La elección de Joe Biden creó la expectativa de una vuelta a la normalidad en la relación de los Estados Unidos con el resto del mundo. La campaña y los discursos iniciales del Presidente electo muestran que la retórica contra los organismos internacionales, el nacionalismo exacerbado y el negacionismo científico deben quedar atrás.
Pero las fricciones en las relaciones con China, una marca registrada del gobierno de Trump, y muchas de sus consecuencias, siendo la guerra comercial la más visible de ellas, no desaparecen tan fácilmente.
Por eso, según los analistas, el mercado sudamericano de la soja no debería reducirse para dejar sitio a los Estados Unidos, como muchos temen, en un futuro próximo. Según fuentes del mercado consultadas por Diálogo Chino, Biden representaría más continuidad que cambio en este ámbito.
“En general, veo a Biden siguiendo una ruta similar a la de Trump. No veo un cambio profundo de la situación política en lo que respecta al mercado de exportación de productos básicos”, dice Wilhelm Uffelmann, socio y líder del sector de alimentos y agroindustria de la consultoría Roland Berger.
Desde 1968, la soja es el cultivo de más rápido crecimiento en el mundo. Según datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), 122 millones de hectáreas están destinadas al cultivo en todo el planeta. Los Estados Unidos son el segundo mayor productor de soja del planeta, sólo por detrás de Brasil. El principal destino de la mercancía es China.
Diálogo Chino habló con analistas de mercado y representantes del sector minorista para entender lo que podemos esperar después de la inauguración de Joe Biden como presidente.
Ojos en la soja sudamericana
Cada año, el número de habitantes en el mundo crece en una Alemania, o sea 81 millones de personas, y el consumo de carne en un 1,4%. Es esta creciente demanda de proteínas la que ejerce presión sobre las principales regiones productoras.
38 millones de hectáreas
La superficie agrícola dedicada al cultivo de la soja en Brasil
La soja es la principal fuente de proteína del mundo, especialmente porque sirve de base para la alimentación animal: alrededor del 80% de la producción mundial de granos se convierte en alimento para los rebaños.
Casi la mitad de la soja del mundo se cosecha en plantaciones de América del Sur. Como mayor productor mundial, Brasil dedica unos 38 millones de hectáreas a las plantaciones, una superficie mayor que la de Japón. Argentina y Paraguay también son importantes productores, con 17,7 y 3,6 millones de hectáreas plantadas respectivamente en la cosecha de 2019/2020.
Gran parte de ese contingente se exporta a China, que ha estado invirtiendo en infraestructura en la región para asegurar el flujo de la mercancía. A pesar de la búsqueda china de otros mercados, como los países africanos, los productores sudamericanos todavía no temen un impacto significativo en sus ventas.
“Creo que en los próximos 30 años África debería mostrar fuerza, pero con una tecnología inferior a la de Brasil. Las cuestiones políticas locales hacen que las inversiones en África sean muy difíciles”, dice Bartolomeu Braz Pereira, presidente de la Asociación Brasileña de Productores de Soja (Aprosoja).
Continuidad de la controversia comercial
Fue Donald Trump quien abrió la guerra comercial con China, imponiendo barreras arancelarias que terminaron por perjudicar la exportación de productos básicos de los productores locales. En 2016, el último año de la administración de Barack Obama, las exportaciones de soja de EE.UU. a China alcanzaron un récord de 14.200 millones de dólares. Dos años más tarde, en el punto álgido de la disputa liderada por Trump, el valor negociado se desplomó a 3.100 millones de dólares.
Una consecuencia del conflicto fue el fuerte aumento de las importaciones chinas de soja de América del Sur, especialmente de Brasil. En 2018, el país envió un 35% más de grano que el año anterior.
Sin embargo, a pesar de las diferencias entre Biden y Trump, no es seguro que el nuevo presidente alivie la guerra arancelaria entre los dos países durante su mandato. En una entrevista con el New York Times, Biden dijo que no hará movimientos inmediatos para levantar los aranceles comerciales antes de evaluar la primera fase del acuerdo firmado para aliviar las tensiones comerciales.
Para Daniele Siqueira, analista de mercado de AgRural, la elección de Joe Biden no debería afectar significativamente al mercado de la soja en relación con la guerra comercial. “La disputa tiende a continuar, pero sin tantos baches como en el gobierno de Trump. La [primera] fase del acuerdo ya ha aportado cierta normalidad al mercado”, dice.
Brasil no ha dejado de expandir la producción bajo la administración de Obama, de quien Biden fue vicepresidente, y no debería dejar de hacerlo bajo Biden
Por parte de China, aunque se reanude la compra de soja americana, la tendencia es que el país asiático diversifique sus proveedores, con inversiones nacionales y en países africanos. Pero todavía hay ventajas en el mercado sudamericano.
“Por ahora, China ha estado tratando de deshacerse de la oleaginosa norteamericana, incluso porque la soja sudamericana tiene una mayor concentración de proteínas”, lo que la hace más atractiva para la alimentación animal, explica João Fernandes Silva, analista de mercado de PRIMA-Markets.
La cuestión ambiental
Aunque los logros de los agronegocios brasileños son sólidos, la cuestión ambiental puede convertirse en una piedra en el zapato más difícil de soportar en el gobierno de Biden. En el debate del 29 de septiembre, Biden acusó a Trump de no actuar para preservar la Amazonia brasileña, diciendo que si fuera presidente buscaría recursos, y si Brasil no actuaba contra la deforestación, podría sufrir “importantes consecuencias económicas”.
Tradicionalmente, la soja se planta en el sur y centro-oeste del Brasil, especialmente en el Cerrado. Se estima que este bioma ya ha perdido el 50% de su cobertura original. Pero el cultivo de la soja se está expandiendo a otros biomas, incluida la Amazonia Legal, y ya hay fuertes dudas sobre la continuidad de la Moratoria de la Soja, que bloqueó la comercialización de los granos producidos en áreas deforestadas del bosque después de 2006.
La presión ambiental viene más de Europa que de los Estados Unidos o China
En Paraguay, la soja se planta principalmente en tierras de la Mata Atlántica, pero una moratoria ha frenado la plantación en el bioma y ha empujado nuevas áreas de soja y pastos hacia el Gran Chaco, otro bioma en peligro de extinción.
Sin embargo, no está claro si, de hecho, Biden actuará para preservar el medio ambiente en los países de América Latina en detrimento de los intereses económicos de los Estados Unidos. “Brasil no ha dejado de expandir la producción bajo la administración de Obama, de quien Biden fue vicepresidente, y no debería dejar de hacerlo bajo Biden”, señala Siqueira, de AgRural.
“La presión ambiental viene más de Europa que de los Estados Unidos o China”, reflexiona Silva de PRIMA-Markets. “Pero con Biden señalando que volverá al Acuerdo de París, la posibilidad de restringir la compra de productos de países que no cumplen con el acuerdo está de nuevo sobre la mesa”.