China va a ayudar a transportar cerca de cuatro millones de personas durante los Juegos Olímpicos de 2016, los cuales tendrán lugar en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil. Por lo menos tres empresas del país asiático están involucradas en el área de transporte público de una de las ciudades brasileñas con uno de los peores índices de movilidad urbana del país. Con una población de seis millones de habitantes, Río está intentando mejorar los medios de transporte públicos para recibir entre uno y dos millones de turistas durante la segunda mitad de agosto del año que viene para asistir a los Juegos. La empresa china BYD está negociando con el municipio de la ciudad el suministro de ómnibus híbridos o eléctricos para líneas de transporte que comunican la zona sur, donde se encuentran los barrios de mayor poder adquisitivo, con el centro de la ciudad. La medida se concretaría el año que viene, sumándose al plan de acción del municipio, que viene reduciendo el total, considerado excesivo, de aproximadamente dos mil ómnibus que circulan en la región. El plan pretende introducir la utilización de vehículos sustentables en forma comercial. El número representa aproximadamente un 40% del total que opera en la ciudad. Todavía se desconoce cuál sería el modelo de ómnibus: si se utilizará dentro del sistema Bus Rapid Transport (BRT), que tiene modelos articulados y biarticulados con capacidad para transportar 140 o 200 personas en vías separadas del resto del tránsito, o si será mediante el sistema Bus Rapid System (BRS), en el cual ómnibus convencionales, que transportan un promedio de 80 personas, circulan en vías exclusivas y en horarios predefinidos. La idea es vender modelos en asociación con fabricantes locales, como la gaúcha Marcopolo, donde BYD fabrica el chasis y el motor eléctrico, entre otros componentes, y las productoras de carrocerías, que fabrican las demás piezas. “De este modo se facilitará el tema del contenido local”, afirmó a Diálogo Chino Adalberto Maluf, director de Relaciones Institucionales y Marketing de BYD Brasil. Según el ejecutivo, en términos de costo, el precio del ómnibus eléctrico en Brasil sería un 20% más alto que el de un modelo convencional, pero el ahorro que significa un mantenimiento menor y el costo de la electricidad compensaría el precio más alto de adquisición. Los trenes también son chinos. De los 201 trenes que operan en Río de Janeiro, 100 fueron comprados en China. Supervía, empresa estatal que tiene a su cargo 270 km de líneas divididas en ocho ramales y 102 estaciones, está renovando su flota, lo que es de vital importancia ya que transportan aproximadamente 620 mil pasajeros y antes de la renovación una gran cantidad de unidades, que estaban en uso hace más de 40 años, se encontraban en muy mal estado. Los trenes asiáticos son resultado de dos acuerdos entre el gobierno del Estado de Río de Janeiro y el consorcio chino CMC/CNR/CRC, que posee una montadora en la ciudad de Changchun, por un valor total de R$ 2.400 millones. Según João Gouveia, director de Operaciones de Supervía, al usar los trenes chinos la empresa ahorró un 30% en el consumo de energía, ya que estos se conectan a la red de corriente alterna, en comparación con los modelos antiguos, que poseen un sistema de tracción de corriente contínua. Según él, las unidades cuentan además con sistemas automatizados, más modernos, y poseen un sistema de refrigeración para soportar el gran calor de la ciudad que dura todo el año. En Río de Janeiro son habituales los registros de temperaturas cercanas a los 40 grados, inclusive en invierno. Además, algunas formaciones de Supervía sufrirán refacciones, pero éstas serán realizadas por la empresa francesa Alstom, que posee una unidad de fabricación de trenes en Brasil. MetrôRio, la empresa que opera el sistema de subterráneos en Río de Janeiro y transporta cerca de 850 mil personas por día, también recurrió a China para renovar su flota. En la actualidad, la empresa cuenta con 36 estaciones divididas en dos líneas que suman 42 km de extensión y está esperando la conclusión de otro tramo, conocido localmente como Línea 4, que tendrá nuevas estaciones y sumará 16 km más a su actual estructura. En principio la compañía había comprado 19 trenes chinos, fabricados por CNR, que comenzaron a entregarse en 2012. La empresa inició la entrega del segundo lote, de 15 trenes, durante el año corriente, y las unidades están comenzando a operar en forma paulatina. Inicialmente destinadas a la Línea 4, las nuevas formaciones están siendo operadas por las líneas 1 y 2 para posibilitar la refacción de los trenes más antiguos. La llegada de los nuevos trenes a MetrôRio enfrentó algunas dificultades, ya que fue necesario adaptar las estaciones y los túneles a las unidades asiáticas, que son de un tamaño mayor al de los vagones antiguos. La adquisición de los trenes se financió mediante un préstamo de US$ 600 millones del Banco Mundial. Una de las áreas que más preocupa a la ciudad es la de transporte. En los últimos años, tanto MetrôRio como Supervía vienen experimentando un aumento en la cantidad de pasajeros y la ciudad se ha transformado en un cantero de obras, especialmente en la región central, donde se está remodelando el área portuaria. Se trata de una situación similar a la que se vivió en Barcelona cuando fue implementado el Tren Ligero (VLT en sus siglas en portugués), una especie de tranvía moderno con capacidad para 420 personas, que circulará en diversas áreas del centro. La implementación de dicho sistema multimodal y la reformulación de la zona portuaria, sumadas a otras obras, van a ocasionar el cierre de algunas calles, y han restringido el estacionamiento en las vías públicas y aumentaron los congestionamientos, obligando a los cariocas a recurrir a la opción de las vías férreas. Con los nuevos trenes y el subte, las autoridades municipales esperan que los ciudadanos y los turistas utilicen el transporte público para trasladarse por la ciudad. Cuando se inaugure la llamada Línea 4, la extensión total del Metrô pasará a ser de aproximadamente 45 km. El gobierno del Estado de Río de Janeiro evalúa además ampliar el subte, construyendo dos nuevas líneas. La decisión todavía no ha sido tomada, pero aunque ésta sea favorable, la construcción de los nuevos tramos demoraría muchos años.