esta mini ciudad comercial, ubicada en Lima, alberga a cientos de textileros, que producen y venden en talleres repartidos a lo largo de más de 40 manzanas, lo que la convierte en el centro textil por excelencia del país.
$8.900m
la pérdida diaria de ingresos del emporio textil de Gamarra desde el inicio de la cuarentena (en dólares)
Desde que se paralizó el país debido a la cuarentena, 40 mil establecimientos tuvieron que cerrar y se estimaron pérdidas de S/30 millones (US$ 8,900 millones) al día, según la Coordinadora de Empresarios de Gamarra que agrupa a los empresarios de la zona
La falta de financiamiento para sus operaciones ha llevado a los comerciantes a recurrir sin éxito a entidades crediticias ante el riesgo del quiebre de sus negocios.
César Cansaya fue uno de los empresarios que se vio obligado a paralizar la producción de su microempresa. Los paquetes de ropa para niños que había producido los meses anteriores se encuentran apilados en su taller ante la dificultad para venderla pese a la reciente y limitado reinicio de actividades en Gamarra. “Nosotros no podemos competir con la industria china, ahora con la crisis es peor. Tenía menos de 10 trabajadores y más de la mitad se tuvo que ir. No pude mantener los pagos”, dice.
César se vio obligado a dejar la producción de ropa para niños y reemplazarla por mascarillas y trajes enterizos de protección (llamados mamelucos en Perú) para sostener su pequeño taller. Pero cuando quiso reanudar la producción, luego de que el sector textil fuera incluído en la Primera Fase del Plan de Reanudación de Actividades tras semanas de inactividad, uno de los requisitos para acceder a un préstamo fue facturar más de US$ 5 mil al mes. Aunque inicialmente el monto requerido era de US$ 8 mil al mes y esa cifra fue rebajada, para César y otros microempresarios consultados para este reportaje sigue siendo una cifra imposible de alcanzar, por lo que se unieron para confeccionar mascarillas y trajes protectores.
Los fondos de ayuda del gobierno peruano buscaban ayudar a restablecer la cadena de pagos, como el Programa Reactiva y el Fondo de Apoyo Empresarial, pero en la práctica terminaron marginando a miles de micro y pequeños empresarios que no cumplían los requisitos, no podían hacer frente a las altas tasas de interés o porque simplemente no alcanzaba para todos los que lo necesitaban. En mayo, la hasta hace poco ministra de la Producción, Rocío Barrios, reconoció en una entrevista televisiva que los préstamos no se estaban distribuyendo como se esperaba. “Estamos viendo algunos ajustes al programa Reactiva para garantizar que los recursos lleguen a las Mypes”, dijo.
Tengo la casa hipotecada, mi esposo ya no tiene empleo y mis tres hijos dependen de nosotros
“Competir con los grandes empresarios es muy difícil para nosotros. Los insumos nos cuestan más. A los microempresarios nos están cobrando cinco veces más por el rollo de notex”, dice Eduardo Aguilar, microempresario y miembro del gremio Consorcio Textil de Huaycán, refiriéndose a un textil no tejido ampliamente usado en la elaboración de mascarillas.
Industria textil en Perú: La fragilidad de un sector con experiencia
Los problemas del sector, en todo caso, no comenzaron con el Covid-19. La manufactura textil y su comercio nacional ya venían atravesando una situación difícil en los últimos años.
La producción nacional textil cayó ininterrumpidamente desde el año 2012 al 2016 a una tasa promedio de -7,16%, de acuerdo a información del Ministerio de la Producción. En el sector lo atribuyen a las importaciones, principalmente a las que vienen de China gracias al Tratado de Libre Comercio (TLC) entre los dos países que entró en vigencia en 2010 y que actualmente está en proceso de ser actualizado.
Una de las principales quejas del sector textil es la entrada al país de importaciones chinas por debajo del valor de producción que se maneja en el mercado peruano.
