Bolivia concluyó los estudios de pre factibilidad para integrar el proyecto del corredor ferroviario bioceánico que unirá Brasil y Perú conectando los océanos Pacífico y Atlántico. “Es una especie de Canal de Panamá en América del Sur”, comparó el ministro de Economía y Finanzas de Bolivia Luis Alberto Arce, al conversar con Diálogo Chino. “Eso nos dio una base para comenzar a preparar un análisis financiero de todo el corredor ferroviario, que tendrá una gran capacidad de transporte de carga, de personas y de movimiento económico”, destacó a Diálogo Chino el ministro de Planificación del Desarrollo de Bolivia René Orellana, quien reveló que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) había financiado los estudios, con un aporte de U$S 5 millones. El proyecto tendrá una extensión de 3.750 km y transportaría un volumen de carga de 10 millones de toneladas a partir de 2021, llegando a los 24 millones de toneladas a mediados de siglo. Se estima que la empresa costaría alrededor de U$S 14 mil millones y solamente del lado boliviano alcanzaría aproximadamente U$S 7 mil millones. Todo el emprendimiento sería patrocinado por inversiones chinas. “Estamos avanzando en forma consistente”, garantizó Orellana. El presidente de Bolivia Evo Morales ya mantuvo reuniones con la presidente de Brasil Dilma Rousseff, con el objetivo de discutir el tema. El último día 15 de abril fue celebrada una reunión entre bolivianos y brasileños. Asimismo, se han realizado encuentros técnicos con el Ministerio de Transporte de Perú y ambos países están elaborando un memorándum de entendimiento. En breve, los presidentes de Perú y Bolivia mantendrán una reunión para analizar los avances políticos, anunció Orellana. Además, Ernesto Samper, secretario de Unasur, también ha sido incorporado a las negociaciones para liderar el acuerdo político entre las tres naciones. Dicho megaproyecto está siendo encarado por los países como una solución de integración comercial que no beneficiará solamente a la región andina sino también a naciones como Paraguay y Brasil, que podrán conectarse de un lado del océano hacia el otro con costos y tiempos más bajos. Luego de haber sido cuestionadas con respecto a la sostenibilidad del proyecto, las autoridades bolivianas garantizaron que la idea es planear un esquema multimodal que articule hidrovías que recorrerán las cuencas del Plata y del Amazonas. “Incluiremos un sistema de transporte moderno con fuentes de energía renovables. Habrá un gran impacto en la economía, dinamizaremos las exportaciones de un lado al otro de la región. Necesitamos integrarnos a las cadenas globales de comercio y producción”, afirma Orellana. Explotar litio Según indicaron los ministros, los planes para la explotación de litio están bastante avanzados. La meta es transformar a Bolivia en un “gran player” del mercado de litio y sus derivados, tales como la fabricación de baterías de litio. Además del Salar de Uyuni, el mayor desierto de sal del mundo, situado cerca de los Andes, en los departamentos de Potosí y Oruro, también hay planes de explotar litio en el Salar de Coipasa, situado al oeste del territorio boliviano, cerca de la frontera con Chile. “Ya hicimos un convenio con los chinos para que evalúen la posibilidad de realizar una explotación económica de este pequeño Salar de Coipasa”, reveló Arce. Se firmaron contratos con la empresa china CITIC para la explotación de sales de litio y otros sales minerales en las cercanías de la ciudad de Coipasa, también con la firma china Linyi Gelon New Battery Materials Company para construir una planta de fabricación de baterías de litio y con CAMC Engineering CO para construir una central de extracción y refinería de cloruro de potasio. Para Bolivia, explotar litio significaría la posibilidad de diversificar su economía y de generar nuevas fuentes de divisas, saliendo de la dependencia del gas natural. La idea es también tratar de consolidar al país como productor agropecuario, pues el potasio, que se extraerá y separará del litio, sirve como fertilizante natural del suelo. El sueño boliviano es “convertirse en un país productor agropecuario a gran escala”, reveló Arce. Eso sin contar con la ventaja comparativa que posee el litio, debido a su alto precio en el mercado global, que ha subido un 300% en los últimos años, argumentó Orellana. “El litio es un recurso que se utiliza en la fabricación de productos de alta tecnología y automóviles eléctricos. Bolivia posee casi un 60% de las reservas mundiales de litio, es una potencia en este recurso”. El país espera exportar su producción hacia Argentina, para suplir la demanda del insumo en la fabricación de automóviles eléctricos. Experimentos iniciales han comprobado que es posible separar cloruro de potasio del carbonato de litio, a partir de tecnología fabricada totalmente en Bolivia. Actualmente la intención es expandirse para realizar dicha actividad a gran escala. Pero, para eso, Bolivia se encuentra “en busca de un socio” que pueda concretar la construcción de una planta de extracción de litio, producir la batería de litio y exportar, explicó Arce. Siderurgia en El Mutún El sueño de crear un polo siderúrgico en una de las reservas de hierro más grandes del mundo todavía sigue en pie, garantizan los ministros bolivianos. Ubicado en el departamento de Santa Cruz, en la frontera con Brasil, El Mutún almacena cerca de 40 mil millones de toneladas de mineral de hierro y debe salir del papel en los próximos años. Según anunció Arce, la meta del Ministerio de Minería es iniciar el proyecto de El Mutún todavía en 2016. Es la primera vez que Bolivia entra en la era de la siderurgia, festejó. “Nunca había habido siderurgia en el país, teníamos que importar todo el hierro y el acero. Ya firmamos un contrato con una empresa china y tenemos un cronograma para avanzar”, destacó al mencionar que el Eximbank ofreció un crédito de U$S 35 millones para concretar el proyecto siderúrgico. El potencial es enorme, afirmó, pero los bolivianos concederían solamente la mitad del yacimiento a los chinos, con la otra mitad “queremos producir con nuestras propias manos”, se enorgullece. El gobierno boliviano ya había anunciado un contrato de U$S 450 millones con la china SinoSteel para construir y administrar una usina de extracción y procesamiento de hierro en la mina. Se trata del segundo intento de invertir en siderurgia en El Mutún. En mayo de 2006, el gobierno boliviano firmó un contrato de U$S 2.100 millones con la empresa india Jindal que fracasó. Arce garantiza que esta vez el gobierno está lo suficientemente maduro para tener éxito. Según Orellana, se puede explotar hierro sin destruir el medio ambiente. El Mutún guarda una enorme riqueza natural, en 2001 fue reconocido como una Zona Húmeda de Importancia Internacional para la Convención de Ramsar (un tratado intergubernamental que establece marcos para acciones nacionales y cooperación entre países con la finalidad de conservar las áreas húmedas del mundo). Orellana habla de concretar un “punto de equilibrio” para compatibilizar la industrialización, el aprovechamiento de los recursos naturales y la preservación de los ecosistemas biológicos. “tendrá el menor impacto posible”, aseguró. “En el caso de El Mutún, al elaborar el documento de base de contratación (de la empresa) se tomaron medidas ambientales. Aquí la autoridad ambiental tiene un papel importante. Industrializaremos el hierro y produciremos acero, pero ciertamente el proyecto debe incorporar premisas ambientales de aprovechamiento de los recursos hídricos sin que eso impacte gravemente en las cadenas ecológicas”, explicó Orellana.