Dos bancos chinos ahora proveen tal nivel de financiación de desarrollo internacional como el de la combinación de los seis mayores prestamistas multilaterales, pero están enormemente expuestos a riesgos políticos, sociales y medioambientales, según sostiene una nueva investigación.
Casi duplicando la base del capital global disponible para proyectos de desarrollo, China le ha permitido a los países en desarrollo con menos recursos acceder a la financiación internacional para cubrir las necesidades de infraestructura y el déficit de energía, de acuerdo con un estudio realizado por la Iniciativa de la Gestión Económica y de Gobierno de la Universidad de Boston y de la Academia China de Ciencias Sociales.
“Tal incremento escalonado llega justo a tiempo”, dice el documento, señalando que los Banco Multilaterales de Desarrollo de Occidente (BMD) parecen haberse estancado en la expansión de sus carteras.
El Banco de Desarrollo de China y el Banco de Exportación e Importación de China (CHEXIM) prestaron juntos unos US $ 684 millones entre 2007 y finales de 2014. Mientras que a los otros seis mayores prestamistas, que incluyen al Banco Mundial, el Banco Japonés dirigido por el Banco Asiático de Desarrollo y el Banco Interamericano de Desarrollo, se les debe US $ 700 mil millones. Durante el mismo período, los bancos chinos incrementaron su política en relación a las finanzas vinculadas a la energía de los gobiernos nacionales por unos US $ 117 millones de dólares, representando el doble de aumento doble en la cantidad total.
Sin embargo, a pesar de las impresionantes cifras, la cartera de préstamos de China está sujeta a riesgos considerables. Con el 66% de la financiación relacionada con la energía concentrada en la electricidad de carbón, los costos asociados a estos préstamos, conocidos como externalidades, son una preocupación real.
“Usando estimaciones conservadoras sobre los costos climáticos y en la salud de la población local ante las emisiones de las plantas de carbón, se calcula que los costos sociales anuales [los costos de salud ante el aumento de la contaminación, además de los costos asociados a los conflictos sociales] de las plantas eléctricas de carbón chinas en el extranjero asciende a los US $ 29,7 millones de dólares”, aseguran dicen los autores del informe.
Además, la capacidad de los países para saldar su deuda a China – que a menudo se paga con materias primas como el carbón y el petróleo – se ve amenazada por la fluctuación de los precios de mercado.
Con el fin de reducir las emisiones y disminuir el riesgo, China debe diversificar su cartera de inversiones hacia proyectos de energía más limpia, según establece el informe. Al hacerlo, también ayudaría a traer inversiones extranjeras a China en línea con los objetivos internacionales de desarrollo sostenible.
Riesgos
Mientras que China ha dado créditos a los prestatarios que enfrentan dificultades para acceder a la financiación en otras partes, este es un factor que ha aumentado drásticamente su exposición a las crisis económicas en los países receptores, afectando su capacidad para pagar los préstamos.
Venezuela, con un presidente en problemas como Nicolás Maduro quien anunció recientemente el estado de emergencia por 60 días, se encuentra actualmente en deuda con China por una suma de US $ 65 mil millones. El gobierno venezolano anunció recientemente que había negociado mejores condiciones de reembolso con China, dijo que la acción “dio oxígeno” a una economía dependiente del petróleo y asfixiada por la caída de los precios mundiales.
Un número de otros países a los que China le ha dado préstamos de manera significativa para proyectos de energía son considerados de alto riesgo por la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE). Etiopía, Nigeria, Sudán, Pakistán y Bosnia-Herzegovina todos se posicionan junto a Venezuela como los destinos de mayor riesgo para las inversiones energéticas de China.
Argentina también se encuentra en este grupo, pero la elección de presidente pro-mercado, Mauricio Macri, ha llevado a una disminución de la calificación de riesgo país por otros organismos.
Sólo un poco menos riesgoso es Ecuador, que dejó de pagar su deuda soberana en 2008 y desde entonces ha pedido prestado más de US $ 8 millones de dólares a los bancos chinos para proyectos de energía.
Además del riesgo de no pagar las deudas, las consecuencias de la exacerbación del cambio climático por el aumento de las emisiones de carbono, son incalculables. El estudio estima que las plantas eléctricas de carbón incluidas en la cartera de inversiones de China en ultramar emiten 594 millones de toneladas métricas de CO2 al año, lo que equivale al 11% de las emisiones totales anuales de los Estados Unidos y el 6% de las de China.
Por otra parte, la financiación china de carbón en el extranjero está cada vez más fuera de sintonía con sus políticas nacionales ante la caída del consumo interno durante dos años consecutivos, de acuerdo con la Oficina Nacional Estadística de China.
Los expertos predicen que China reducirá su actual exceso de oferta de carbón por alrededor de mil millones de toneladas este año para intentar disminuir las emisiones de CO2 en línea con los compromisos adquiridos en el marco del Acuerdo de París.
Los ambientalistas dijeron recientemente a chinadialogue que la actitud de intentar frenar el carbón en su país pero al mismo tiempo promoverlo en el extranjero es “hipócrita”.
Energías renovables
China dedica el 28% de su financiación total de energía a la energía renovable, mientras que el BMD asigna un promedio del 88%. Sin embargo, estas cifras incluyen proyectos de energía hidroeléctrica, que tienen importantes consecuencias ambientales.
Apenas el 1% de la financiación del desarrollo de China se destina a las energías renovables no hidráulicas. Los BMD invierten el 27%.
Teniendo en cuenta la alta proporción de inversiones en carbón y en la energía hidroeléctrica, cambiar las inversiones a tecnologías más limpias representa un gran desafío para las políticas de los grandes bancos de China y 13 nuevos fondos de desarrollo regional.
Sin embargo, el surgimiento de China como el actor principal en la financiación internacional para el desarrollo y dentro de los nuevos bancos de desarrollo multilateral, significa que tiene una “posición única” para dirigir la transición hacia una economía más baja en carbono.
“Esta financiación es muy bienvenida y no podía llegar en un mejor momento”, dice el informe.