Ya en el 2013, la Comisión de Dumping y Subsidios del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) en Perú investigó las importaciones asiáticas durante el 2009 al 2011 -periodo que además coincidió con el aumento de envíos- y resolvió aplicar medidas sobre estas importaciones. Sin embargo, las barreras arancelarias fueron suspendidas año y medio después por errores en la indagación. Para un sector de los productores peruanos y economistas consultados, fue un retroceso y la importación china continúa siendo una amenaza para el mercado nacional.
“Los precios de los productos chinos ingresan al mercado peruano al valor de las materias primas. Se debieron establecer barreras arancelarias, como hace Colombia, para fomentar la compra a las marcas locales”, dijo Luis Aspillaga, presidente del Gremio Indumentaria de la Cámara de Comercio de Lima, a Diálogo Chino. Con la crisis sanitaria causada por el Covid-19, señala, “se han cancelado pedidos millonarios que deberán ser recolocados en el mercado local”, al tiempo que ve un “riesgo” con el ingreso de gran cantidad de prendas asiáticas a precios ínfimos, mientras la reactivación del sector peruano aún está en curso.
Entre enero y marzo de este año más de US$ 268,900 millones en confecciones ingresaron al país provenientes de China, lo cual representó un 53% más respecto al mismo periodo en 2019, de acuerdo a las cifras del Banco Central de Reserva de Perú.
Las mujeres, las más afectadas en la industria textil de Perú
Tras una empinada subida por los cerros de Huaycán, zona ubicada en la periferia de Lima, Cecilia Espíritu conserva en su casa las prendas que debía entregar a una empresa que las vendería en Gamarra. La cuarentena impuesta por el gobierno para frenar el avance del Covid-19 la dejó en la incertidumbre: sin poder trabajar, ¿cómo iba a generar los ingresos que su familia necesitaba?
“No he recibido ningún pago por el trabajo que hice y me tuve que quedar con la mercadería. Ahora no puedo ni dedicarme a la producción de prendas de protección debido a mi situación económica. Tengo la casa hipotecada, mi esposo ya no tiene empleo y mis tres hijos dependen de nosotros”, dice.
Pese a tener 22 años trabajando en el sector textil, Cecilia cree que la competencia en China ha afectado el mercado peruano. “La gente prefiere prendas más baratas que de calidad y lo más barato viene de China, entonces hay menos trabajo para nosotras”, dice.
Una investigación de la Universidad de Colorado próxima a publicarse, examina los impactos que tuvo el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio en 2001 en el mercado laboral peruano. Las mujeres fueron más propensas a ser desplazadas laboralmente en sectores comerciales como el textil entre 1998 y 2008, incluso cuando tienen habilidades similares y realizan tareas semejantes a los hombres, concluyeron las economistas Pamela Medina, Andrea Velásquez y Hani Mansour.
“En las últimas dos décadas no ha habido un choque comercial de ese tamaño que haya afectado a la economía peruana. Si bien a corto plazo el empleo de mujeres y hombres se ve afectado de manera similar por el shock comercial de China, los efectos solo persisten a largo plazo para las mujeres con baja educación”, explicaron las investigadoras a Diálogo Chino.
La brecha de género entre quienes perdieron su empleo también es visible en esta pandemia, siendo ellas las más perjudicadas. Los datos del INEI también señalan que el empleo entre las mujeres disminuyó un 56.9% en la economía de Lima. Eso significa que en total hay 159 mil puestos de mujeres menos a causa del Covid-19 que de hombres. Aunque no hay datos específicos en el sector textil, los testimonios de mujeres como Cecilia sugieren que esta tendencia podría estar reflejándose también.
Mientras, en los talleres de Cecilia y César, las prendas que confeccionaron antes del estado de emergencia se mantienen apiladas a la espera de alguna salida que les permita su regreso al mercado, situación que difícilmente cambiarán si el gobierno no considera cómo ayudar a los micro y pequeños empresarios en el país a acceder a esas oportunidades.