El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) se asociará con el nuevo prestamista de infraestructura, el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB o banco BRICS), ya que busca aprender de un modelo único en la financiación de desarrollo, afirmó Enrique García, presidente ejecutivo de la CAF en una entrevista a Diálogo Chino.
Recientemente, García llevó a cabo una “excelente” reunión con el presidente del NDB, K. V. Kanath, en Washington DC, en la cual acordaron cooperar en el desarrollo de la capacidad institucional del nuevo banco creado por Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica. La gestión de los riesgos sociales y ambientales también formó parte importante de la agenda.
“Esto debería ser un elemento muy importante,” sostuvo García, quien se encontraba dictando una conferencia en la London School of Economics and Political Science (LSE) durante la semana pasada. “Para hacer esto de una manera moderna y no como un obstáculo …es crucial para el desarrollo,” continuó.
El mes pasado, el NDB aprobó un primer grupo de préstamos para proyectos de energía renovable, decisión que generó el disgusto de grupos ecologistas, bajo el argumento que faltaba un marco de políticas destinadas a proteger los efectos contrarios y no deseados de la infraestructura que se está financiando.
Al ser consultado sobre la falta de personal permanente de NBD que diera respuesta a las preocupaciones públicas sobre los impactos ambientales de sus proyectos, García respondió: “El tema es que ellos están recién empezando. Todavía es temprano en el juego. Pero tengo una muy buena impresión de la gente y de su personal.”
Nueva estructura
CAF se estableció en 1970 y es dirigido por 17 países de América Latina, España y Portugal. Es único ya que todos los miembros actúan como donantes y receptores, característica que despertó el interés de NDB ya que intenta presentarse como una alternativa a los financiadores de desarrollo liderados por Estados Unidos, como es el caso del Banco Mundial.
CAF tampoco tiene un consejo residente, ya que es dirigido por las finanzas de los países miembros de la unión o ministros de planificación. Aunque diferentes en su estructura, el directorio del banco realiza funciones similares a las de los directores permanentes del Banco Mundial o el Banco Asiático de Desarrollo (ADB).
Independientemente de esto, García considera que puede apoyar al desarrollo sostenible de dos maneras. La primera es la de garantizar la calidad de los proyectos. La segunda, para financiar directamente las iniciativas que tienen sostenibilidad como su justificación de sostén, tales como los proyectos de energía limpia.
Mejor calidad del comercio
A pesar de la desaceleración de la demanda china de materias primas de América Latina, que representa el grueso de los ingresos de exportación en países como Brasil, Argentina y Venezuela, todavía existe una solución a los problemas económicos actuales de la región, afirma García. Para que esto suceda, la naturaleza del comercio y la inversión debe cambiar.
En primer lugar, China debe diversificar sus inversiones al exterior en las relacionadas con la exportación de commodities que necesita para alimentar su crecimiento.
En segundo lugar, China debe desistir de llevar “barcos cargados” de empleados a América Latina para trabajar en los proyectos que apoya, ya que al hacerlo genera tensiones a nivel local y no puede crear nuevos prestatarios – uno de los principales objetivos de la inversión.
En su nuevo rol, los inversores extranjeros de las instituciones financieras chinas deben ser desde ahora más sensibles a las necesidades de desarrollo de los países receptores, tales como los de América Latina. Esto también significa compartir las lecciones aprendidas de su propia industrialización.
Apuntando al notable crecimiento de los sectores de tecnología e innovación en China, García dijo: “Lo que le decimos a nuestros amigos chinos es: ‘¿por qué no traer algunas inversiones a estas zonas con esta misma calidad?”
