China Communications Construction Company (CCCC) ha sido una de las empresas estrella de la Iniciativa de La Franja y la Ruta. Ha participado en docenas de grandes proyectos de infraestructura en América Latina, incluidas expansiones de aeropuertos en Guyana y Ecuador, proyectos portuarios en Cuba y Brasil y, más recientemente, ganó el contrato para construir el metro de Bogotá.
Como tal, la empresa se convirtió en un objetivo obvio para el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, en su interminable campaña para frenar las inversiones de las empresas estatales chinas en América. El 26 de agosto acusó a CCCC de estar “involucrada en la corrupción, la financiación depredadora, la destrucción del medio ambiente y otros abusos en todo el mundo” y colocó a la empresa y a sus subsidiarias en la Lista de Entidades del Departamento de Comercio, lo que significa que requerirán licencias específicas para importar o transferir bienes.
€750m
La valuación de mercado de Mota Engil luego de la compra de CCCC
La respuesta de CCCC, que llegó al día siguiente, fue anunciar que estaban en las etapas finales de la compra de un 30% de las acciones de Mota Engil, la empresa constructora insignia de Portugal que tiene influencia en América Latina y África. La operación, que incluía la inscripción de 100 millones de nuevas acciones, valoraba efectivamente la empresa portuguesa en 750 millones de euros, más del doble de su capitalización bursátil preexistente de 344 millones de euros. La empresa china estaba aparentemente dispuesta a pagar una fuerte prima por la entrada.
Mota Engil, que comenzó sus operaciones en 1946 con oficinas en Portugal y Angola, es una compañía insignia con una larga historia de trabajo en África. Más recientemente se ha expandido en América Latina donde actualmente mantiene plataformas petrolíferas en Brasil, construyendo escuelas en Colombia y construyendo una represa hidroeléctrica en Honduras. En México, trabaja junto a CCCC en el Tren Maya, el mayor proyecto ferroviario de América Latina en la historia reciente.
Pero la pandemia ha golpeado duramente el negocio de Mota Engil. La empresa perdió 5 millones de euros en la primera mitad de este año.
Según Artur Amaro, analista de CaixaBI, un banco de inversión portugués, el acuerdo con CCCC tiene sentido estratégico para ambas partes. “Mota Engil recibe una inyección de capital vital en un momento difícil, pero también tiene la oportunidad de adquirir experiencia y conocimientos de una de las compañías de construcción más grandes y avanzadas del mundo”, dijo a Dialogo Chino.
“Para la CCC, el mercado portugués es diminuto, la razón tiene que ser el acceso a nuevos mercados, la experiencia que Mota Engil ha adquirido en África y América Latina y las relaciones que ha cultivado con los gobiernos de allí”.
El trato dejaría a la familia Mota con el 40% de las acciones. Sin embargo, el músculo financiero de CCCC significa que probablemente tomaría las decisiones clave de dónde y cómo invertir. La empresa tiene un peso político importante en Portugal, contando entre sus empleados y asesores a ex ministros del centro-derecha y de los partidos socialistas Se han ofrecido puestos de trabajo bien remunerados similares a políticos influyentes tras las adquisiciones chinas en los sectores de servicios públicos y energía portugueses, lo que ha llevado a afirmar que Portugal es el “amigo especial” de China en Europa.
“Las empresas chinas han sido muy hábiles en atraer y cooptar a la élite portuguesa de todo el espectro político”, dijo Miguel Monjardino, profesor de geopolítica de la Universidad Católica Portuguesa a Dialogo Chino. “Esto les da acceso al proceso de toma de decisiones políticas en Portugal, pero también tienen influencia en el extranjero, donde las empresas chinas quieren expandirse”. Esto es parte de la ‘asociación estratégica’ que los dos países intentan desarrollar y es la razón por la que Portugal es tan útil para China”.
Ante la deuda soberana y la resistencia de las asociaciones laborales e industriales locales, el modo en que los países latinoamericanos se endeudan con China a través de sus bancos de políticas, con fondos condicionados a la contratación de empresas chinas para la ingeniería, la adquisición y la ejecución de proyectos de infraestructura, parece estar en declive.
CCCC reconoce el cambio de condiciones. Escribiendo el año pasado en International Engineering and Labour Service, una revista perteneciente a la Asociación Internacional de Contratistas de China (CHINCA), dos miembros del personal de CCCC, incluyendo a Chang Yunbo, presidente de la Compañía Regional de América del Sur de CCCC (como se refiere a la subsidiaria en una traducción al inglés del chino), señalan:
“En los últimos años, los países de América del Sur han promovido enérgicamente los proyectos de colaboración público-privada (PPP) y los proyectos de inversión y financiación a fin de aliviar las presiones financieras de los gobiernos… Las ventajas de equipo, experiencia y eficiencia de gestión que tienen las empresas chinas de contratación de ingeniería en el mercado tradicional se han convertido en desventajas en América del Sur”.
Tal vez prediciendo el interés de adquirir una participación en Mota Engil, los ejecutivos de la CCCC señalan que “las empresas europeas han confiado en su rica experiencia en el modelo de APP para tener una mayor participación en el mercado, para buscar mayores márgenes de beneficio y más oportunidades de cooperación”.
Las empresas chinas son expertas en ganar licitaciones y han estado utilizando las fusiones y adquisiciones como una forma de acceder a los activos de la región desde principios de la década de 2000
La transacción provocó un retroceso de los Estados Unidos. En una entrevista con los medios locales en septiembre, el embajador de EE.UU. en Portugal, George Glass, acusó a Mota-Engil de vender su participación por “30 piezas de plata”. Advirtió a los gobiernos de Mozambique, Angola y México que debían ser “conscientes de que hay una influencia maligna [detrás de Mota Engil] que podría tener diferentes intenciones con respecto a su negocio”.
Glass dijo que Portugal, que ha visto inversiones chinas estratégicas en servicios públicos, 5G y proyectos portuarios, “necesita elegir ahora” entre los EE.UU. y China.
Un resultado que los analistas locales consideran posible, es que Mota Engil eventualmente se una a CCCC en la Lista de Entidades. Sin embargo, la inclusión de una importante empresa de Europa occidental sería un golpe para las relaciones diplomáticas y pondría de relieve las limitaciones del uso de sanciones para tratar de limitar las inversiones internacionales de China.
Según Margaret Myers, directora del programa de Asia y América Latina del Diálogo Interamericano, la adquisición por parte de CCCC de acciones en Mota Engil es parte de una larga tendencia de inversión china en América Latina, a lo cual la respuesta de EE.UU ha sido “muy reactiva”.
“Además de trabajar directamente con los jefes de Estado, [las empresas chinas] son expertas en ganar licitaciones y han estado utilizando las fusiones y adquisiciones como una forma de acceder a los activos de la región desde principios de la década de 2000. A menudo retienen los equipos de gestión y no hacen cambios drásticos en la forma de dirigir los negocios”.