China es el gran “socio invisible” del mayor acuerdo de libre comercio del Pacífico, analiza el especialista Peter Hakim, presidente emérito del Inter-American Dialogue, instituto de análisis político con sede en Washington. Hakim no ve grandes riesgos en el cambio que experimentó la relación entre Pequín y los países latinoamericanos, pero deja un alerta para que estos últimos cuiden de su propia naturaleza. En dicho pacto de libre comercio, que reúne un 40% de la economía mundial y podría transformarse en el acuerdo regional más importante de la historia, la potencia china se destaca por su ausencia. Fueron cinco años de negociaciones confidenciales hasta que Estados Unidos y Japón sellaron el acuerdo de Asociación Trans-Pacífico (Trans-Pacific Partnership o TPP en su sigla en inglés). El anuncio se hizo el pasado 5 de de octubre y reúne a otros 10 países más, entre los cuales se encuentran los de América Latina: México, Chile y Perú. Para Hakim, la razón por la cual China ha quedado fuera del TPP es “puramente pragmática”. Lograr un acuerdo entre China y EE.UU. “habría sido casi imposible”, cree. “Muchos norteamericanos ven a China como su rival. No es un país del cual podamos decir que tenga un mercado totalmente libre. Una gran cantidad de sus empresas son estatales y el gobierno tiene un papel más amplio en la gestión de la economía. Habría sido muy difícil formar las reglas con China”. La actuación del pacto no tendrá lugar solamente en la definición de estándares comerciales y de inversión. También abarcará el intercambio de información y unificará las reglas de la propiedad intelectual y plazos de exclusividad para la fabricación de medicamentos. El nuevo bloque comercial reúne una población de 800 millones de personas y cortará barreras, al aumentar la actividad económica mundial en U$S 200 mil millones por año. Además de tener efecto sobre la política económica y doméstica de cada uno de los Estados que lo integran. Porque su crecimiento dependerá de su capacidad para producir y exportar, la economía china no podrá dejar de comercializar con éste, el que será el bloque económico más grande del mundo. Es por eso que, tarde o temprano, Pequín deberá interactuar más con el TPP. Hakin vislumbra además una eventual asociación o ingreso de los chinos en el tratado. El especialista prevé una inevitable aproximación, algo que no debería demorar mucho a suceder. Entre uno y dos años, tiempo suficiente para que los 12 países que conforman el tratado de libre comercio hayan ratificado el acuerdo en sus congresos. China es el primero o segundo socio comercial de casi todos los países que conforman el TPP. “Es una gran máquina de comercio internacional y exporta más que EE.UU. Su capacidad de exportación es enorme. ¿Qué país no quiere tener relaciones comerciales con China?”, cuestiona. La preocupación tiene que ver con el rumbo de la relación entre China y los países latinoamericanos, en especial los que quedaron fuera del acuerdo. Sin embargo, Hakin no parece muy preocuparse demasiado. Los chinos ya han confirmado su status de mayor socio comercial de países de América Latina como Brasil, Chile y Perú y segundo socio comercial de México y Argentina. Además, dos días después al anuncio del TPP, Pequín envió señales tranquilizadoras al mundo y garantizó que seguirá comprando materias primas de América Latina, su gran proveedor. “No se preocupen, a China todavía le queda mucho tiempo de medio y alto crecimiento y seguirá siendo un comprador muy importante de materias primas, lo que impulsa el crecimiento de América Latina”, declaró Yi Gang, vicepresidente del Banco Popular de China. El país llegó a registrar tasas de crecimiento de dos dígitos, como un 13% en 2007 y un 10,4% en 2010, habiendo mantenido el ritmo en niveles elevados hasta el año pasado. A pesar de la pronunciada desaceleración, todavía crecerá un 6,8% en 2015 y un 6,3% en 2016, según la estimat va del último informe del FMI, la tasa anual más baja del país en los últimos 25 años. “Dado que China todavía mantiene crecimientos medios y altos, vamos a necesitar comerciar con los países latinoamericanos. Se trata de aliados muy importantes. Seguiremos importando muchas materias primas, incluyendo petróleo, soja y cobre”, tranquilizó Yi Gang. Cuando China fue a buscar a América Latina, su plan no era crear mercados y sí “algo más secundario”, ir en búsqueda de materias primas y productos agrícolas, destacó Hakim. La menor demanda de materias primas viene generando un efecto de caída libre de los precios, perjudicando a los países exportadores. En palabras del especialista, el crecimiento de la demanda china podría hasta bajar en los próximos años, pero todavía será “robusto y sólido”. Tales inversiones en la región, que deberían continuar durante un tiempo más, traen un alerta: el aumento de la cantidad de conflictos sociales y ambientales que vienen acentuándose con el correr de los años. Las exportaciones desde América Latina hacia China consumen el doble de cantidad de agua, afirma el reciente estudio Lecciones para una Cooperación Sur-Sur y Desarrollo Sostenible, de la Universidad de Boston. Y, además, emiten un 12% más de gases de efecto invernadero por dólar, si las comparamos con otras exportaciones. Las inversiones en infraestructura financiadas por chinos -como represas hidroeléctricas y ferrovías- imponen amenazas “extremadamente serias” para la deforestación en algunas áreas con mayor biodiversidad de América del Sur, informa el estudio. Los gobiernos latinoamericanos han quedado de este lado de su papel de mitigar costos socio-ambientales relacionados con el comercio y a las inversiones de Pequín, critica el informe. A China no se la debe “responsabilizar totalmente” por la mayor parte de los problemas ambientales y sociales de la región. Pero, a partir del momento en que su economía se globaliza, es “importante que mitigue los impactos de sus actividades globales para mantener buenas relaciones y reducir riesgos potenciales asociados a inversiones externas”, indica el estudio. Por el momento, China no dejará de invertir en América Latina, argumenta Hakim, pues el país tiene una estrategia específica para la región. “Ellos tienen sus planes y todavía están dispuestos a invertir bastante, pero son los latinoamericanos quienes deben cuidar de su propio medio ambiente. No es China la que se va a preocupar por la Amazonia”, destacó.