Argentina, uno de los principales productores de alimentos a nivel mundial, está siendo pionero en la creación de criptomonedas respaldadas en activos agropecuarios.
El fenómeno es posible gracias a un proceso denominado tokenización, que consiste en transformar y representar un objeto real en el mundo digital a través de redes blockchain.
Blockchain es la palabra clave detrás de cada una de las iniciativas. Dicha tecnología está diseñada para administrar un registro de datos compartidos y en línea, que se caracteriza por ser verificado, seguro e inamovible. Es un libro mayor compartido e inmutable, que promete revolucionar la economía mundial.
La utilización de esta tecnología permite además otras innovaciones en el agro, entre ellas dotar a la cadena productiva de mayor transparencia y trazabilidad.
El puntapié inicial respecto a la emisión de criptomonedas en el sector agropecuario argentino se dio en 2020, de la mano de BitCow, una firma que lanzó su propia moneda digital representada por cabezas de ganado. Este año se sumó Agrotoken, con una propuesta orientada hacia los principales commodities agrícolas, como soja, maíz y trigo.
La principal diferencia entre estos tipos de criptomonedas y otras formas conocidas y populares, como Bitcoin y Ethereum, es que están respaldadas por activos del mundo real. Estos últimos operan sin un activo real detrás de ellos, por lo que su precio puede ser muy volátil, dependiendo de los cambios de humor en el mercado.
“Las criptomonedas surgidas de proyectos como BitCow o Agrotoken se encuadran dentro de las stablecoins (monedas estables), cuyo valor está vinculado a otro activo mediante una relación de paridad”, definió Federico Orsi, al frente del área de Finanzas Corporativas de la consultora FinEco.
Para Orsi, este tipo de iniciativas “llegaron para quedarse”, pues son simplemente una de las potenciales aplicaciones de la “revolución blockchain” en el agro.
“Lo que se registra en la blockchain no se altera nunca más. Eso cambia el panorama de muchas industrias y más temprano que tarde terminará siendo adoptado por todas”, apuntó Lisandro Lapunzina, director de Innovación del Grupo América, una asociación de negocios basada en la ciudad de Rosario.
BitCow: vacas virtuales
BitCow, según promete desde su sitio web, permite a cualquier persona “transformarse en productor ganadero sin moverse de su casa”.
“Nuestro fin es democratizar la inversión”, dijo Guillermo Villagra, uno de sus fundadores. “Hay mucha gente que le gustaría participar del negocio del campo, pero al ser un negocio de escala, queda afuera. Nosotros abrimos el juego, dando la posibilidad de participar de hasta una décima parte de un activo real, que en este caso son cabezas de ganado”.
A la fecha, el emprendimiento ya lleva tokenizadas 2.000 vacas (una cantidad marginal sobre el rodeo total de Argentina, estimado en 52 millones de cabezas).
Nuestro fin es democratizar la inversión a través la tokenización de ganado
Cada animal representa un BitCow, tal como se bautizó a la criptomoneda en cuestión. La empresa funciona como un intermediario, que garantiza la conexión entre el inversor y el titular del activo en el mundo real. Por ello, requiere de acuerdos con productores agropecuarios, que se ejecutan a través de contratos inteligentes establecidos bajo tecnología Blockchain.
Por ahora, el servicio solo se encuentra disponible en Argentina, pero el plan de negocios incluye llegar pronto a otros países referentes de la ganadería, entre ellos Brasil, Uruguay, Australia y Nueva Zelanda. “En este tiempo de operaciones ya llegamos a las 10.000 personas que pasaron por nuestra plataforma”, completó Villagra.
La cotización de la criptomoneda se basa en un índice que contempla las mismas variables que incumben al mercado tradicional, desde el precio de la hacienda en pie hasta los costos de mantenimiento. Al momento de redactar este artículo, un BitCow valía 180.000 pesos argentinos (unos 1.750 dólares americanos, según la cotización oficial).
