Posee un postdoctorado en la universidad norteamericana John Hopkins University y es especialista en las relaciones entre China y América Latina y Estados Unidos, Benjamín Creutzfeldt piensa que además para no estar listo, China no quiere tomar el lugar de los Estados Unidos en América Latina.
En una entrevista con diálogo Chino, Creutzfeldt dice que a China no se la puede acusar de robar el trabajo de los norteamericanos, tal como lo dice el Presidente Donald Trump. Afirma que los puestos de trabajo están en China porque los países desarrollados aprovecharon la falta de control social, ambiental y los bajos salarios que se les paga a los chinos para tercerizar su producción.
Diálogo Chino (DC): ¿Como está aprovechando China la retirada de Estados Unidos de América Latina?
Benjamín Creutzfeldt (BC): China todavía sigue siendo una novedad para todos nosotros. La observaremos en perspectiva: por ahora, es sólo un inversor pequeño en comparación con los países europeos, con Estados Unidos e incluso con los países latinoamericanos entre sí. No creo que China simplemente tome el espacio de alguien. Hace años, con las visitas que los líderes políticos chinos importantes realizan todos los años a países de América Latina, China se está convirtiendo en importante. Pero, la misma China no está preparada para asumir el lugar de Estados Unidos. Por supuesto que cambia un poco. Para algunos países, China pasa a ser un modelo orientativo, pero no creo que China quiera o pueda reemplazar o liderar como lo hizo y hace Estados Unidos, que sigue siendo la fuerza militar y económica más importante de la región.
DC: Trump dice que Estados Unidos perdió 60.000 fábricas desde que China se unió a la Organización Mundial del Comercio. Sin embargo, un estudio de Oxford Economics dice que la inversión y el comercio chino sostuvieron 2,6 millones de trabajos en Estados Unidos en 2015 ¿Cuál es la realidad de esta relación?
BC: No estoy seguro de que esas cifras sean exactas. Pero es cierto que, desde los años ochenta, los países desarrollados como Estados Unidos y Europa han tercerizado su producción: aprovecharon los limitados controles sociales y ambientales y, obviamente, los salarios muchos más bajos de China para tercerizar. La gente culpa a China de haberles robado el trabajo cuando, en realidad, son las empresas multinacionales las que utilizaron esa tendencia para beneficio de los consumidores y los mercados domésticos de los países desarrollados. Es cierto que hay miles de puestos de trabajo en China, pero no fueron robados y eso tampoco es injusto. Eso forma parte de la naturaleza de la globalización, que no se puede frenar.
DC: Para Latinoamérica, ¿cuáles son los costos y beneficios de tener a China como su principal aliado comercial?
BC: El surgimiento de una nueva dependencia. Es un hecho que China ya es el primer o segundo socio comercial de todos los países de América Latina y el Caribe. Además, China influye en lo que se puede exportar, no sólo en los precios sino en los productos que se pueden exportar y, por lo tanto, producir en cada uno de estos países. Entonces China es muy importante. Actualmente, puede ser un peligro o representar una oportunidad. Eso depende de cada país. En Perú, por ejemplo, la presencia de China se utilizó en una forma muy positiva. El país exporta productos agrícolas y pronto exportará otros tipos de productos, impulsando la agricultura del Perú. En Ecuador, los préstamos chinos se utilizaron para construir infraestructura y centros científicos, aunque no todo sea positivo por allá. Pero eso depende de la manera en que los gobiernos de América Latina han sabido aprovechar y utilizar la relación comercial. En otros países, sin embargo, no es así. China está haciendo lo que es ventajoso para ella. Entonces surgen preocupaciones. La clave es que el gobierno y la comunidad empresarial sepan aprovechar las oportunidades.
DC: El año pasado Estados Unidos y China ratificaron su compromiso con el Acuerdo de París. Trump afirmó que no cree en la política ambiental. ¿China debe tomar la iniciativa en esta área?
BC: En ese sentido, China es bastante independiente. Hoy en día, al producir paneles solares, se ha convertido en el principal productor de energía renovable. Para China se trata de una gran oportunidad. No tan exitosa como lo es para California, pero si China no tiene un mercado para los automóviles eléctricos, el mundo no lo tendrá. China es un consumidor tan gigantesco y tiene sus propios problemas de contaminación que muchas de estas cuestiones, como la COP21, son prioridad, inclusive más que para otros países. No sé si ejercerá el liderazgo porque carece de transparencia, capacidad para dirigir, especialmente a los países europeos más escépticos. Pero China sí puede liderar una oportunidad de negocios en innovación. Y el que pierde en forma unilateral en ese caso es Estados Unidos.