El Banco Asiático de Inversión para Infraestructura (BAAI) presentó su conjunto inicial de proyectos en su primera reunión anual en Pekín en junio: aprobó inversiones por un total de 509 millones de USD (3400 millones de yuanes) y con ello ofreció un importante criterio para evaluar sus primeros seis meses de funcionamiento.
El BAII ha estado tomando forma rápidamente desde que el presidente de China, Xi Jinping, y el primer ministro, Li Keqiang, anunciaron su creación hace menos de tres años. Su misión, dijeron, es «promover la interconectividad y la integración económica en la región».
Para fines de 2014, 22 países asiáticos se habían inscripto en el proyecto y en junio de este año, 50 países aceptaron los términos de la membresía en una ceremonia realizada en el Gran Salón del Pueblo, en Pekín. China es el mayor accionista del banco, con una participación de casi el 21 %.
Temores por influencias
El BAII fue recibido con alarma por Estados Unidos y Japón, que no se han sumado a la iniciativa. La decisión de China de lanzar un nuevo banco multilateral de desarrollo generó temores de que esté buscando desplazar al Banco Mundial, o (a la inversa) servir estrechamente a los intereses de China en Asia, especialmente para la red de infraestructura de la Nueva Ruta de la Seda, diseñada alrededor de sus propias necesidades comerciales.
Los activistas medioambientales también se preocuparon por los impactos ambientales y sociales de los proyectos del BAII y sobre cuál será el nivel de aplicación de las mejores prácticas internacionales, que tanto costó conseguir y que eventualmente fueron aplicadas por el Banco Mundial, en los proyectos del BAII.
¿Qué podemos deducir entonces de sus primeros meses de funcionamiento y qué nos dice la primera ronda de proyectos aprobados?
Aprender de los demás
Todos los proyectos iniciales del banco están en Asia (ver el diagrama) y han acordado diseminar 165 millones de dólares (1100 millones de yuanes) para actualizar la red eléctrica en Bangladés y proyectos de autopistas en Asia Central; 100 millones de USD para autopistas paquistaníes; y 27,5 millones para actualizar la ruta que vincula la capital de Tayikistán, Dusambé, con el vecino Uzbekistán. El mayor de los créditos fue por 216 millones de USD para la renovación de viviendas tugurizadas en Indonesia.
El BAII es el único inversor en el proyecto de Bangladés. Pero los tres créditos restantes reflejan el compromiso del BAII para «cooperar con los bancos multilaterales de desarrollo existentes» y cuentan con financiamiento conjunto, ya sea del Banco Asiático de Desarrollo, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo y el Banco Mundial.
Los activistas medioambientales de China han dado una cauta bienvenida al enfoque del BAII, aunque las ONG internacionales son más críticas.
Bai Yunwen, investigador de la ONG Greenovation:Hub, con sede en Pekín, afirmó que el enfoque de la asociación muestra que el BAII está siendo cuidadoso para minimizar el impacto ambiental de sus inversiones y obtendrá experiencia más rápidamente si trabaja con otros bancos multilaterales y aprende de ellos.
Vigilancia
«Algo es seguro: el BAII está decidido a evitar daños derivados de errores en sus primeros proyectos», dijo Shouqing Zhu, asociado sénior de finanzas sostenibles del Instituto de Recursos Mundiales de China, a chinadialogue.
En sus propias palabras, el AIIB ha prometido ser «ágil, limpio y verde».
Los proyectos conjuntos del BAII aplican las normas sobre impactos ambientales y cuestiones sociales, como prácticas laborales, formuladas por los bancos asociados en vez de recurrir a sus propias políticas nóveles.
Sin embargo, las credenciales ambientales del proyecto energético de Bangladés serán seguidas de cerca.
«Si los impactos ambientales y sociales de este proyecto [en Bangladés] no son gestionados adecuadamente, es posible que veamos revisiones adicionales al marco ambiental y social del BAII», dijo Bai.
Ambición global
El presidente del BAII, Jin Liqun, informó en la reunión anual que espera que el banco acepte a otros 24 postulantes en 2017, entre los que se incluyen países latinoamericanos. La inclusión de nuevos miembros hará que el BAII sea más representativo, afirmó Liqun, ya que hasta ahora Brasil es el único miembro en la región. Según el Financial Times, Chile, Colombia y Venezuela buscarán postularse antes de la fecha de cierre pautada para el 30 de septiembre.