Cereales y oleaginosas cripto
Por su parte, Agrotoken se presenta como la primera plataforma de tokenización de agrocommodities. De momento tiene dos criptomonedas (SOYA y CORA, respaldadas en soja y maíz, respectivamente) y se encuentra próxima a lanzar una tercera, vinculada al trigo.
“Cada token representa una tonelada del mismo grano”, explicó Patricio Greco, COO de la compañía.
Al entregar su producción al acopio, los productores pueden optar por recibir SOYA (en el caso de quienes trabajen con la oleaginosa) en una billetera virtual, que será usada al momento de concretar una transacción con alguno de los comercios adheridos al sistema. Entre estos últimos se encuentran, por ejemplo, la fabricante de fertilizantes Rizobacter y la proveedora de combustibles Puma.
En la etapa actual, la participación en la plataforma está restringida a actores internos del agro: productores, acopiadores y proveedores. “A la fecha se han realizado transacciones por compras de vehículos, cargas de energía, semillas y prácticamente todos los servicios asociados al rubro”, afirmó Greco, quien detalló que ya acumulan unas 10.000 toneladas de granos tokenizadas- Y hay potencial de crecimiento: según proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, la campaña 2021/2022 podría alcanzar las 140 millones de toneladas de granos producidas en el país.
10.000
toneladas de granos fueron tokenizadas hasta la fecha por Agrotoken, la primera plataforma de agrocommodities
“En el campo argentino es muy habitual el concepto de canje de cereal. Cuesta verlo desde fuera, pero el productor muchas veces piensa sus insumos o compras en función de cierta cantidad de camiones de cereal. En el fondo, la moneda es el cereal. La tecnología permite perfeccionar eso”, reflexionó Lisandro Lapunzina desde Grupo América.
El valor de la criptomoneda está asociado a índices publicados por el grupo Matba Rofex, encargada de calcular y publicar índices financieros y agropecuarios. Los mismos siguen en tiempo real el precio de los granos del mercado de Rosario, principal plaza de operaciones de commodities de Argentina.
Al igual que BitCow, Agrotoken espera expandir sus fronteras en el corto plazo. Los planes incluyen no solo transponer los límites geográficos -Brasil y Estados Unidos son las primeras plazas apuntadas- sino también respecto del tipo de activos tokenizados: “Ya estamos hablando con varios actores estratégicos del sector de minerales y energía”, adelantó Greco.
Lo que viene en criptomonedas en Argentina
Además de estas dos iniciativas, en los últimos meses se reportaron otras criptomonedas, con menor impacto mediático, asociadas a la producción vitivinícola y azucarera.
Para Juan Pablo Aguado, CBO de Bitex -que se especializa en brindar servicios financieros que operan bajo tecnología Blockchain-, el fenómeno de las criptomonedas es solo la punta de lanza de lo que viene en el sector agropecuario. “Con el Blockchain se puede certificar la calidad de un alimento, a niveles extremos”, aseveró.
Esta nueva tecnología es una gran base de datos descentralizada, que dada su inalterabilidad, genera una major confianza entre todas las partes.
Empresas alimenticias están empezando a adoptar Blockchain en sus procesos productivos, para dar cuenta del origen de sus mercaderías. Su utilización va en aumento en función de los nuevos requisitos que podrían establecer países centrales ante el avance de la deforestación.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), entre 1990 y 2020, el mundo perdió 420 millones de hectáreas de bosques a causa de la expansión de la frontera agrícola. Como consecuencia de esta alarmante cifra, la Comisión Europea propuso recientemente un reglamento para exigir que algunos productos básicos sean libres de deforestación.
“El Blockchain es el vehículo que permitiría mostrar la trazabilidad de la producción”, indicó Diego Heinrich, fundador de Carnes Validadas, una plataforma tecnológica orientada a los actores de la cadena cárnica, que ya es utilizado por más de 200 productores ganaderos en Argentina. En 2022, el emprendimiento proyecta desembarcar en Uruguay, México, Bolivia y Paraguay.