Margaret Myers, que registra la inversión china en América Latina para Inter-American Dialogue, comentó que sería importante que el BAII apoye proyectos en Latinoamérica y otras regiones en desarrollo si desea ser considerado un prestamista mundial.
Además, dijo Myers, los países latinoamericanos fortalecerán sus vínculos diplomáticos con China al unirse al BAII y eso podría ayudar a atraer más fondos a la región.
Jin predijo que el BAII pronto tendrá más miembros que el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), liderado por Japón. Durante la Asamblea Anual de Nuevos Campeones del Foro Económico Mundial que tuvo lugar en la ciudad china de Tianjin del 26 al 28 de junio, sostuvo que el BAII podría llegar a los 90 miembros a principios de 2017, sobrepasando así los 67 del BAD.
El presidente del banco dijo que como institución internacional, el BAII no puede confinar sus inversiones a Asia, sino que mantendrá un equilibrio adecuado al elegir los proyectos.
El presidente del BAII también confirmó que el banco apoyará a países ajenos a la región del «cinturón y el camino» (este es otro nombre que recibe la nueva ruta de la seda debido a sus dos partes: a través de Asia, por tierra, y a lo largo de las rutas marítimas del sudeste asiático).
El profesor de economía de la Universidad de Tsinghua Li Daokui informó, durante la reunión del Foro Económico Mundial, que en el corto plazo hay motivos económicos muy reales para centrarse en la región del cinturón y el camino, y que en largo plazo la meta final será que esta región se convierta en un bloque económico.
Optimista
Una característica sorprendente de la primera reunión anual del BAII fue la bienvenida que se dio a la participación de las ONG, especialmente a la vista de sus críticas y demandas de transparencia. No es frecuente que las principales instituciones chinas inviten a las ONG a sus reuniones anuales.
Yu Xiaogang, director de Green Watershed, destacó como un avance positivo que casi todas las ONG que solicitaron asistir hayan podido hacerlo.
Sin embargo, sólo se les permitió hablar brevemente y dispusieron de un tiempo para preguntas limitado, si se lo compara con el que les asignan en las reuniones anuales del Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo.
Jin dijo al foro «Davos de Verano» en Dalian, en el norte de China, que los proyectos deben cumplir tres criterios: sostenibilidad financiera, protección ambiental y amplia aceptación del público.
Pero algunas ONG internacionales dicen que el banco aún no es lo suficientemente abierto sobre los criterios que emplea para otorgar los créditos.
Señalan que las normas son laxas cuando se trata de la difusión y transparencia del Marco de Salvaguardas Medioambientales y Sociales del banco. Sin embargo, el problema de cómo evitar los riesgos ambientales y sociales no fue tratado en el encuentro.
Para evaluar mejor la eficacia del marco del BAII, Greenpeace aplicó estos criterios a cuatro proyectos financiados por el Banco de Desarrollo de China, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, el Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional, todos los cuales causaron daños ambientales. Se trató de una mina de carbón en Indonesia, una central de energía termoeléctrica en Sudáfrica y plantas de generación hidroeléctrica y a carbón en la India.
Las evaluaciones se centraron en tres criterios: si el BAII hubiese invertido o no en estos proyectos (en un escenario teórico en que hubiera sido el principal inversor), si hubiera podido evitar daños ambientales en caso de implementar la inversión, y los impactos ambientales y sociales de estos proyectos hubieran sido menores.
Greenpeace determinó que el banco no hubiera sido capaz de evitar esas inversiones, ni llevar adelante otros proyectos potencialmente perjudiciales para el medio ambiente.
Mucho depende de que las alianzas del BAII con otros bancos de desarrollo se usen para desarrollar normas más sólidas, dijo Calvin Quek, Jefe del Programa de Finanzas Sostenibles Greenpeace Asia Oriental.
Como China será anfitrión del G20 el mes que viene en Hangzhou y debido al papel de ese país como principal destino del financiamiento captado a través de los bonos verdes, ese impulso puede tornarse irresistible en los próximos seis meses, pero los críticos afirman que también quieren ver más transparencia.
Este artículo fue publicado originalmente por chinadialogue